Es tan extraordinaria la sensación de interactuar con el gran búho que, aunque se repitiera eternamente, no dejaría de sorprenderme ni un momento.
Las fotografías corresponden a esta primavera pasada, en otro encuentro más con dicha estrigiforme. Todos los años dispongo de un lugar habitado por esta magna rapaz nocturna que visito con interés y dedicación, allí voy siguiendo su vida; cómo regenta su feudo y el desarrollo de la cría con el equipo óptico.
Las fotografías corresponden a esta primavera pasada, en otro encuentro más con dicha estrigiforme. Todos los años dispongo de un lugar habitado por esta magna rapaz nocturna que visito con interés y dedicación, allí voy siguiendo su vida; cómo regenta su feudo y el desarrollo de la cría con el equipo óptico.
Los machos de búho real con mayor ardor territorial, no tienen ningún inconveniente en abandonar su posadero ante la amenaza de otro macho relacionada con su territorio; incluso, durante la luz del día.
En este caso, siguiendo el curso de un nido tan peculiar por su ubicación, tenía cierta desazón sobre el número de pollos y su estado. El nido era inabordable con el telescopio desde cualquier punto de observación; tanto desde arriba, como desde abajo. La única opción era la de imitar la voz del búho real. En otras ocasiones, los pollos cuando escuchan el canto del gran búho se tranquilizan y contestan con una voz áspera, audible, asomándose confiados. La primera vez que contestaron a mi voz imitando la del macho de búho real fue en el cañón del río Dulce en Guadalajara. En aquella ocasión, se acercaron con soltura dos jóvenes volantones sobre una roca a unos 20 metros de distancia, su voz era una especie de siseo áspero, discreto, pero audible como he comentado.
La oportunidad para ocultarme era bastante propicia, ya que bajo las inmediaciones del cortado de nidificación hay un frondoso sotobosque de corpulentos árboles. Comencé mi turno plagiando el canto de búho real y pude observar a dos pequeños búhos asomándose con curiosidad y contestando. Seguramente no habría más; dos cabezas y la alternancia de dos reclamos lo confirmaba.
La zona está muy humanizada y la gente deportista es habitual. Para que os hagáis una idea, el nido que comento estaba a 4 metros bajo un camino muy transitado por bicicletas, corredores y algún vehículo. Esta rapaz nocturna se ha abierto paso hasta lugares insospechados cerca del ser humano, eso sí, pasando muy desapercibida. Por esta causa, hago cierto seguimiento desinteresado para comprobar que el tránsito de ciclistas y vehículos no resulta problemático para la familia de búhos. Por cierto, salieron adelante.
No hace falta modificar nada, la hembra elige el lugar convencida de la buena ubicación para sus retoños y, los ciclistas, su deporte. Que cada uno siga su curso.
No hace falta modificar nada, la hembra elige el lugar convencida de la buena ubicación para sus retoños y, los ciclistas, su deporte. Que cada uno siga su curso.
El macho de búho real me tantea con su voz.
Contesto y se gira con rapidez para confirmar el origen de la voz del oponente.
Satisfecho con el resultado era el momento de retirarme, hasta que noté entre el arbolado la silueta descomunal del macho de búho real buscándome. Me oculté bien bajo el dosel forestal, aunque pronto dio conmigo por el engaño. Le contesto y me contesta; me está cercando poco a poco con gran efectividad. Descubre al final mi emplazamiento y, como siempre, prima más en su irascibilidad la voz del impostor imitándole que mi persona.
Finalmente, concluyo el plagio (es como una retirada) y la rapaz prosigue durante 20 minutos más ululando, evidenciando su mandato territorial. El búho real zanja la intrusión a su favor y, de nuevo, se recoge para descansar y aguardar la dura jornada nocturna.
Con una exactitud pasmosa, la rapaz da con mi escondite.
Con una exactitud pasmosa, la rapaz da con mi escondite.
En este viejo apunte (expuesto a continuación) os podéis hacer una idea de toda la trama sobre la reacción y expresión de un macho de búho real instigado por un supuesto invasor de su territorio (imitando su canto); desde que escucha el desafío, hasta que se recoge.
9 de marzo de 2003, 10´30 a 12´30 horas.
