Son los pájaros más cercanos a Dios,
y también, los que acompañan durante el trayecto silencioso del profundo
pasillo hasta la grandiosa Capilla Sixtina al futuro Papa.
Reconozco que dicha “Capilla” es una obra monumental
del genial Michelangelo Buonarroti, aunque después de la gran impresión que me
causó dicha obra considerada como su mayor logro en pintura, no lo fue menos
descubrir por sorpresa en el pasillo de salida, esta peculiar colección de
óleos de aves (de inferior calidad, por supuesto) pintados en las puertas de
una larga fila de armarios. Me gustó naturalmente, -no podía ser de otra manera
debido al lugar presente de su distribución-, contemplar todos los ejemplares
expuestos por ser muy conocidos.
Martín pescador (Alcedo atthis)
Treparriscos (Tichodroma muraria)
Macho de gorrión común (Passer domesticus) hostigado
por un jilguero (Carduelis carduelis)
Alcaudón común (Lanius senator) sobre avión
roquero
Pero, dejando al margen la
interesante exposición de aves, hay dos secuencias protagonizadas por el alcaudón
común que llamaron toda mi atención. Son dos escenas de caza programada gracias
al arte de la cetrería. En la caprichosa corte francesa, cuna de las costumbres
más refinadas, el rey y su séquito ejercitaban sus habilidades cetreras con
alcaudones amaestrados, a los que lanzaban contra los gorriones del jardín o, en
el interior de grandes salas donde soltaban víctimas propicias o disponibles para
ser capturadas violentamente por alcaudones reales o por alcaudones comunes. Cuando
el lance se desarrollaba en interiores se denominaba “Cetrería de salón”; los
asistentes se deleitaban con la destreza
del cetrero y la saña del alcaudón.
Alcaudón común (Lanius senator) acosando a un
avión común (Delichon urbica)
Estas aves tienen la costumbre de
pinchar sus presas en todo tipo de espinos o elementos punzantes apropiados que
utilizan como despensas. No sólo las hacen en época de cría, sino a lo largo de
todo el año.
Los cetreros en esta modalidad de
caza con alcaudón coinciden en afirmar que estas aves “siempre tienen hambre” y
parece que su voracidad es una norma instintiva cuya finalidad es complementar
sus despensas para guardar alimento en caso de carencia. Dicen además, que
hacen gala de una agresividad impresionante, yendo a la presa directamente con
el pico, utilizando las patas para apoyarse y equilibrarse, nunca en las
capturas.
Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
Abejaruco común (Merops apiaster)
Abubilla (Upupa epops)
Hembra de pito real (Picus viridis)
Avión común (Delichón urbica) grupo en vuelo
Codornices (Coturnix coturnix)
Abejaruco papirrojo (Merops supercillosus) y
abejaruco común.
Trepador azul (Sitta europaea)
Estornino rosado (Sturnus roseus)
Vuela pero no es un ave: gran pavón (Saturnia
pyri)