lunes, 21 de febrero de 2011

Cotorra argentina (Myiopsitta monachus): a conquistar...



“La población de esta especie, considerada 'invasora', sigue creciendo sin control en los parques y jardines de las ciudades españolas. La Sociedad Española de Ornitología asegura que es una amenaza para las aves autóctonas, transmite enfermedades y es una fuente de molestias y suciedad”.

(Madridiario,es)



El hombre ha sido con irracional dedicación un saqueador de la naturaleza durante siglos enteros, y muchas especies vegetales y animales representativas del planeta han desaparecido por ello. Todavía en pleno siglo XXI, esta expoliación indiscriminada sigue siendo el estandarte común de muchas culturas y negocios lucrativos practicados en muchas zonas de la tierra. El ser humano, de forma consciente o inconsciente, ha propiciado la propagación de las especies vegetales y animales difundiendo a lo largo y ancho del mundo actividades como la caza y la pesca, tenencia de aves decorativas, y animales de presa que exterminen las especies incómodas para el hombre. En las islas este impacto ha sido mayor, a causa de los animales importados que han llegado a exterminar o desbancar a las especies nativas.



En la prehistoria, la caza era un peligro necesario para sobrevivir, donde los cazadores, perdían la vida en la lucha contra sus presas. Pese al rudimentario material de caza (flechas, hachas, lanzas), se cree que cazadores de la edad de piedra exterminaron especies enteras de animales.
Los circos romanos, eran abastecidos con enormes cantidades de animales salvajes para satisfacer y deleitar el morbo infame de su público cuando las fieras atacaban en lucha a los temerarios gladiadores. Miles de hombres y animales corrieron la misma suerte.
En la edad media, la caza mayor era privilegio indiscutible de príncipes y soberanos. Todas las especies perjudiciales para la caza como el lobo, pasaron a la lista de exterminables.
Entre 1930 y 1940 se eliminaron 161.156 ballenas azules entre otras tantas especies refugiadas en la Antártida. Incluso cuando se utilizaba el arpón manual desde una inestable barca, el descenso poblacional de mamíferos marinos fue considerable.




“Ha podido demostrarse que desde 1600 se han extinguido 611 especies animales y 396 vegetales (casi todas por la intervención del hombre). La mayoría en los siglos XVIII y XIX. La conciencia de estas pérdidas y de lo que significan no llegó hasta el siglo XX”



Lo que no arde o se arruina directamente sucumbe a las consecuencias del paisaje actual civilizado. En Europa, la mayoría de especies en peligro de extinción no logran sobrevivir a los excesos de abono, los paisajes monótonos agrarios o la concentración de pesticidas. En la actualidad, el exterminio sistemático de los animales salvajes ha concluido y ahora con algo más de racionalidad, parece haberse creado una conciencia mayor sobre las moratorias necesarias e imprescindibles para no capturar especies con poblaciones en estado crítico.


Sus nidos superan los controles de calidad en seguridad más estrictos.

“Según las predicciones de las naciones unidas, en el año 2050 la población mundial habrá aumentado a unos 8´9 mil millones de seres humanos, que necesitarán más millones de kilómetros cuadrados para sus campos de ganado, maíz, trigo y arroz, y para sus plantaciones y para su expansión, y continuarán mezclando las especies de unas regiones con las de otras. Y en caso de que la devastación de espacios naturales siga al ritmo actual, treinta y cuatro mil especies de plantas con flor podrían desaparecer completamente, según cálculos del experto en plantas de la IUCN, David R. Given.”


La urraca intenta abordar el fortín como resultándole familiar su construcción. La obra de ingeniería de estas aves coloniales, resuelve con buena nota su edificio compartimentado.

A propósito, dentro de mi preocupación particular sobre el efecto negativo de las aves invasoras, sin intención de alarmar a los presentes, he de confesar sin embargo que, el impacto poblacional de cotorras que se hallan esparcidas por toda nuestra geografía nacional me importa un carajo.
Bastante han padecido la indeseable conducta lucrativa de sus explotadores. No se ha frenado a quién correspondía frenar, y ahora, topamos con las nefastas consecuencias. La cotorra argentina se abre paso batallando y tratando como todo ser vivo de perpetuar su especie; con permiso del hombre, está claro.