Estoy ubicado en lo alto de un barranco cerca del borde del camino. He revisado con el telescopio el nido del bloque de caliza hallándolo vacío. Aquí la tranquilidad es más complicada por la circulación de vehículos a motor que arrasan los caminos.
Curiosamente, cuando me disponía a abandonar el lugar, descubro por casualidad dentro de la oquedad cercana al cierre del barranco a un ejemplar de búho real que descansa en su interior, temeroso. La oquedad está a un metro y medio de altura. Contra la piedra del fondo y la penumbra de la cavidad, la rapaz se funde con acentuado mimetismo. Sorprendentemente no ha levantado el vuelo, y a una distancia de unos 50 metros me observa con detenimiento.
Después de una hora frente a frente, sin cantearse, el búho real cierra tan sólo ligeramente los ojos sin abandonar su férreo control visual. No le veo los penachos cefálicos tapados por el techo rocoso, podría tratarse de un macho pero, tengo mis dudas.
Sólo me queda una alternativa, la de imitar su voz y esperar la reacción del ave. Tengo el telescopio a 60 aumentos y veo los detalles de la rapaz tan nítidos como el día. La primera tentativa al imitar su canto impacta de modo súbito, cambiándole la expresión facial mientras abre progresivamente los ojos. El plumaje se recoge pegándose al cuerpo, dándole una silueta ahusada y los penachos se yerguen simultáneamente. El disco facial, ahora, se marca mucho más. Es como si actuara como receptor parabólico de los pabellones auriculares. Se separa del fondo de la oquedad. Ahora, su silueta en la entrada se percibe sin ningún tipo de dudas; es un macho y sus ojos arden tanto como su ánimo guerrero.
Ya no se esconde, he pasado de ser un peligro a ser un intruso ante el que defenderá su territorio. Comienza a ulular destacando su fanérico mechón de blancas plumas de la región gutural. Con las alas medio caídas, las rectrices plegadas y levantadas me mira con fijación y desafío. Sus pupilas contraídas por la luz del día ceden margen al rojo anaranjado del iris de sus ojos, dándole un aspecto demoníaco pero admirable y espectacular.
Ceso la imitación para evitar su salida completa al exterior, aunque la rapaz continúa con su actitud combativa. Transcurridos 13 minutos salta de la oquedad volando hasta posarse en una fisura pétrea con el plumaje henchido y los penachos enhiestos, sin dejar de ulular. Esquiva los ataques de los aviones roqueros que llegan como proyectiles y, de nuevo, levanta el vuelo hasta ocultarse en el interior de una encina ubicada en mitad de la ladera a unos 80 metros de distancia de la oquedad mencionada. Su belicosidad se desvanece al no recibir contestación. Una vez acomodado en el interior de la fronda del árbol de escaso porte, cierra los ojos y dormita tranquilamente. Su ahuecado plumaje y penachos erguidos culminan la escena de un vencedor, recogido a buen recaudo hasta la noche.
Si en mis ilusiones infantiles hubiera figurado la realidad de poder interactuar con esta maravillosa rapaz algún día, no me lo hubiera creído.
Convertirme en un búho real más, desborda las expectativas que siempre rondaron por mi mente inquieta.
Convertirme en un búho real más, desborda las expectativas que siempre rondaron por mi mente inquieta.
Unas afiladas uñas como dagas despuntan de sus dedos musculados, terribles para sus presas.
Cuando la rapaz no recibe contestación después de superar un tiempo entre 15 y 20 minutos, abandona con la labor cumplida, que es su victoria ante el adversario.
Mi único propósito con este tipo de entradas es el de dar a conocer la sensación extraordinaria de empatizar con la fauna salvaje pero, con el esfuerzo propio. Este tipo de acciones no son nada fáciles de ver en el monte, por ello, trato de acercarlas para ofrecerlas a la gente interesada y muy respetuosa con la vida silvestre.
Muchas veces me he preguntado si rompía algún canon ético con la naturaleza actuando como impostor, pero, sé con convencimiento que no. Para el búho real sólo soy un problema asumible de todos cuantos tiene que solventar y, personalmente, conociendo su lenguaje de gestos, entrar como competidor en su territorio y marcharme como vencido le genera más autoestima. Es mi opinión como observador de esta grandiosa rapaz nocturna. De todos modos, sólo el búho real tiene la última palabra.
