sábado, 6 de agosto de 2011
Esta especie de gaviota no tiene nada de idiota
La gaviota patiamarilla (Larus cachinnans) ha sido considerada hasta hace poco como (Larus argentatus) de la que difiere por la coloración amarilla de sus patas en lugar de rosadas, la mácula roja de la mandíbula inferior que es algo mayor y el pico en conjunto mas coloreado; además del anillo orbital rojo que destaca la intensidad de su iris pálido (Glutz y Bauer 1982).
Necesitaría mucho tiempo para redactar todo el potencial turístico de Roma, una de las ciudades más maravillosas del mundo, no me cabe la menor duda. Por ello me centraré en el esplendor mágico de estas aves que dan vida a esta ciudad esculpida por maestros del cincel. Sobre el arte escultórico romano del puente más bello de esta ciudad, el de Sant´Angelo sobre el río Tevere, se hallan las gaviotas patiamarillas (Larus cachinnans), talladas morfológicamente para faenar en el mar gracias a la adecuación evolutiva de su morfología; y en oportunistas, debido al bochornoso despilfarro alimenticio humano.
Es una gaviota bastante inteligente cuya población despuntó en los años sesenta, duplicándose y triplicándose su población gracias a la explotación trófica de los vertederos y descartes pesqueros, favoreciéndole por supuesto, una menor presión humana sobre sus colonias. Destaca su predilección por los crustáceos y los moluscos sin desdeñar todo tipo de carroñas; huevos de otras aves, sus pollos e, invertebrados.
Son aves muy arraigadas a la costa y de cría colonial, y también, colonizadora del interior. La estructura del nido consiste en un pequeño acumulo de algas o hierbas secas recolectadas por la playa. Anidan en comunidad y la pequeña parcela regentada por cada pareja es defendida con inquina ante sus congéneres y cualquier intruso, incluido el hombre. Finalizada la incubación generalmente de los dos o tres huevos de que consta la puesta, nacen los pollos “muy vivos” que abandonarán el nido inmediatamente (nidífugos).
El vuelo de las gaviotas les permite recorrer enormes distancias al ser rápido y sostenido. Hay especies merced a esa capacidad de desplazamiento que emprenden notables migraciones. Otra interesante adaptación es la de descansar sobre el agua con frecuencia, aunque no sean grandes nadadoras. La considerable acumulación de aire en su plumaje largo y grasiento les hace flotar en exceso y, por consiguiente, ofrecer mayor resistencia al viento. Sus patas poseen dedos con membranas interdigitales para desplazarse pero, no tienen la fuerza de otras aves más especializadas y nadadoras como las anátidas, que añaden a su equipo una línea menor de flotación y una silueta hidrodinámica más apta para el medio acuático.
Esta imagen es idéntica en todas las ciudades del mundo. Siempre hay personas generosas que ayudan a los gatos con comida suplementaria, al margen de las criticas de unos pocos. Las gaviotas, también entienden el mensaje de la ocasión, pero, el gato no se deja intimidar y defiende su puesto, las aves esperan. Sobre la ruinosa tapia del fondo aguarda por turno jerárquico, la también abundante corneja cenicienta (Corvus corone cornix). Esta foto me recordó a cuatro incondicionales amantes de estos felinos: Abedugu, Clariana , Mamen y Teca.
Hay personas que no soportan la presencia de gaviotas ni de palomas en las ciudades, sobre todo, por lo que ensucian.
Ejemplar joven del año. La opulencia del ser humano, el éxito oportunista de esta gaviota.
“Nikolaas Tinbergen etólogo holandés, fue pionero en el estudio del comportamiento animal junto a los biólogos Konrad Lorenz y Karl von Frisch, con quienes compartió el premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1973, por sus descubrimientos sobre la organización y las respuestas del comportamiento instintivo, tanto desde el punto de vista individual como social.”
Tinbergen, dedicó un profundo estudio a las gaviotas, poniendo de relieve el efecto dinamizador en un animal al desarrollar sus instintos; es decir, el comportamiento innato puede ser el resultado de un proceso adaptativo seleccionado a lo largo de la evolución.