24 comentarios:

  1. Ah... que relato bacana... como sempre! Parabéns, Javier! Você é muito sensível com as palavras.

    Eu acho que essa ave é como a nossa caturrita ou cocota como alguns dizem no sul do país.
    É bacana ver os bandos pelo céu, mas ao mesmo tempo, essa espécie se tornou uma praga aqui no Brasil, principalmente para os cultivadores de milho e sorgo, e também quem cultiva frutíferas.

    Como vê, a natureza tem seus distúrbios naturais...

    Um beijo imenso, amante da natureza!

    ResponderEliminar
  2. El hombre ha sido con irracional dedicación un saqueador de la naturaleza durante siglos enteros, eso es una tristisima verdad ...es aun peor ver como el problema se hace mas grande y el desorden nubla los pequenos esfuerzos por tratar de hacer algo por cambiar ....la naturaleza es fuente inmensa de lo que el hombre siempre ha necesitado simple y sencillamente, es un ejemplo vivo de belleza, por eso es tan triste como nosotros la acabamos, y aun mas triste ver como destuimos vidas tan inocentes al dano que le provocamos que slo porque esas criaturas nos se han sublebado no los hemos volteado a ver

    ResponderEliminar
  3. Bueno, si. Lei hace tiempo que estas cotorras se pusieron de moda en los años 80 como "animales exóticos". Algunas se escaparon y se han acabado adaptando perfectamente a las "zonas verdes" de las ciudades. No sabría decirte si son buenas o malas. A mi particularmente me alegran la vista. Pero en una ocasión, mientras paseaba al perro por el parque vi a una que se estaba cargando literalmente un árbol y dejándolo sin hojas ni ramillas. No sé que pensar sobre el tema.

    En cuanto al resto... problema dificil, pero dificil. Se tendría que volver al modelo anterior al consumismo y que la gente se conformara con consumir sólo aquello que necesita para vivir decentemente. Pero eso es tan dificil como acostumbrar a un niño a que prescinda de los caramelos.

    No me quiero ni imaginar el mundo dentro de 50 años, un mundo en el que muy probablemente, y visto desde un punto de vista totalmente egoísta, ya no estaré.

    ResponderEliminar
  4. Mira Javier, con la cotorra argentina, erradicarla es de lo más fácil, le dices:

    "Ché ! tomátela de aquí, hacete humo pibita...."

    y se va volando jejeje.

    Un abrazo Javier!

    ResponderEliminar
  5. Hemos coincido con uno de los protagonistas.
    Cerca de aquí, en Villalba, me advirtieron que en una finca había un nido de cigüeña con cotorras en su base, como ocurre en su tierra natal, pero no he conseguido localizarlas. Sería un buen dato, tanto por la localidad geográfica, en pleno campo y no en parque urbano, como por compartir el espacio con las zancudas.

    ResponderEliminar
  6. ... yo creo que por bien de la biodiversidad, cada cosa debe estar en su sitio...

    Se debería porhibir mercadear con todas estas especies traidas de fuera...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. En la ciudad de Madrid empiezan a ser una especie más entre las habituales. Ayer mismo las observé picoteando en las ramas de un almendro. La verdad es que son bellísimas, pero no tenemos idea de hasta dónde pueden llegar (cuales serán sus límites marcados por la competencia con otras especies). En la ciudad, si acaso como experimento, no dejan de ser curiosas, pero en el campo...No sé, tal vez acaben incorporándose a la dieta de alguna rapaz que ponga un poco de orden en este asunto.
    Saludos, desde el desconcierto faunístico.

    ResponderEliminar
  8. - Olá Teca: obrigado por teu amabilidad e tua companhia nos comentários.
    À medida que a espécie humana amplia seus domínios, qualquer espécie resulta problemática para seus interesses. O choque sempre termina com o aniquilamiento do problema, que naturalmente é, a erradicación dos animais que ousam lhe prejudicar.
    A cada vez mais distúrbios pela comodidade das cidades, isto se enche.

    Um beijo para ti também


    - Capriyunliuz: la naturaleza es una fuente inmensa, es cierto, pero la codicia del hombre la está dilapidando de manera vergonzosa. Hace falta muchísima más concienciación sobre la debilidad nuestra frente a esta naturaleza, no la del planeta, que es más fuerte de lo que pensamos.

    Saludos.