Espero que hayáis disfrutado con esta entrada final que cierra el año.
Os deseo lo mejor para el año entrante y, una grandiosa naturaleza por descubrir.
Gracias por vuestra atención.
Hola Javier.
ResponderEliminarYo creo que no les queda más remedio que aconstumbrarse a nosotros (por desgracia) ya que cada vez nos adentramos más en sus territorios, haciéndonos nuestros y encima luego nos quejamos de que están en las ciudades o pueblos (véase jabalíes).
La verdad que tiene una experiencia única, difícil de explicar, que seguro guardas de por vida, aunque no me gustaría ser yo el que probase esas afiladas garras que tiene el búho real.
Felices fiestas.
No sería ése el problema si fuésemos abiertos a este tipo de compañías. Aunque hay gente muy agradecida, todavía quedan muchos enemigos de estas aves.
EliminarNo les queda más remedio que pasar desapercibidas pero, bastante pegadas a las zonas urbanas.
Hay detalles que no se pueden apreciar ni siquiera sospechar sino eres un infiltrado entre los búhos. Como experiencia, es de lo mejor que he vivido.
Feliz Año.
Muy buena entrada. Feliz año nuevo y a seguir haciendo lo que te gusta. Saludos.
ResponderEliminarGracias Teresa y, Feliz Año para ti también.
EliminarSigue disfrutando de la vida.
Saludos.
ESPETACULAR!!! CLAP, CLAP, CLAP!...
ResponderEliminarDa minha parte eu só tenho a agradecer a sua dedicação e observação diante do que a estupenda natureza da sua terra tem para nos oferecer... sei que jamais faria qualquer mal em relação à vida destas preciosas espécies bem como da belíssima flora que em outras oportunidades nos apresenta...
São registros imperdíveis de se admirar e conhecer... ainda que desde o outro lado do oceano através do espaço cibernético.
Obrigada por tudo, Javier! Parabéns pelo que você é e representa para a vida.
Maravilhosa entrada para despedir de 2018!!! Lindas e sentidas imagens!
Feliz 2019 com muitas experiências de campo e cliques montanheiros.
Um beijo e carinho desde Brasil
Es una entrada muy personal, como otras que he editado. Siempre tenía dudas sobre su publicación pero, al final, primaba más el derecho de la gente y su ilusión por conocer estos comportamientos del búho real que resultan tan impredecibles.
EliminarSin embargo, para conseguir tan maravillosos detalles, hay que colarse en su mundo como uno más en el comportamiento salvaje de esta rapaz nocturna.
Me alegra que te guste y, sobre todo, que sepas vivirlo como nadie.
Feliz 2019 y, a disfrutar de nuestros queridos animales.
Besos...
Buenas interacciones con el señor de la noche, me gusta esa imagen en la que se le levantan las plumas del buche al reclamar indignado.
ResponderEliminarFeliz año y mucho más bicheo.
Son muchos años pero, ha merecido la pena todo este trabajo para desprender cada detalle minucioso de sus gestos y acciones durante la defensa de su territorio.
EliminarSeguirlo cuando se va me resulta muy complicado pero, sé, como explico en el apunte inferior, como su retirada conlleva el sosiego de una victoria.
Feliz 2019 y mucha naturaleza por delante.
Son tus relatos esperados y muy apreciados, que no poca instrucción aportan al profano amante de la naturaleza. Traídos, además, con la soltura y aparente facilidad de que los dotas, acompañando a unas fotografías excelentes (qué ojos y garras, altivos y prestas).
ResponderEliminarEn fin, que como tú del territorio del búho, nos retiramos de 2018 y nos adentramos en el siguiente para, si las fuerzas nos lo permiten, continuar haciendo lo mismo y que tanto nos agrada: deambular, observar, aprender y sentirnos uno más en la natura.
Un abrazo y buen año.
Siempre me gustó tener información sobre esta rapaz tanto en libros como en revistas especializadas que leía con una ansiedad desproporcionada.