Mientras filmaba a esta gaviota joven de segundo año, pasé largo rato deleitándome con su atrayente mirada, sus palmeados dedos y todo el conjunto físico de esta ave tan espléndida. Tras largo rato contemplándola me miró fijamente y comenzó mientras alzaba la cabeza, un recital estridente de griterío desbordante…
Después me ofreció una cortés reverencia… (Me llegó al corazón...)
Finalmente, el éxtasis culminó mediante un audible trompeteo que se expandió por toda la ciudad y que parecía contagiar a sus congéneres más cercanos. Así terminó su presentación. Tinbergen denomina a esta pauta de significado tan especial “llamada larga” utilizada por las gaviotas con carácter amigable.
Consolidado nuestro lazo de amistad con su aprobación, comenzó un acercamiento más íntimo.
Todo se desarrolló en lo alto del monumento a Vittorio Emanuele II, inaurgurado en 1911 y construido por Giuseppe Sacconi.
Ella comenzó a picotearme y… ¡bueno! Ya está bien ¿no? Creo que ya es suficiente…
Ahí acabó todo...
martes, 26 de julio de 2011
Mirada de lince
La emoción incontenible me acompañó durante toda la semana. Había muchas posibilidades de ver con garantía la presencia del gran gato manchado y, no daba crédito a la llegada próxima del día señalado de salida. Ansiedad, mucha ansiedad.
Admito que, una vez alcanzado el hábitat idóneo del lince ibérico en la Sierra de Andujar, había una frase del mítico Félix que se repetía con insistencia en mi mente: -“amanece, en cualquier agreste serranía de la mitad sur de la península ibérica”- era, el comienzo extraído del capitulo de El Hombre y La Tierra, con el título de “El último lince”.
Mientras, mi mirada buscaba afanosamente la silueta descompuesta por el tachonado y mimético pelaje del lince entre la espesura vegetal. Pero, la mayor posibilidad de acierto en el hallazgo de la revoltosa nutria nadando por el remanso del río, me despistó completamente. Pasadas las seis y media de la mañana, Fernando, que había sugerido la visita a éste apropiado terreno de linces, vino de su expedición como alma que lleva el diablo; no era para menos, había localizado al mamífero de entre los más amenazados del planeta, el motivo clave de nuestro ansiado viaje. Cogimos todos los aperos de fotografía, y con sigilo, acudimos a su encuentro. Entre encinas, lentiscos, jaras y otros ejemplares conformadores de la apretada vegetación Mediterránea, lo hallamos descansando apaciblemente sobre un pulido bloque rocoso tapizado de líquenes. Descansaba como todos los días entre las primeras luces del alba, seguramente, motivado por la ajetreada actividad nocturna. Los nervios ante tan soberbia criatura hacían de mí un manojo de incapacidades, no acertaba a casi nada, y milagrosamente, pude captar entre las entrecruzadas ramas la imagen de este impactante felino tan escaso en nuestro país y, único en el mundo.
Esta vez, no ocurriría como en El Valle de Ordesa, que perdí la oportunidad de contemplar a las cabras pirenaicas antes de extinguirse. Deseo como todos vosotros, por supuesto, que este portentoso felino no se extinga jamás, pero, no tengo la suficiente confianza. Ojala tengáis todos de manera organizada y prudente, la ocasión de ver a este espectacular mamífero carnívoro tan exclusivo del sur peninsular. No dudo que después de observarle, seguramente, os contagiéis de esa imperiosa necesidad de protegerle, precisamente y más aún, por haber conectado con él de manera tan directa.
Este fin de semana tan especial para mí, quedará marcado de por vida gracias a tan preciada observación.
Dormitando y expectante por los posibles peligros; así pasa los días el lince ibérico en sus descansos rutinarios.
“Si uno no supiera que la belleza del los animales es funcional, es decir, que el color de la piel, el brillo y transparencia de los ojos, la forma armónica del cuerpo, constituyen perfectas adaptaciones a determinadas funciones, pensaría que el lince ha sido tallado y coloreado, ex profeso, para impresionar a quienes lo contemplan.”
Félix Rodríguez de la Fuente
jueves, 7 de julio de 2011
Un tiempo que no volverá: por Alejandro Lucea
Foto: Wikipedia
Expongo a continuación, un acertadísimo artículo del mes pasado escrito en el diario “Heraldo de Aragón” por Alejandro Lucea, redactor jefe de deportes de dicho periódico.