    - Araña: yo tampoco pienso que sean malas, desde luego en su hábitat natural no lo son. Pero la ansiedad lucrativa de los comercios y las autoridades que se lo permiten, han convertido a estas inteligentes aves en un riesgo para otras especies autóctonas, a las que seguramente aventajarán en explotación de recursos. No hay nada más que ver como la urraca de la fotografía intenta saquear el nido comunitario convertido hábilmente en una fortaleza. El córvido no pudo hacer absolutamente nada. También, otro detalle interesante es la sociedad de campero que realizan junto a estorninos, de los que aprenden nuevas técnicas de alimentación y se benefician de más ojos para controlar el peligro.
    Tienes razón con los destrozos a los árboles; las de las imágenes devoraron en poco rato gran cantidad de yemas tiernas.

    Saludos.


    - Mabel: dime en serio que funciona. Lo que puedo hacer es mandarte a cambio unos contenedores repletos de Palomicas del Pilar; a esas las llamas y te acuden encantadas.

    Saludos.


    - Jesús: bueno con la lista extensa de aves que has dedicado en tu entrada, creo que con alguna que otra, hubiéramos coincidido igual. Es lo de menos.
    Con lo que comentas ya me has puesto la miel en los labios. Si lograras localizarlas en un escenario similar al suyo de origen, sería interesante que en una futura entrada lo comentaras. Los gavilanes, azores y esmerejones entre otros sabrán sacar provecho. También me interesaría la reacción de las pobres cigüeñas aguantando la chicharra de las cotorras y sus disputas en los nidos. Tienes tajo, Jesús.


    - Anzaga: tienes toda la razón: cada especie en su sitio. Lo que ocurre es que en la organización del hombre como gestor de la naturaleza no le cuadra nada.
    Y de nuevo de acuerdo contigo: prevenir, para evitar estos desaguisados tan problemáticos. Miedo me da pensar en el tratamiento con el que van a afrontar el problema los ayuntamientos de turno.

    Saludos.


    - Javier: es verdad, se organizan que da gusto. Me llama mucho la atención cuando campean por el césped de los parques junto a los estorninos negros, el mimetismo de su plumaje con el verde de la hierba es uniforme. Por lo visto, con el consumo se tiernas yemas de árbol en un espacio estacional importante, parecen tener poca competencia. Después, me imagino, cuando llega la abundancia de las terrazas con el buen tiempo y la gente pasea por los parques, fomenta el tirón decisivo en la alimentación de las cotorras mediante los despojos generados cuando pasean o comen en dichos lugares.
    Los gatos del Parque Grande aquí en Zaragoza, cazan bastantes estorninos, alguna paloma doméstica y tórtola turca. La pasividad en sus costumbres afianzadas a la tranquilidad de los parques, les ha debilitado su actitud recelosa. Las cotorras, supongo que contribuirán (contra su voluntad), al tributo ocasional de algún miembro del grupo ante la atrevida incursión en cualquier parque del ataque del esmerejón o del gavilán.
    Lo que está claro que con tiempo, esto sólo lo arregla la misma naturaleza.

    Saludos exóticos.

    ResponderEliminar
  9. HOLA NUESTRAS COTORRAS, SI ME SOBREVUELAN TODOS LOS DÍAS, YA NO HAY TANTAS AQUI , POR LOS PESTICIDAS Y HERVICIDAS. DIME TU ESTABAS VUSCANDO AYUDA DE COMPORTAMIENTO ANIMAL..?? ESTUVE SIN COMPUTADORA , UNOS DIAS.

    ResponderEliminar
  10. Maelgi: si las persiguen en sus lugares de origen a pesar de su abundancia, no hacen mal en expandirse por otros lugares. Cada especie aprovecha potencialmente todas las oportunidades disponibles. Hay que sobrevivir instalándose donde sea, y rápido.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  11. Hola, Javier

    Lo de las especies alóctonas invasoras es un tema delicado, pero desde luego en el caso de las cotorras argentinas pienso igual que tu, y al menos en Madrid no hay porqué considerarlas invasoras. No creo que nadie pueda decidir qué especie es invasora en una gran urbe con la que hemos arrasado todo el entorno, por eso en las ciudades ni cotorras, ni palomas, ni cucarachas, etc. deben considerarse invasoras. Cuando vemos sus bandadas en un parque no están perjudicando para nada al medio ambiente. Si acaso hacen más agradable el paseo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  12. Como bien dices el tema de las cotorras es un problema, que de serlo, la naturaleza se encargara de regular. El verdadero problema somos nosotros. El ser humano es el que ha creado todo este desaguisado y sigue en ello. Bueno, para nosotros, la naturaleza también tiene solución, aunque creo que no nos va a gustar.
    Saludos

