La calma de la mañana se refleja por el amanecer sin prisas de un tímido sol, que comienza a iluminar un nuevo día fuera de la época de cría de muchas aves. Los aláudidos, fringílidos y otras aves que ya no están, concluyeron con sus voces territoriales, reemplazadas ahora por la brevedad de los reclamos dispersos por un páramo salpicado de romeros, tomillos, aliagas y sabinas que dejan de manifiesto, la monotonía vegetal de este desabrigado paisaje. Una hora después de amanecer, comienzo a escuchar las voces emblemáticas del páramo, son las de los bandos de ortegas, que avanzan aceleradas cortando el aire con el agitado aleteo de su audible y veloz vuelo cuando me sobrepasan fugaces. Van directas seguramente a sus abrevaderos habituales, a los que se desplazan desde distancias que pueden superar los cincuenta km. El agua, es muy necesaria para ellas y sus pollos, puesto que suplementa la escasez hídrica que obtienen de semillas y brotes vegetales de los que se alimentan por estos terrenos tan secos.
En España las poblaciones son sedentarias, aunque si efectúan movimientos trashumantes. Llegado el invierno, se concentran en bandos que pueden alcanzar los 50 ejemplares. Los pastizales secos, eriales y cultivos de secano (preferentemente los de cereal y en barbecho), reúnen las preferencias habitables para esta especie.
Comportamiento en el bebedero
Hay una gran tensión palpable entre los ejemplares que van llegando a beber; una vez posadas las ortegas, emiten una suave voz líquida y apaciguadora. Al coincidir varios individuos presentándose en parejas o en reducido número, se forman grupos apartados de la orilla esperando un turno prudente para acceder al agua. Tal vez sacien su sed, no las aves que llegaron primero, sino las que parecen estar más sedientas y desesperadas. Digo esto, porque hay ortegas que abandonan la balsa incluso sin llegar a beber, puede que, por un exceso de recelo capaz de hacerles aguantar hasta otra próxima ocasión que no dejarán escapar. Esta situación en la que domina cierto nerviosismo, proporciona posiblemente una vigilancia rotativa. Tan sólo les basta unos segundos para saciarse y, súbitamente, impulsadas con su musculatura pectoral excepcional, levantan el vuelo casi en vertical, emitiendo su particular reclamo con más fuerza si cabe, como estallando por la presión nerviosa acumulada después de soportar la tensa permanencia en un lugar de alto riesgo como son las balsas.
- Un macho de ortega con el plumaje del cuello algo estropeado acude cautelosa a la orilla.
- Las ortegas más decididas van acercándose lentamente a por su ración de agua
- La inmersión del plumaje ventral mientras bebe, provoca una sensación de alivio en la ortega. Aunque disponen de una coraza antitérmica en el vientre capaz de aislarles de suelos tórridos (soportan hasta 60 grados de temperatura canicular), dicha acción les resulta muy placentera.
- No todas las aves pueden succionar o bombear el agua (como hacemos los humanos), teniendo que levantar y echar hacia atrás la cabeza para que el pico, bascule y vacíe el agua recogida en su conducto digestivo. Sin embargo, como las columbiformes; las pteróclidas (ortegas y gangas), también han resuelto evolutivamente este problema mediante la contracción progresiva de un extremo a otro del esófago, para hacer avanzar el líquido contenido (Peristalsis), sin levantar la cabeza.
- Las ortegas más desconfiadas, aguardan su momento y aprovechan para acicalarse o dormitar leves segundos. Siempre hay miradas alerta. Chorla, churra etcétera, son apodos onomatopéyicos con que los lugareños las conocen, apropiados por su característica voz, un audible y específico “Churrr”. Si se las escucha de cerca, se puede oír incluso, el sonido de retorno, cuando inspiran de nuevo llenando sus pulmones de aire.
En El Libro Rojo de los Vertebrados de España 1992, está catalogada como vulnerable.
La primera fotografía podría titularse: "El reflejo de la ortega invisible" muy original la imagen.
