Ayer tocaba ofrenda de flores a
la Virgen del Pilar y aproveché para salir de la ciudad y dedicar ese tiempo
que, otros utilizan para el cometido mencionado, a dar un paseo y observar
aves. Me costó salir de la furgoneta y, esa pereza precisamente, fue la que me
dio la sorpresa que podéis comprobar en las fotos.
No voy a describir al zorro, sobradamente
conocido que, quien más, quien menos, habrá visto alguna vez en su vida de la
manera más sorprendente e inesperada. El zorro Vulpes vulpes es un cánido muy versátil y, sobre todo muy oportunista,
acopiando las ventajas que le unen al medio antropógeno donde
aprovecha, de buena gana, los alimentos desechados por los humanos.
Los zorros, al margen de su
comportamiento específico, poseen indistintamente su propio carácter y, esa
psicología individual, los hace diferenciarse en acciones puntuales de otros ejemplares,
haciendo que nos sorprendamos con comportamientos extraños dada su arriesgada
forma de actuar, precisamente, como la que demuestran las fotos de este ejemplar
juvenil acercándose peligrosamente a un humano encerrado en su vehículo. Una de
las razones de este descarado acercamiento curioso del zorro podría deberse a
las muestras perrunas en el coche durante mi estancia en el pueblo, ya que las
ruedas del vehículo son marcadas con la orina de los cánidos domésticos.
Este zorro por fortuna, está en
un lugar protegido donde goza de cierta seguridad. Por esta zona situada en la
ribera del río Ebro a unos siete kilómetros de Zaragoza, se beneficia de la ventaja de una alimentación variada. Su territorio de caza son amplias
tablas de cultivo de alfalfa y otras variedades de regadío donde la presencia
de topillos es abundante. Al amanecer se
les puede ver excavando sus madrigueras para capturarlos al igual que a otros micromamíferos
por los ribazos y zonas apropiadas. Tiene además, la oportunidad de alimentarse
de los restos de ovejas muertas abandonadas o de los despojos de alimento
dejados en los contenedores circundantes del lugar. Las moras, escaramujos o bayas de
majuelo entre otros vegetales, complementan también la dieta del raposo.
Las imágenes explican mejor
que yo el desparpajo de maese raposo frente a mi. No he visto tanto
descaro en un zorro. Tan sólo el sonido mecánico de la ventanilla al bajarla
parecía alertarlo e inquietarlo.
Esta mañana he querido verlo de
nuevo y, de hecho, lo he visto pero, llovía, y el cánido llegando por un lado
del camino, empapado, ha cruzado delante del vehículo tomando dirección, seguramente, al abrigo de su hogar.
Estos encuentros me llenan el
alma…
Bueno, quizás, su instinto le "dijese" que no tenía nada que temer de ese humano que sólo quería hacerle algunas fotos.
ResponderEliminarSaludos
En estos casos hay que ser sigiloso y ejecutar los movimientos con mucha cautela. Este zorro fue bastante permisivo.
EliminarSaludos.
Qué descarados llegan a ser, me gusta la manera en que se te quedan mirando un rato como diciendo "eh, pringao" antes de girarse y desaparecer. Una noche me encontré uno dando un paseo por medio del pueblo, y tan cívico de ir por la acera como un vecino más.
ResponderEliminar¡Saludos!
Si es así, me apunto como "pringao" en todas las salidas a partir de ya. Eso demuestra la buena educación de los zorros en terreno humano; si se acepta sus restos de alimento, hay que aceptar también sus normas cívicas urbanas.
EliminarSaludos.
¡Cuánta razón en ése "eh pringao" ! Me siento 110% identificado.
ResponderEliminarLa verdad es que te alegra la semana entera un encuentro de estos, pero al tiempo preferiría encontrar solamente sus rastros y quizás verlos fugazmente a lo lejos muy de cuando en cuando: sospecho que estos más atrevidos son los primeros en caer... si tropieza con una escopeta no creo que tenga una segunda oportunidad para darse cuenta que hay diferentes "subespecies" de hombres.
¡saludos!
Este hecho sólo he tenido oportunidad de verlo en dos ocasiones. La primera, fue el zorro algo grosero al vaciar al lado del coche sus intestinos con toda impunidad.
EliminarA mi también me gusta todo, absolutamente todo lo relacionado con los animales. Descubrir sus rastros implica acercarse mas a su hermética conducta y tener la posibilidad de encuentros como el descrito.
Por fortuna, el lugar del encuentro está protegido por ser espacio Zepa.
Saludos.
Precioso encuentro y precioso zorro. Será que aún no tuvo experiencias negativas con el humano. Me ha encantado la entrada. Saludos!
ResponderEliminarBenditos encuentros. Espero tener bastantes mas como éste. Esperemos que, aunque sólo sea por que está en una zona protegida, el zorro tenga una vida tranquila. Di que te ha encantado el muy zorrillo.
ResponderEliminarSaludos
¡¡SÍ QUE LLENAN EL ALMA!! y además, como dijo alguien más arriba, él sabía que tú no representabas ningún peligro para él..Los animales SABEN... Qué experiencia tan maravillosa Javier... !!
ResponderEliminarGracias por compartirla y tan al detalle. Un abrazo.
¿Verdad...? Pues sólo faltaba haberle abierto la puerta para que subiera al coche y poder pasarle la mano por la cabeza y el lomo (aunque estaba algo mojado por las incursiones entre la vegetación humedecida por el rocío.
EliminarAbrazos
Magnífico blog, con extraordinarias fotos y perfectos procesados que le proporcionan una gran belleza.
ResponderEliminarSaludos, desde Gran Canaria y hasta muy pronto.
Me satisface que te guste, sobre todo, por tener como referencia algo en común que es la pasión por la naturaleza. Gracias.
EliminarHasta cuando quieras.
Saludos desde Zaragoza
Sempre tão atento, amigo Javier... que bonita entrada a de hoje... as imagens falam por si... beijo.
ResponderEliminarBueno, ligeramente atento dentro de mi habitual despiste. Al principio cuando lo vi de reojo pensé que era el perro de algún paseante por lo cerca que pasó. A veces, no tengo remedio.
EliminarSabiendo como sois tú y Mabel, sin olvidarme de Clariana, pensé que os gustaría este encuentro tan original.
Un abrazo...
Desde luego es muy atrevido. Los zorros son muy oportunistas y se adaptan bien a cualquier lugar. Los he visto en distintos sitios, pero suelen escabullirse sin ruido.
ResponderEliminarUn saludo.
Aunque es uno de los mamíferos más comunes, no me canso de observarlos siempre que tengo oportunidad. Me gusta verlos, como rebuscan entre la maleza, como caminan y como trotan con esa elegancia tan distinguida.
ResponderEliminarSaludos.
Un curioso zorro, a veces, te descubren ellos a ti estando medio escondido, por sorpresa y se llevan un buen susto, pero si se han acostumbrado a vivir cerca de humanos no suelen cambiar de aires, seguramente por lo que has comentado de la comida que vamos dejando a su alcance por ahí.
ResponderEliminarUn saludo
Desde luego son unos especialistas en seguir rastros humanos para sacar su pertinente beneficio.
ResponderEliminarTrataré de seguir a éste ejemplar para ver hasta donde me permite llegar. Es un placer poder seguir las evoluciones cazadoras de un depredador tan clásico como este pequeño cánido.
Saludos.