    ResponderEliminar
  13. ¡Hola Javier!
    Discúlpame por llegar un poco tarde a tu blog.
    Me siento muy identificada contigo en cuanto a tu opinión sobre las llamadas "especies invasoras" y me apena que esa sociedad ornitológica tan importante lo vean de esa manera.
    En mi ciudad, Barcelona, bueno en mi caso Sta. Coloma, pero es una prolongación, pues son invasoras las palomas, los gorriones, las cotorras, los gatos, yo creo que no se dejan ningún animal callejero y los argumentos siempre los mismos: que ensucian, que traen enfermedades.
    El otro día no pude más y le dije a una mujer ¡tanta limpieza, tanta limpieza...! ¡la conciencia habría que limpiar! Me vieron echando arroz a los pájaros y dos mujeres al unísono me llamaron la atención diciéndome lo típico que siempre dicen.
    Luego ves a los niños espantando a las palomas para que no puedan comer y yo pienso, valiente educación hacia los animales les estamos dando a nuestros niños, cuando de esta proliferación de animales que tanto les asusta tenemos la culpa los humanos, por todo lo que estamos causando a la naturaleza, que tú muy bien explicas.
    Pero de la proliferación de coches y su consiguiente repercusión en la salud de las personas y animales, de ésto no dicen nada.
    Gracias Javier por este post tan humano, racional y encantador.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. - Pedro: pienso que lo delicado de la invasión de las especies alóctonas es la repentina cantidad de especies diferentes que han logrado asentarse con éxito casi al mismo tiempo. Tantas especies a la vez, son más difíciles de asumir para un hábitat donde la presión humana apenas deja nada que rascar; ni para los que hay ni para los que vienen.
    Aunque la gente no lo crea, la finalidad de todas las especies es la de sortear fronteras y conquistar el máximo de territorio para fortalecer sus poblaciones. Y, a costa del hombre algunas lo van consiguiendo poco a poco. No hay nada más que verlo. Creo personalmente que, todo en la actualidad forma parte de la dinámica estructural de la naturaleza en versión humanizada, que no por ello, ha dejado de llevar las riendas del planeta.
    A mi, también me agradan

    Saludos


    - Lluís: bueno, que todavía te quedan grandísimas obras que concluir y preparar. Aunque tu razonamiento cada vez se abre más camino entre la codicia desenfrenada de nuestra especie. Reconozco que tenemos el planeta hecha un cajón de sastre. Un desastre. Perdemos mucho tiempo en reaccionar.

    Saludos


    - Clariana: no hay nada que disculpar pero…que sea la última vez (¿es broma eh?)
    Soy socio de esta entidad ornitológica, aunque no comulgo con todas sus ideas. Se ha permitido el comercio de animales exóticos sin una regulación pertinente, ni una educación especial para sus compradores. La gente sabe que donando a sus mascotas a los centros de recogida no van a viajar a sus lugares de origen. Por eso, prefieren soltarlos antes que llevarlos al matadero. He oído muchos comentarios de esos y no deja uno de horrorizarse. Lo menos que puede hacer una persona es responsabilizarse del animal adquirido. Pero la gente se cansa, el bello color del ave no compensa con el sonido del animal que destroza los nervios con sus gritos, en fin, tantas y tantas cosas.
    Lo de ensuciar y traer enfermedades resulta paradójico, y si no fuera tan serio, hasta cómico. Cómo podemos hablar de ensuciar y traer enfermedades.
    Hace unos días, descubrieron una población indígena en la selva brasileña; lo primero que me vino a la cabeza fue: ahora si, pobre gente.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  15. Todo esto que cuentas hoy creo que viene a corroborar mi idea de que el hombre no respeta a la naturaleza en general y a los animales en particular.
    Se importan animales por capricho que luego se abandonan cuando ya no les "hacen gracia" y no se conforman con eso, luego deciden que molestan estén en donde estén y que hay que exterminarlos. La vida de un animal para muchos no tiene valor alguno y desgraciadamente este pensamiento tan cruel tiene demasiados adeptos.
    Es muy triste y no creo que yo viva para ver el cambio de mentalidad de la gente en este asunto.
    Buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  16. Son simpatiquísimas. La única plaga realmente peligrosa es la humana, somos peor que las langostas y encima con ínfulas de ser importantes.

