Un ejemplo de tranquilidad en esta hembra de búho real Bubo bubo que reposa fuera de su nido, habitado por dos pollos de tres semanas de edad, a pesar de observarla apartado y al descubierto desde mi ubicación. Evita de este modo, la cargante pesadez de sus pupilos.
El año pasado hice seguimiento de un nido de búho real en el
cañón del río Mesa pero, las fotos hechas con telescopio por la escasa luz de
aquella rinconada pétrea quedaron tan mal que decidí no publicar entrada. Puedo
permitirme añadir fotos malas pero, en ningún caso malísimas.
Sin embargo, pensé que los que ojeáis este blog, tal vez no
seáis tanto de fotos buenas y sí de curiosidades, aunque sean imágenes
documentales francamente malas.
He decidido retomar el asunto para desvelaros de forma
sencilla las pequeñas cosas acaecidas en un nido de búho real para saber cómo
reaccionan ante mi presencia, aun siendo lejana, dichos moradores. Es un ejemplo de entre tantos
nidos repartidos por toda la península cuyo comportamiento familiar,
seguramente, no difiere demasiado. Sin lugar a dudas la hembra, la madre, juega
el papel protagonista de la entrada, entendiendo que hay madres de búho real
capaces de aguantarlo todo por su descendencia; otras, no tanto.
El macho se encarga de defender el territorio de otros machos competidores y aportar alimento mientras la hembra acomete la exhaustiva labor de proteger a los pollos de cualquier peligro. No hay que olvidar el desgaste que provoca, además, acompañar a las crías pequeñas soportando sus diabluras. He de reconocer que hay madres a prueba de todo.
Las imágenes están captadas con una cámara acoplada mediante
un cilindro a un telescopio Leica (con muy mal resultado). La distancia era
bastante grande para no incidir demasiado en su conducta y los 60 aumentos
fueron necesarios para captar aceptablemente las escenas; sin embargo, muchas
fueron desechadas. El lugar fotografiado era umbrío, apenas había luz y utilicé
el máximo de ISO. Por si fuera poco, las fotografías fueron ampliadas en
Photoshop.
Este recóndito nido me permitió, siempre desde la misma distancia y ubicación (13 horas en 2 visitas), observar a la hembra incubando tranquilamente en su nido. La inadvertibilidad dependía exclusivamente de ella, al no soportar todavía el trasiego de su descendencia.
Durante este periodo, la hembra de búho real apenas receló de mi presencia.
16/04/2014
Todo cambió cuando los pollos se hacían grandes y controlarlos resultaba más problemático. Los pequeños, como todos los pequeños de todas las especies, tienen en común la curiosidad e inquietud; es eso lo que incomoda a la hembra que ya no depende de su inmovilidad para pasar desapercibida. Ahora, tenía que asumir el movimiento de sus pupilos en la oquedad, por ello, su mirada apuntaba hacia mi posición temerosa de ser descubierta.
Los angelitos están profundamente dormidos, y la progenitora aprovecha su quietud para dormitar merecidamente.
17/04/2014
En esta ocasión acudo a las 17´00 h de la tarde cuando la temperatura y la luz son más agradables gracias al sol. Los vástagos duermen, y su progenitora, alerta, termina cayendo en un leve sueño.
18/04/2014
Hoy es sábado y la gente aprovecha para salir al campo a caminar. El ruido y griterío por parte de este grupo inunda todo el barranco. A mi derecha, está la senda de largo recorrido por el que transcurren los senderistas.
La paciente madre pendiente de mi persona, cambia su atención dirigiéndola al grupo vociferante. Anoto que, mi figura conocida por la rapaz, pasa a segundo plano, priorizando como de mayor riesgo la nueva irrupción de enemigos potenciales para su prole.
Pasa la gente y, de nuevo, capto su atención. Mi inmovilidad le permite una pequeña siesta, aceptándome como un riesgo asumible. Cualquier sonido, de donde quiera que proceda, llamará su atención e instantáneamente seré su primer objetivo.
20/04/2014
Los pollos van descubriendo desde su lugar de nacimiento el mundo exterior. En este caso, anoté en mi cuaderno la atención de los pequeños ante una corza campeando y asentada en el lugar. La hembra, por el contrario, vigilaba mi posición atentamente.
No podéis imaginar la pesadez con la que actúan los vástagos contra su madre: le picotean las garras, el plumaje, el pico. A veces, se lanzan sobre sus rectrices y rémiges emulando una secuencia de caza, ésta reacciona cambiando de lugar nerviosa por la actitud de su prole dado el riesgo que provoca el alboroto ante mi presencia.
Este día me llevo una grata sorpresa. Con el mal que dan los pequeños, veo a la hembra descansando en la oquedad grande pegada al lado derecho y sola. Tendrá un día completamente relajado puesto que su descendencia no está con ella.
Poco más de una hora después, la pesadilla aparece de nuevo en el nido. Los pequeños terremotos desmontan la paz con su presencia. La hembra que estaba pegada en el extremo derecho es empujada al medio...
10/05/2014
Otro nuevo día y descubro que el pollo del lado izquierdo ha tomado el hueco como habitación individual. Me vigilan atentamente él y la madre, el otro prepara sus trastadas practicando como futuro cazador.
24/05/2014
Por fin los pollos se han quedado solos. A las 8´26 horas descubro a uno de los ejemplares acurrucado contra el lado derecho, lugar predilecto de su progenitora. Parece temeroso al estar sólo. A su hermano no lo veo por ningún lugar cercano.
Me da la impresión de que los machos son más exploradores que las hembras. Quizá forje su comportamiento la herencia genética, encauzándolo como futuro conquistador de un territorio donde asegurar su descendencia.
07/06/2014
Es el día de abordar el nido vacío para comprobar las sorpresas que depara su interior.
La mayoría de las plumas corresponden a cuatro búho chicos Asio otus (1 adulto, 1 joven y 2 pollos); otras especies son: un cárabo Strix aluco, un cernícalo vulgar Falco tinnunculus y un pico picapinos Dendrocopos major. El resto corresponde a micromamíferos y lagomorfos.