lunes, 12 de agosto de 2013

LAS CIGÜEÑAS DE PLAZA UTRILLAS (ZARAGOZA)



La semana pasada, trabajé en un piso con una vista espectacular de la plaza Utrillas y su simbólica chimenea ocupada por una pareja de cigüeñas. Todas las mañanas estaban en su nido, precisamente, cuando me daba el sol de frente. Por la tarde, con el sol a favor, les tocaba la visita al río Ebro. Os dejo una breve historia de esta plaza, la chimenea y sus inquilinas.

 

Fue un espacio boyante en sus mejores años, cuando se construyó la estación de ferrocarril en 1857 con el nombre de Cappa por ser éste su impulsor y, posteriormente, conocida como de Utrillas por su trayecto hacia las antiguas minas de carbón de la mencionada localidad. Estuvo la línea del tren dedicada principalmente al transporte de personas y más tarde al del negro mineral, realizando un importante servicio a los habitantes de Zaragoza y las poblaciones del Bajo Aragón. Debido al auge ferroviario, nació el barrio zaragozano de Montemolín.
El último tren funcionó el 15 de enero de 1966. De todo aquello, quedaron dos edificios de bella arquitectura pertenecientes a la estación, salvados por la perseverancia vecinal de las garras de los especuladores inmobiliarios. Gente luchadora que no estaba dispuesta a perder tan emblemáticas edificaciones. La chimenea también se salvó, y fue ocupada por una pareja de cigüeñas. Por aquel entonces (década de los 90), todavía viajaban al territorio africano a pasar el invierno. El dicho de “por San Blas la cigüeña verás” quedó anticuado para estas zancudas al descubrir las oportunidades y beneficios de los vertederos; migrar era ya, un absurdo gasto de energía. Gracias a los vecinos y amantes de las cigüeñas, insisto, batallando sin descanso, el nido no se derribó, pues era la intención de la constructora para eliminar trabas a su proyecto. Para su traslado en 1998 -ya que en ese punto iba un centro comercial- se preparó una estructura metálica que recubría toda la chimenea. Introdujeron un tubo metálico y se rellenó de hormigón para compactar los ladrillos desde dentro. Las 140 toneladas de chimenea se movieron con dos grúas en 6 fases para recorrer los cien metros hasta su emplazamiento definitivo. El coste fue de unos 25 millones de pesetas.
Entre los cretinos de la constructora de viviendas que incomodaron intencionadamente a las cigüeñas con todos los medios posibles para ahuyentarlas y los necios prendiendo fuego en la base de la chimenea para hacer la gracia, estas aves soportaron estoicamente la mala fe de esta gentuza hasta que todos los interesados en su protección pusieron fin a tanta desfachatez.

La entrada va dedicada a ellos, por perseverar en la protección de un bien común para el barrio y la ciudad.

 
 (Anilla 243 V)




16 comentarios:

  1. Una anéctota curiosísima, no sabía que en otros pueblos se den estos casos.
    En el mío (Bailén) ha quedado en medio de una plaza la chimenea de una antigua cooperativa olivarera (huelga decir que ya desaparecida), con su nido de cigüeñas.
    Gusta ver que el bar de la plaza se llamó Las Cigüeñas, y que la gente las ve con buenos ojos.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquí, te puedo asegurar, que la gente defendió el nido de cigüeñas y los dos edificios de la antigua estación con uñas y dientes. En Zaragoza son muy propensos a derribar los mejores ejemplos de nuestra cultura arquitectónica a cambio de pisos y grandes superficies. Lo que tuvieron que soportar aquellas cigüeñas.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Bueno, historias como esta son las que nos hacen confiar en un futuro mejor, en el que se puedan integrar naturaleza y humanidad. El concepto de bien común que comentas al final es clave, es algo de lo que hay que concienciar a toda la sociedad. Las cigüeñas, los montes públicos, etc. son bienes comunes por lo que nadie tiene derecho a apropiarse de ellos porque sí. Estoy pensando en los que dejan veneno para envenenar rapaces, zorros, lobos, osos, etc. los que provocan incendios, etc. porque se creen con derecho a decidir sobre algo que es de todos, un bien común con un valor económico (en algunos casos elevadísimo) del que deben responder ante la justicia si han actuado fuera de la ley. En este ejemplo, se ve cómo los vecinos han obligado a respetar unos bienes comunes a gente que hubiese preferido no hacerlo.

