martes, 12 de enero de 2016

El Águila de Bonelli que se libró de su anilla plástica


Pareja de Águila de Bonelli Aquila fasciata soleándose 

Tal vez, a causa del temor que provoca la disminución del Águila de Bonelli en el territorio español y, concretamente en el aragonés, observar a esta rapaz para disfrutar de su privilegiada estampa se ha convertido en un objetivo demasiado delicado. Incluso, sopesar la distancia para observar al ave siempre parece insuficiente para evitarle molestias, a pesar de existir la presencia humana allí donde la naturaleza se extiende y la blanca rapaz sea prudentemente permisiva con ella.
Digo esto porque, a veces, uno se excede con la distancia óptima para observarla y termina disfrutando de la blanca pechera de una piedra blanqueada por deyecciones de otras rapaces, aunque esté muy bien colocada en el habitual posadero como el Águila de Bonelli, si no se mueve, es una piedra.
 
Macho levanta el vuelo después de solearse por la mañana. El ejemplar de la imágen es el protagonista de la anilla de PVC; una rapaz entrada en años, por lo visto, bastante experimentada.

Quería contaros que, un ejemplar macho de Águila de Bonelli fue marcado con anilla alfanumérica amarilla de PVC; un material ligero y de gran resistencia. Dicha rapaz, desconozco cuándo fue anillada pero, si tuve noticia del tiempo que estuvo con la anilla aprisionándole los dedos cerrados a causa del intento de librarse el ave de dicho marcaje. Se calcula que estuvo de éste modo, con la garra inutilizada, cerca de dos meses y su supervivencia para la caza debió de ser un auténtico milagro. Finalmente pudo zafarse del incómodo plástico amarillo y podemos ver al ejemplar en vuelo, por fortuna, todavía activo en su serranía tradicional.

Me gustaría pedir, a quiénes corresponda, que no se involucren más en seguimientos científicos futuros sobre el águila de Bonelli si conllevan capturas y manipulación. Sabiéndose como se sabe, gracias a la enorme cantidad de datos compilados sobre esta rapaz, habría que protegerla ahora más que nunca eliminando los problemas que se mantienen sin resolver, y dejarla recuperarse en paz en sus dominios naturales. Basta ya de reiterativos estudios de campo con radio-marcajes y anillamientos con PVC, etc. para descubrir más de lo mismo. Hay que presionar para evitar la mala gestión de la administración con especies vulnerables, incidir más en los tendidos problemáticos para corregirlos, evitar los venenos en las zonas de concentración de jóvenes, vigilar sus territorios de nidificación, furtivismo, etc. Dejémonos de juegos eternos de investigación y, evidentemente, dejemos de ser un problema más para el Águila de Bonelli. 

Fotografías con objetivo 300mm y mucho recorte.