EliminarCon este tipo de incursiones en la vida del búho real he disfrutado de muchos momentos detallados de la rapaz que no leí jamás en ningún medio de información.
Merece la pena el esfuerzo de estas entradas cuando hay gente que las entiende y aprecia desde su particular punto de vista.
Otro abrazo y excelente Año Nuevo.
Unavez má, todo un placer saber de tus andanzas por esos montes y de tus interactuaciones con esta impresionante ave.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en este nuevo año que comiena y que sigas disfrutando de esa pasión que tienes por la natutaleza en general y muy especialmente por esta especie de la que nos has contado tantas cosas y que espero nos sigas contando.
Saludos
Igualmente Pini; disfruta de este año con los mejores deseos.
EliminarSeguiré observando para ver si hay alguna que otra sorpresa con esta especie tan extraordinaria y, como corresponde, poder contaros algo que siempre es ilusionante.
Saludos.
Lo primero felicitarte por las fotos, me quito el sombrero. Javier, te deseo un inmejorable 2019, que todos tus proyectos para este año se realicen y podamos seguir disfrutando con tus bellos reportajes de vida salvaje. Un fuerte abrazo desde Cantabria.
ResponderEliminarGracias Germán. También te deseo un espléndido año con tu gran capacidad fotográfica. Vamos a ver para este año esos bichos que se te resisten, caerán fijo.
EliminarEspero que tengamos mucho que contar.
Un abrazo.
Haces bien en contarnos tu experiencia, de alguna manera vivimos contigo las situaciones que nos narras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre es interesante comenzar un año o continuar el año ya pasado, que es lo mismo y las ilusiones nunca menguan.
ResponderEliminarVeremos que material sale al paso para publicarlo con la ilusión que corresponde.
Un abrazo.
Es un privilegio poder ver a estas aves tan de cerca en su estado natural, incluso interactuando con ellas. Ojalá que podamos y sepamos convivir con ellas, porque son magníficas. Gracias por traerlas. Parece que hayamos estado allí también.
ResponderEliminarMe considero afortunado con gente como tú y el resto de los que comentáis y leéis las entradas por apreciar, con admiración, esas vivencias compartidas con especies complicadas de observar.
EliminarEsta rapaz tiene un gran poder de atracción enorme.
Gracias.
Siento haber tardado en contestar.
Saludos.
Hola Javier ! qué maravilla de animalito, sabes que los adoro. Y qué maravilla de integración la vuestra. Las fotos son hermosas y en su justo movimiento, él está ahí mirándote.. observando.! El relato, las descripciones, como siempre, incomparables... Gracias ! un abrazo.!
ResponderEliminarGracias Mabel. Prácticamente una vida con esta rapaz a la que, alternando con otras especies, no he dejado nunca de lado. Se me ha hecho siempre muy difícil poder prescindir de su compañía. Está por fortuna, en tantos lados y, esos lados, tan ocultos la mayoría de las veces.
EliminarGracias a ti por tu atención.
Otro abrazo.
Hola Javier,
ResponderEliminarHace tiempo que no publicas. Encuentro a faltar tus relatos.
La primavera está ya entrada. Espero y deseo que te encuentres bien, pero me quedaría más tranquilo sabiendo de ti.
Si quieres puedes enviarme un correo al mail de mi blog, o dejar algún mensaje aquí, como respuesta a éste.
Gracias por adelantado.
Un abrazo.
Qué tal Carlos;
ResponderEliminarTienes razón, cómo pasa el tiempo.
No, no pasa nada. De todos modos, también podía haber escrito algo pero, me parecía un poco irresponsable comentar que estaba algo vaguete para escribir.
Ha sido una desconexión cuya larga duración no imaginaba ahora que lo comentas. Como una descontrolada y soporífera siesta estival, donde te levantas y no sabes en qué día vives.
Espero volver ya mismo a esta apasionante actividad divulgativa y vencer estos paréntesis tan interminables y desidiosos.
Gracias Carlos por tu animoso comentario.
Un fuerte abrazo.
Mejor que la preocupación haya sido en vano, pero vale más no desaparecer sin avisar antes a los amigos :-)
EliminarUn abrazo
https://www.youtube.com/watch?v=ag_1DuH3PU0
EliminarUn abrazo