ResponderEliminarQue suerte poder ver a estas aves en un bebedero porque son muy recelosas como tú apuntas en el texto.
Un saludo.
Gracias por enseñarnosla y por dar a conocer su comportamiento, por que por aquí no la veremos,....todos los lugares tienen sus estrellas....saludos Javier
ResponderEliminarTus reportajes me gustan mucho. Es el fruto de la paciencia, de la observación, una labor maravillosa en pleno contacto con la naturaleza.
ResponderEliminarEnhorabuena, Javier.
Você é um observador da natureza de primeira! E eu tenho a sorte de poder ler suas histórias aqui.
ResponderEliminarEu não conhecia essa ave... que fotos tão bonitas, tão meigas. Percebe-se o tempo que você ficou atentamente ligado a elas.
Obrigada!
Beijos ternos.
El reportaje de hoy nos demuestra que no sólo amas a la naturaleza, la observas, la estudias y la respetas que es la mejor manera de amarla y luego nosotros nos beneficiamos de todo ello para ir aprendiendo y si algún día tenemos la suerte de encontrarnos con las ortegas, estas ya no serán unas completas desconocidas para nosotros.
ResponderEliminarBuen día
¡Hola Javier 16!
ResponderEliminarMe da un poco de apuro decirlo, pero no sólo no las he visto nunca al natural sino que no las conocía ni por los libros, ni guías de aves. Te agradezco una vez más que nos las des a conocer de una manera tan agradable y con unas fotos tan preciosas.
Pienso que si los humanos valoráramos cada detalle de nuestra vida, que ya lo vemos como superfluo porque estamos acostumbrados, pues seríamos más felices como estas ortegas en la balsa que con el simple acto de beber o darse un chapuzeo, nos dan ejemplo del valor que le dan a lo poco que pueden recoger de lo que encuentran en la Naturaleza con mucho esfuerzo por su parte.
Es un placer entrar en tu blog y conocer tantas cosas sobre los animales, que nunca supe. Un abrazo.
- Totalmente de acuerdo contigo Ars. Aves que siempre he visto volando fugaces y que casualmente, encontré recalando en este bebedero cuando esperaba collalbas.
ResponderEliminarNo te las pierdas, son alucinantes.
Saludos.
- Hola Esteban. Espero poder dedicarles más tiempo de observación directa pero sin fotografía, creo que me despista de muchos detalles interesantes. Hay ciertas cosas que me intrigan demasiado.
Saludos.
- Me alegra mucho Luis, tu interés y agrado por los habitantes de los paisajes que tú tan bien defines. Esto es lo más creativo del escaparate bloguero; el cambio de cromos, en este caso, de paisajes y animales.
Saludos.
- Qué tal Teca. Supongo que tú también te animarías a dedicarles mucho tiempo de observación a las aves, y que cuando puedas, lo harás. No me cabe duda. Son una de las bases más creativas de la poesía.
Saludos.
- Abedugu. Como los datos de cada especie son tan extensos (resultaría farragoso relatarlos), intento agregar detalles curiosos y, sobre todo, esa sensación que provoca en un observador cualquiera, y enamorado como tanta gente, de la fantástica variedad de aves existentes en la península.
Saludos.
- Creo Clariana, que la ortega es una gran desconocida incluso, para quienes las hemos visto en bastantes ocasiones. Los estudiosos de su biología, tienen todavía grandes dudas respecto a ciertos datos de distribución, trashumancia y comportamiento.
Es curioso que para mucha gente, lo que es simplemente un secarral donde sólo sospechan la presencia de lagartijas, haya aves como la ortega, la ganga (más colorida todavía), el sisón, el alcaraván y la avutarda, y, que hacen las delicias y sacrificio de tanto apasionado de estos inhóspitos lugares casi inhabitables.
Saludos.
Todas las fotos me gustaron, pero como ya te han dicho, la primera es especial ! Para un premio !
ResponderEliminarY además tu relato tan descriptivo y aún, poético.
.............
Lo de la barra del costado: el ataque del águila real al búho real (como siempre, la realeza con problemas) fue impresionante por la velocidad desplegada del águila en pleno vuelo, lo debe de haber matado al pobre búho, sin que éste se diera cuenta !