Reconozco después de leerlo que, la primera persona que me vino a la memoria por su gran dedicación a la parte romántica de la montaña fue Javier Barbadillo, que nos deleita hábilmente con curiosidades de todo tipo acaecidas en los montes de su blog “El Último Rincón”. A diferencia de los protagonistas del artículo, él, nos pone al alcance y sin ánimo de lucro toda la riqueza natural existente en nuestras montañas.
“El pasado 21 de mayo Carlos Pauner coronaba el Lhotse y sumaba su undécimo ochomil; mientras que Javier Pérez conquistaba el primero. Lo que había sido simplemente una hazaña deportiva, se convirtió en el descenso y en los días siguientes en un circo. Cruce de acusaciones entre montañeros y médicos, polémicas entre los primeros, siendo la más espectacular la mantenida entre Juanito Oiarzabal y Edurne Pasaban, la primera mujer que culminó la carrera de los catorce ochomiles. Todo esto en torno al descenso del Lhotse, que obligó al rescate de Lolo González y fue agotador para los demás en especial para Oiarzabal.
Carlos Pauner tuvo mucho interés en aclarar que hizo tanto la ascensión como el descenso sin utilizar oxígeno y esto, que pudiera parecer un tema menor, para él no lo es, porque su reto es hacer las catorce cimas sin oxígeno. Hay que entender que el gran montañismo de hoy no solo es deporte, sino que también tiene un fuerte componente económico y comercial.
Polémicas como las citadas eran algo inusual, aunque también las hubo, en el alpinismo de hace unas décadas, pero son cada vez más frecuentes en el actual, porque han variado muchas cosas.
De las primeras expediciones fuera de España de los socios de Montañeros de Aragón al último éxito de Pauner, el cambio ha sido brutal. De la cuerda de cáñamo al sofisticado material que se emplea hoy va un abismo. Lo mismo ha sucedido con los sistemas de entrenamiento, con la preparación física y con el apoyo médico, que son fundamentales en el alpinismo moderno. Las montañas siempre son las mismas; pero el tiempo ha transformado todo lo demás. Hoy las expediciones se pueden seguir en tiempo real. Las conexiones vía satélite permiten que imágenes y textos lleguen inmediatamente y cada vez más periodistas se instalan en los campos base.
El tema eterno de la fatal atracción de los ochomiles ha inspirado muchas historias. Cuando hace un cuarto de siglo Reinhold Messner fue el primer ser humano en completar los catorce, su hazaña tuvo un contenido mucho más personal e íntimo. Era tiempos en los que el romanticismo impregnaba la actividad montañera. Hoy las expediciones cuentan con todos los avances tecnológicos, con un seguimiento excepcional de los medios de comunicación, con desplazamientos en helicóptero, con una alta profesionalización, con mucho dinero y prestigio en juego. En torno al gran alpinismo giran intereses económicos, deportivos, mediáticos e, incluso, políticos.
No importa que los catorce ochomiles sean un mito, porque esa extraña competición sin dorsales que inició Messner se ha popularizado hasta límites antaño impensables. Hay más de treinta y cinco cimas que superan los ocho kilómetros de altura. Están todas en Asia. El criterio para designar los catorce se estableció en la conferencia sobre el Himalaya organizada en 1983 en Munich. Se decidió entonces contar con macizos montañosos independientes, sin las numerosas cimas secundarias.
Quedan, aún, casos de romanticismo, como el del mallorquín Tolo Calafat, que perdió la batalla por la vida en el Annapurna. Su llamada desesperada -"¡sacadme de aquí, hacedlo por mis hijos!",-, su muerte solitaria, su lucha imposible contra el destino es de las que dejan huella; aunque muchos nos preguntásemos entonces qué hacía ahí un padre de familia con un hijo de un año y otro de ocho, cuyo trabajo no estaba relacionado con la alta montaña.