    Un saludo

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está claro que las mejores medidas de protección de bienes comunes las fomentan las personas frente a los políticos. Los beneficios en su política, siempre van en contra de la conservación de obras antiguas como la mencionada y, espacios naturales pertenecientes a todos.

      Saludos.

      Eliminar
  3. Estupenda história, Javier! São tão poucos os que cuidam e preservam os bens comuns da humanidade!
    Interessante o que nos contou e, mais ainda, empolgante saber que você, entre suor e trabalho, encontra um momento de reflexão e distração.
    Que "guapas" cegonhas! Que fotos preciosas! Eu tive a sorte de ver estas aves tão ternas quando estive em Guadalajara. Fiquei assombradamente encantada!
    Beijos de fã. =)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me he acordado de ti cuando fotografié esta pareja de cigüeñas en la chimenea. Sabía que tenías unas expuestas en Facebook. Encantado por tu admiración hacia las cigüeñas.

      Un abrazo…

      Eliminar
  4. A veces parece increíble la estupidez del hombre ¿cómo hemos llegado a dónde hemos llegado?. Menos mal que la naturaleza es tenaz... gracias por compartir esta historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay mejor adorno en la espadaña de una iglesia que la pareja de cigüeñas; lo mismo que en lo alto de una chimenea que dejó de contaminar.

      Saludos.

      Eliminar
  5. Pues fíjate, en mi pueblo, han quedado varias chimeneas, pero en las que están en el casco urbano, le han colocado encima un cono, para que las cigüeñas no puedan nidificar, porque lo ensucian todo, dicen algunos.Menos mal, que en mi comarca, no faltan lugares donde poder nidificar y en el mismo pueblo, tenemos en las torres de las iglesias, alguno, así que por aquí, son bastante comunes, por suerte.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes Pini, que siempre hay protestones que lo hacen por todo. A esta gente les incomoda absolutamente todo; que si los árboles por las hojas, los gorriones, las palomas, las cigüeñas que lo ponen todo perdido, el tráfico, el tiempo… en fin, que dedican su vida a forzar el funcionamiento de la vesícula biliar, por eso tienen tanta amargura.

      Saludos.

      Eliminar
  6. En general cigüeñas y golondrinas parecen tener en común el respeto de la mayoría de la gente del campo, pero hoy los bestias que no respetan nada excepto sus intereses inmediatos tienen más capacidad para hacer ruido y daño.
    Pensemos que por el contrario hay también cada vez más jóvenes mejor in-formados, aunque nuestros gobernantes intenten lo contrario.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto, en este caso, la gente de todas las edades optó por organizarse y luchar contra cualquier elemento que pusiera en peligro la vieja estación y la chimenea de las cigüeñas.
      Creo que fue un gran triunfo de la sociedad cultural.

      Saludos.

      Eliminar
  7. Menos mal que por cada cretino hay alguien que se preocupa por proteger nuestro patrimonio, sea natural o de otro tipo.

    ResponderEliminar
  8. Así es Tawaki. Lo maravilloso que sería hacer un pequeño viaje en aquellas viejas locomotoras. Sé que a ti estas cosas te llenan mucho, a mí también.
    Con una de estas máquinas, cuando todavía funcionaban, se rodó una secuencia en el pueblo de Valmadrid cercano a Zaragoza una de las abundantes películas de spaghetti western.

    Saludos

    ResponderEliminar
  9. ¡Qué alegría! Son el emblema de mi querido barrio Montemolín, junto con la Plaza Utrillas!! Llevo viéndolas desde que tengo uso de razón. Paseando bajo su chimenea, también recuerdo cuando se iban a África, pero ya hace tiempo decidieron quedarse en el barrio, al igual que yo. Aquí nací y aquí espero quedarme... De momento, 34 años junto a la antigua estación han dado para mucho.
    ¡¡Por muchos más!!

    ResponderEliminar
  10. Supongo que conocerás también toda la historia de la estación y del nido de cigüeñas. Fue un milagro que se conservara la chimenea y la estación. Zaragoza, a veces, parece que tiene fobia a sus construcciones más emblemáticas. Ahora todo está más atractivo para el paseante. Yo llegué del barrio de Casablanca hace años.
    Gracias por la visita.

    Saludos y que las disfrutes por muchos años.

    ResponderEliminar