Yo vi una documental, del águila real apresando a un cordero (creo) y remontándolo por los aires.
El poderío de estas aves es asombroso.
Gracias Javier y un saludo cordial para ti.
hermosas aves, jamas habia visto aves iguales a estas, parecen aves mucho mas cautelosas de las que he tenido el placer de observar aqui en mi pais, segun veo por las fotos claro parecen estar alerta en casi todas las fotos....tengo una pregunta que tan hostil es el ambiente de estas aves? ....hasta la proxima:-)
ResponderEliminarUn momento muy especial compartido contigo y las ortegas.
ResponderEliminarSon aves realmente hermosas y evolutivamente impecables en ambientes áridos.
Gracias, Javier, por estas imágenes y explicaciones.
Saludos.
Las desconozco bastante. Sólo las he visto en algunos blogs. Siempre que os leo me doy cuenta de lo que me queda por aprender.
ResponderEliminarQué momento más delicado el de saciar la sed ¿eh? Qué vulnerables se vuelven todos los animales.
Saludos Javier!
- No, Mabel; afortunadamente después de la escena, aguardamos un rato para ver si aparecía el búho real con su tarea de marcaje territorial, y en efecto, apareció de lo más flamenco. Es tanto el dio que se profesan, que serían capaces si se engancharan con las garras, de morir de hambre antes que de soltar la presa. Estos dos son machos, imagínate sus parejas las hembras que les superan en tamaño. Sería tremendo.
ResponderEliminarLas águilas reales, si que son capaces de matar a jóvenes búhos reales.
Gracias Mabel.
Abrazos.
- Hola Capriyunliuz: estas aves, están muy adaptadas a las zonas áridas de estepas y páramos pero, a pesar de todo, dependen del agua para prosperar ellas y su descendencia. Hay otro componente de la familia pteroclidae, la ganga (Pterocles alchata), que todavía está algo más especializada que la ortega en zonas casi inhóspitas pero, sólo de las abrasadoras estepas; poca vegetación, de bajo porte, y kilómetros de espacio libre para volar a toda prisa a las balsas para beber, sobre todo.
Pocos enemigos parecen tener las ortegas, salvo sus crías; seguramente sus predadores lo sean de modo casual y con mucha ventaja por su parte; sin embargo, el halcón peregrino puede que sea la única rapaz que pueda darle caza cuerpo a cuerpo. Luego está el cazador; que si es capaz de aguardarlas cobardemente en las balsas de agua, ya te puedes imaginar la masacre.
Saludos.
- Ya sé Javier que, de los pirineos al páramo hay diferencia, pero seguro que disfrutarías con estas apresuradas aves de campo abierto, cubriendo fugaces, distancias que por su velocidad, se les deben hacer breves. Y, cuando escuchas su voz, “Churrr”, no puedes evitar buscarlas con la vista, del mismo modo que buscas a las grullas cuando ellas marcan el verdadero comienzo del otoño.
Saludos.
- Supongo Mamen, que si las has visto en otros blogs, habrás visto mejores fotos. En este lugar amanece de frente, y eso, es un problema para un equipo de fotografía tan pobre. Lo que más me reconforta es haber logrado esas fotos donde las ortegas en unas décimas de relax apresurado, aprovechan para cerrar los ojos, esos ojos tan expresivos, y también para arreglarse el plumaje. Escenas complicadas de ver, pero que me aportan una emoción desbordada, y más, cuando se comparten.
No digas que te queda mucho por aprender; di solamente, que te queda mucho por observar. Como a todos.
Saludos.
Todo un descubrimieno Javier, creo que no las he visto nunca.
ResponderEliminarGran reportaje, como siempre.
Un fuerte abrazo¡¡¡
A Salto De Mata
Viajeros Sin L匇ite
Cuando las quieras ver Miguel, tendrás que llevarte una buena sombrilla para soportar los días de chicharrina esteparia o paramera.
ResponderEliminarSaludos.