
Primeras horas de la mañana. Los gatos consiguen ahorrar mucha energía mediante prolongadas siestas, más que cualquier otro animal y éstas, se acentúan a medida que envejecen. Su sistema sensorial altamente sofisticado (entre ellos el oído), le advierten de cualquier amenaza ante posibles peligros.
A veces, uno hace todo lo contrario de lo que pensaba hacer antes de salir de casa. De salir a la búsqueda de pequeños pájaros del parque, acabé sentado en un banco de piedra decorado con atractivos baldosines situado frente al estanque de cisnes y patos. Me gusta por supuesto, además, mirar la vida desde un punto fijo a la vista de los animales que, familiarizándose con la presencia humana, terminan aceptándola de buen grado. Al final, hubo en este horario temprano más tránsito animal del que pudiera esperar, y bastante entretenido por la curiosidad de su comportamiento. Gatos, cotorras argentinas, urracas, estorninos negros, gorriones, carboneros, tórtolas turcas, currucas capirotadas y un agateador común, pasaron confiados por este pequeño espacio del jardín botánico dentro del más amplio, parque de José Antonio Labordeta.
Dos mujeres tirando de un carro de compras se encargaban de distribuir por puntos muy concretos comida para gatos, bueno…comida para todos los habitantes del parque como observé posteriormente. Por lo que pude comprobar, los gatos ya estaban familiarizados con ellas. Me quedé mirándolas detenidamente por su labor altruista, y ellas hicieron lo mismo, pero, percibí cierta mirada de desconfianza hacia mí, deduciendo que tal vez, alguien les habría recriminado esa conducta.
Pues eso es todo, que no es poco, desde el banco de un animado parque. Personalmente, mirando la conducta siempre interesante de cualquier especie animal, se puede pasar un rato muy agradable y relajante sin alejarse de casa.

El gato es un depredador muy eficaz. Muchas veces, la muestra de acecho y predisposición no indican un posible lance de caza, sino el resultado instintivo de una ocasión estimulada por la oportunidad que brinda el momento.
“Oreja cortada” se acerca sigilosamente a un grupo de palomas torcaces que ingieren plantas escogidas del césped.

Las colúmbidas no se alteran ante la presencia del felino. Finalmente, unos patos del estanque picoteando brotes cercanos al gato ilusionado, le hacen desistir de su constructivo sueño.

La tórtola turca se ha adueñado prácticamente de los parques y de sus recursos junto con las palomas, pero, aquí en este espacio recogido los gorriones utilizan otra estrategia que no tiene competidores, y es la entrada en las jaulas de especies exóticas que se exhiben dentro de este recinto para compartir comida con sus inquilinos.

Los gatos asilvestrados se adaptan bastante bien al entorno viviendo solos, aunque prefieren vivir en comunidades o colonias. Hay lugares como el parque donde pueden vivir con un nivel muy apto de plenitud y comodidad, y alternar la comida que les ofrece la gente con las presas que logran capturar como: ratones, ratas jóvenes, gorriones, tórtolas y estorninos negros entre otras.

Es difícil que en los grupos establecidos entren gatos nuevos y, en estos grupos siempre hay un ejemplar dominante ¿lo veis claro? Podríamos llamarlo “Perdonavidas”. Por lo que observé, el resto parecía evitarle.

Aquí vemos el fruto de la pareja de las amables mujeres dedicadas a la alimentación de estas criaturas, las cuales, bien pudieron vivir en compañía de humanos antes de ser abandonadas por sus dueños, como ocurre desgraciadamente con mucha frecuencia.

Y aquí vemos también el efecto secundario de la labor de las amables mujeres que por fortuna no resulta perjudicial, sino, altamente positiva para muchas aves del parque beneficiadas por ello. Las urracas poseen una bolsa gular dilatante que hace de almacén del alimento sobre todo en época de cría, por lo que tras sus visitas quedan escasos restos de comida.

Los estorninos más desconfiados, prefieren guardar fila bajando poco a poco y extremando la seguridad para acceder a su ración de pienso.