Ha aparecido y se ha extendido el profesionalismo. Deportistas que han hecho de su ejercicio montañero una profesión lo han convertido en más competitivo. Alberto Iñurrategui, el alpinista más joven que coronó los catorce ochomiles, decía que
Hubo otros tiempos en los que el montañismo era más romántico, los medios muy inferiores y estaba en manos de magníficos aficionados, que tenían que compaginar su deporte con del trabajo. Hay quienes sienten nostalgia de esa época que no volverá y no entienden polémicas como las que se generaron en el Lhotse. Posiblemente, porque creen que manchan el espíritu puro que una vez tuvo”.
domingo, 26 de junio de 2011
Naturaleza para compartir...
Después de cada amanecer es un gran momento para conocer otros blogs.
Cualquier blog impregnado de ilusión está colmado de vivencias personales y tejido con humildad, por eso, no es mejor ni peor que los demás es, sencillamente, único y exclusivo. Un blog es sin duda, el diario personal de quien lo vive intensamente, contagiando emoción y frescura, ofrendado con sinceridad para seducir a un público determinado. Detrás de un blog hay una persona capaz de despertar al lector mayor o menor simpatía. En un blog se puede exponer un excelente trabajo, sin embargo, detrás de él su autor, puede ilusionarte o no. Pero creo que la verdadera esencia de un blog tal vez sea la comunicación, compartir vivencias y emociones, alegrías y tristezas y sobre todo, amistad…
El sentimiento que habita la trastienda de cada blog es el lazo que, personalmente, más me une a él.
Ya que no he tenido el decoro de participar en la rueda del premio sunshine award, si quiero agradecer profundamente a aquellas personas que se tomaron la molestia de compartirlo conmigo.
- Los colores lucen con más fuerza en sus comentarios que en los lienzos de los pintores más ilustres.
- Clariana.
http://pensaipinta.blogspot.com/
- Explosión de juventud y perseverancia, luchador y buscador de salidas.
- El Saúco v2.0.
http://elsauco2.blogspot.com/
- Hay caminos y montes para buscar y disfrutar sin encontrar; también, sus laberintos literarios para perderse sin que te busquen.
- HERVÁS EN CUATRO SALTOS.
http://hervasencuatrosaltos.blogspot.com/
- Siempre hay un pequeño pero atractivo motivo para romper la oscuridad de un futuro que nos conmueve.
- MABEL… POR UN MUNDO MEJOR.
http://mabelporunmundomejor.blogspot.com/
- Siempre optimista, compartiendo poemas: ella y sus sueños…
- Sedimentos…
http://sedimentosdateca.blogspot.com/
- La ilusión de un maestro es enseñar pero, sobre todo, no dejar nunca de aprender.
- Valverde de Lucerna.
http://valverdedelucerna.blogspot.com/
Gracias a todas y a todos...
miércoles, 15 de junio de 2011
Anillando en el Parque Grande de Zaragoza.
Parques y Jardines del Ayuntamiento de Zaragoza cede sus instalaciones para la colocación de las redes.
Carmina apunta los datos mientras Carlos atiende las primeras capturas de la mañana.
Hace algo más de una semana, concretamente el pasado día cinco de junio, concluyeron las jornadas ornitológicas promovidas por el Ayuntamiento de Zaragoza (Parques y Jardines). Conducidas por la sociedad ornitológica SEO/Birdlife como colaboradora, iniciaban desde El Aula de Naturaleza un interesante paseo de veinte participantes en cada ronda, acompañados por personal cualificado para observar las aves en el Parque Grande José A. Labordeta. La travesía finalizaba en una interesante estación de anillamiento científico. Carlos Pérez (anillador) con la colaboración de Carmina Franco, ambos profesionales ornitólogos, se encargaban de preparar todo el sistema de redes japonesas para capturar los especimenes que, más tarde, serían anillados ante la mirada atenta de los asistentes. Durante el transcurso de esta labor se iban explicando las características biológicas de las aves y la importancia de este trabajo técnico.
En el anillamiento científico se capturan controladamente aves para la toma precisa y útil de todos sus datos: especie, sexo, edad, peso y otros datos biométricos. También se anota la cantidad de grasa acumulada en especies migradoras, el estado de muda de las plumas o cualquier otra observación de interés. Toda la información anotada va codificada en la anilla metálica correspondiente de aleación ligera que portará el ave.