    ResponderEliminar
  17. Está claro que la cotorra no tiene la culpa, pero el hombre debería ser capaz, con todos sus medios, de poner orden en lo que ha modificado.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Una pena. Sobre todo porque el animalito, hermoso y tierno por otro lado, no tiene la culpa sino que se limita a seguir los dictados de su naturaleza. Ya no tengo muchas esperanzas de que aprendamos de nuestros errores. Abrazos.

    ResponderEliminar
  19. - Abedugu: así es, la vida de un animal vale lo mismo que la de un juguete usado; cuando cansa, cuando se acabó la novedad, entonces los cretinos se deshacen de ellas o, del resto de mascotas por la vía más sencilla.
    Lo malo de todo es que el dinero no tiene conciencia, y mientras los animales reporten dinero, seguirán siendo víctimas del comercio.

    Saludos.


    - Spooky: éstas son demasiado espabiladas para que dejen de habitar nuestras ciudades. De mejor o peor manera, se harán un hueco definitivo. Y, podremos seguir disfrutando de ellas aunque a algunos no les hagan gracia.

    Saludos


    - Tawaki: exactamente; y ahora que todo está patas arriba, a ver que soluciones maquiavélicas sugieren mientras el comercio de animales continúa vigente.

    Muy bueno el video. El truco es complicadísimo de detectar. Es alucinante.

    Saludos.


    -Salomé: sintiéndolo mucho, no soy yo precisamente la persona idónea para darte esperanzas en cuanto al futuro de la naturaleza natural (se entiende); porque de la manipulada por el hombre, cada vez se extiende más.
    Nos consolaremos con el verde esperanza de las cotorras.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  20. Permíteme que te diga, Javier, amén a eso último que has dicho. Cuando una persona se decide a mantener un animal en su casa, no debe sólo decidirse, sino COMPROMETERSE, porque éso es lo más importante.

    La primera vez que vi verdaderas bandadas de estas aves fue hace mil años en Valencia y me sorprendió muchísimo, porque no sólo había cotorras argentinas sino también otras especies de psitácidos.

    En fin, esto es lo que nos toca vivir.
    Espero que tengas un buen inicio de marzo, Javi.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  21. Madrid está invadido por las cotorras, sobre todo la zona de la Casa de Campo, donde tienen suficiente arboleda para sus nidos. Yo estoy de acuerdo contigo Javier, si no se ataca el problema de raíz y se deja de comerciar con estos animales, ¿de qué sirve exterminar? Sólo ya la palabra me da mucho repelús, pobrecillas. Intentan sobrevivir como ser vivo que son.

    Quizá acaben incorporándose a nuestra fauna autóctona como el camaleón, que si no me equivoco tampoco era español.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  22. - Guillermo: hace falta tanta concienciación…

    Saludos.


    - Mamen: la gente no lleva bien lo de la extinción de lo que llaman plagas. Cuando se hacen capturas de cualquiera ave o mamífero, la gente se solidariza con ellos, interrumpiendo o molestando a los captores para evitarlas.
    En las especies establecidas se puede limitar sus poblaciones pero, no se pueden eliminar. Los costes son muy elevados económicamente y con resultados poco satisfactorios.
    La tórtola turca llegó a nuestro país por expansión de la especie. Un éxito rotundo para un ave muy preparada y capacitada para competir. A la cotorra argentina los mismos comerciantes que la han machacado, han sido los precursores de su éxito, al colaborar en el transporte de estas aves. Ellas han sabido aprovechar esta baza para instalarse por tiempo indefinido. Es una manera más de expandirse. Para progresar, vale todo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  23. estoy en uno de los hoteles en el centro de buenos aires de vacaciones y me gustaria saber si puedo ir a ver a esta cotorra en el zoo o donde es que se habitan?

    ResponderEliminar
  24. Hola Javier, he estado leyendo tu artículo y me ha resultado muy interesante. No tenía ni idea de que las cotorritas estuvieran siendo un problema tan grave para nuestro país. Sin embargo, ahora que lo sé, me arrepiento de haberlo leído... Tal vez tú puedas ayudarme, resulta que me vine a Argentina hace dos meses, adopté una cotorra sin documentación porque para su desgracia, aquí las matan, y el animalito se ha domesticado. Me he encariñado tanto con ella, que me encantaría llevarla conmigo a España, pero por lo que estoy viendo, me parece que será complicado que me dejen entrarla al país, más aún sin documentación... ¿Qué opinas? Viendo que entiendes del tema, crees que hay alguna manera de llevarla conmigo? Agradezco tu respuesta, un saludo. Gemma. yopersefone@hotmail.com

    ResponderEliminar