domingo, 14 de marzo de 2021

Escuadrón de cercetas


En los galachos, olvidados por la partida del río Ebro tras labrar otros cauces, se instalan pequeñas colonias de ardéidas y multitud de aves acuáticas. Son visitados, además, por anátidas, dada la tranquilidad del agua sosegada.
La barrera del ocráceo carrizal en estas fechas se levanta como un muro infranqueable hacia el espacio acuático y, por mucho que intentemos elevar la vista, no conseguiremos nada más que escuchar algunos habitantes del marjal. Ahora, bastante silencioso.

Avanza la mañana y la niebla se deshilacha definitivamente mientras el sol se adueña del paisaje. Se descubren poco a poco los colores ocultos por la veladura nubosa.

Ya estoy cerca del calvero que abre la estanca. Sigiloso, intento aminorar la marcha para tratar de sorprender al grupo de cercetas Anas crecca de las que vengo escuchando su tenue voz como un coro intermitente de pitidos metálicos. La franja del carrizal mantiene a muchas aves resguardadas de los enemigos naturales.
Un paso en falso me expone con antelación a los ojos de la primera cerceta. Ésta, con la cabeza erguida, recelosa, arranca con una desmedida potencia arrastrando al resto del bando como una explosión de colores unidireccional. La fina cortina de minúsculas gotas de agua proyectadas por las aves destella como una insignificante borrasca, abriendo pequeñas ondas concéntricas al contactar con la superficie acuosa.
Con qué fuerza ascienden casi verticalmente desde el agua y, sin perder la organización de grupo mientras giran con velocidad y orden cual limícolas, buscan el momento de apretarse de nuevo en la seguridad del agua.

Sé que es una especie muy común, sin embargo, mi mirada se pierde embelesada tras su marcado sincronismo durante el vuelo. Es un momento clave para estos patos ir mejorando la garantía de su capacidad voladora, sabiendo guardar bien los espacios para compactar el grupo y generar una férrea defensa contra rapaces veloces como el halcón peregrino Falco peregrinus
Hay que evitar a toda costa rezagarse para no facilitar ningún ataque aéreo.










10 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Como todos los patos, son aves de unos colores muy llamativos. El vuelo de las cercetas es muy curioso y reconocible.
      Buena semana para ti también.

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  2. No he visto nunca esta especie. Las anátidas son aves preciosas, sobre todo los machos, pero son superesquivas y en cuanto detectan tu presencia a una distancia que no tiene por qué ser amenazadora, salen volando a toda velocidad y no queda en el agua o la orilla ni un solo ejemplar.Será a causa de los escopeteros pero a mí, que no tengo ni el más mínimo pensamiento de acabar con algún ejemplar,me da coraje que no se dejen observar fácilmente, a corta distancia.
    Saludos

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    1. Como bien dices, ciertamente, los patos son aves de un destacado colorido que llaman la curiosidad del observador. Si hay muchos ejemplares, suelen ubicarse en los centros de las lagunas, una distancia excesiva para verlos nítidamente, incluso, con telescopio.
      No te extrañe que los disparos hayan hecho a estas aves muchísimo más desconfiadas.
      Saludos.

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  3. Um esquadrão de pura beleza colorindo os céus! Preciosa observação!
    Não me preocupo se é comum ou raro, o importante é se importar, observar, se encantar... vida é vida!
    Um beijo

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    1. Es la esencia de la observación. A cualquier animal hay que darle tiempo para poder disfrutar, atentamente, de sus capacidades biológicas y ecológicas.
      Besos...

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  4. Hola Javier.

    Me gusta visitar de vez en cuando los galachos, tantos los de Juslibol como los de la Alfranca, sobre todo a primera o última hora, que es cuando están más tranquilos.

    A pesar de avanzar con cuidado, levantaste una bonita bandada, cuando alzan el vuelo en grupo, el estruendo es notable. Por cierto, ha muerto Antón García Abril.

    Un saludo

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    1. Es complicado sorprenderla a tan corta distancia, siempre hay algún vigilante muy alerta que deshace tus intenciones en décimas de segundo. No importa, le mejor es el espectáculo de su formación en vuelo.

      Si, por desgracia tenía que ocurrir. La sensación que tengo con la música de Antón García Abril, que me acompaña desde hace muchísimos años por el campo, es la de llevarla dentro del alma. Deja un legado musical de vida eterna, la cual, acompañará a muchas generaciones más.
      Saludos.

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