Desde que se iniciaron las jornadas ornitológicas en El Parque Grande de Zaragoza gozan de un enorme éxito y aceptación por parte del público asistente. Se han capturado algo más de cuarenta especies diferentes, una cifra muy interesante para un espacio tan limitado. Muchos de los ejemplares capturados con redes, sin el concurso de esta práctica, sería imposible observarlos en libertad por su carácter escondidizo.
Las redes se controlan cada quince minutos aproximadamente para evitar al ave un exceso de estrés innecesario.
Medida del ala plegada de un joven verdecillo (Serinus serinus).
Macho de verderón común (Carduelis chloris).
Hembra adulta de curruca capirotada (Sylvia atricapilla).
Joven macho de curruca capirotada; lucen el mismo tono marrón sobre la cabeza que las hembras hasta conseguir el negro de los machos adultos. En el ejemplar de la imagen se aprecian los primeros despuntes del futuro capirote negro.
Retrato de una hembra de mirlo común (Turdus merula).
Las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) son aguerridas luchadoras dañando incluso la mano del anillador. Un descuido puede pasar factura mientras se la manipula durante la medición y la colocación de la anilla.
Precioso ejemplar de pico de coral (Estrilda astrild) originario del África subsahariana. Estos pequeños paseriformes, han logrado colonizar muchos lugares de la península gracias a su adaptabilidad y, al absurdo comercio de aves exóticas unido al descontrol administrativo del Estado Español en materia medioambiental.
“SEO/Birdlife alertó del aumento de las aves invasoras porque pueden suponer un peligro tanto para la fauna autóctona como para la agricultura y pide que “se meta mano en el asunto para el seguimiento y erradicación” de estas aves.
A los anilladores se les ha sugerido no devolver la libertad a las aves consideradas “invasoras” cuando éstas caigan en las redes.
sábado, 4 de junio de 2011
Milano negro: el placer de volar
Me gusta tumbarme a veces sobre la hierba de la ribera del Ebro, relajado, y mirar como van pasando uno tras otro, los milanos negros, mientras planean magistralmente sostenidos por el viento. Ver volar a un milano negro es una atracción que muchos observadores compartimos unánimemente.
El milano negro (Milvus migrans) es una rapaz de mediano tamaño, carroñera y capaz de, si es preciso, matar pequeños animalillos moribundos o robar pollos de nidos descuidados. No tiene la capacidad velera de los buitres para volar sin apenas batir las alas, ni la fortaleza pectoral del azor para ejecutar una persecución a sus presas en toda regla. Sin embargo, su vuelo, encandila a todo aquel que disfruta viéndolos suspendidos en el cielo, a pesar de ser ésta, una de las rapaces más habituales y comunes de nuestra península.
Es cómo no, un profundo conocedor de los puntos habituales donde hallar alimento gracias a su prospección infatigable, compartiendo con otras aves la importancia del alimento fácil y seguro de vertederos y muladares. Pero, los milanos además, buscan sobre las carreteras animales atropellados; lo han hecho supongo, no mucho después de aparecer las primeras víctimas de la circulación motorizada, salvo que entonces, los vehículos eran más lentos y las posibilidades menos arriesgadas para estas rapaces oportunistas. Actualmente, los veo en ocasiones sobrevolar el asfalto lanzándose ágilmente sobre el pequeño animal para atraparlo sobre la marcha y, elevarse en un tiempo record, muchas veces, cumpliendo el objetivo gracias a gente concienciada que reduce la velocidad de su automóvil. Sobre los cursos fluviales y con menor riesgo, es capaz de arrancar de sus aguas algún pez cercano a la superficie gracias a su pericia aérea.
Los sotos ribereños del Ebro en la provincia de Zaragoza, albergan en sus árboles corpulentos los nidos de los milanos negros, fácilmente reconocibles por los desperdicios que en ellos alojan; trapos, plásticos etc.
Los milanos, una vez concluido el periodo reproductor, abandonan nuestro territorio desde finales de julio a mediados de octubre para dirigirse a sus zonas de invernada en África tropical. Y, otra vez, durante los últimos días de febrero, llegarán de nuevo las primeras avanzadillas de milanos negros a la península ibérica.
Con la misma esperanza del poeta G. Adolfo Becquer, también aguardaré nostálgico el regreso, no sólo de las golondrinas, sino también, el de los oscuros milanos negros a los sotos del Ebro y..., que vuelvan sus nidos a ocupar.
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