
Los machos adultos son menores que las hembras, y miden de
Excavan túneles en el suelo que sólo abandonan por la noche. El diámetro de entrada es de

Habitan tanto espacios secos como húmedos, siempre que sean abiertos y soleados.
Las arañas lobo perciben el movimiento con sus ojos pequeños y luego enfocan con dos ojos de mayor tamaño. Pero siguen dependiendo sobremanera de los estímulos táctiles, con el que perciben las vibraciones cómo: los pedipalpos, y vellos sensibles conectados a terminaciones nerviosas.
Se abalanzan sobre la presa, la agarran con sus apéndices anteriores y la dan muerte con una picadura mortal. Su veneno, produce una lesión local en las personas que puede ser dolorosa, con inflamación y ampollas claras, que ceden espontáneamente entre los 4 y 7 días. No hay riesgo de muerte. Tranquilos.
Durante la reproducción, las hembras receptoras cubren el suelo con hebras de seda impregnadas con feromonas, es una señal para los machos. Antes de copular, el cortejo masculino consiste en emitir sonidos (estridulaciones), vibraciones (tamborileo del suelo) y exhibiciones. El macho abraza a la hembra desde arriba e introduce el esperma con sus pedipalpos.
Al cabo de 1-8 semanas aparece la primera ooteca (es el envoltorio esférico de seda para proteger y transportar los huevos). La hembra lo prepara de la siguiente manera: extiende en el suelo la seda con el abdomen mediante movimientos rítmicos hasta tejer una superficie uniforme y circular. Dentro, deposita la puesta y después la cierra uniendo y sellando los extremos hasta conseguir un envase circular. La ooteca queda adherida a las hileras de la hembra, quien siempre la lleva consigo: nunca la deja sola y, la defiende con fiereza.
Las crías suelen nacer al cabo de 3-6 semanas. La madre, transporta a su descendencia a todas partes en su dorso, infatigablemente. Éstas, desmontan en pequeños grupos para alimentarse y beber, volviendo a trepar a la madre.
A veces la hembra muere de vieja llevando las crías, quienes la devoran parcialmente, ya que están programadas para aprovechar toda fuente de energía.
La mayoría de las arañas (más de 34 mil especies) sobre todo, las de menor tamaño que buscan un nuevo territorio o emparejarse, lanzan su seda al aire y se dejan trasportar a cientos de metros, e incluso, centenares de kilómetros de distancia.

Terreno donde se fotografió a la araña lobo, cerca del río Ebro.
La primavera y el otoño, son estaciones propicias para la expansión de los arácnidos voladores, mediante el sistema aerostático, pero sin gas.
Aquí tenemos parte, de otra característica del otoño; la dispersión de las independizadas crías de araña.
Nuestra araña lobo, que tiene su descendencia durante estas fechas, como demuestra las fotografías realizadas en octubre, se dispersará por vía terrestre, como establece su conducta vital, arraigada a la firmeza del suelo.
Es la segunda vez, que tengo el privilegio de observar de cerca a una hembra con sus pequeños. Un placer.