sábado, 23 de abril de 2022

Buitre leonado abre sus alas para solearse tras el frío de la noche

 


Las noches invernales de Teruel son largas y heladoras. Al amanecer, tras la veladura escarchada del monte a causa de las gélidas temperaturas, los buitres leonados Gyps fulvus buscan los mejores bloques pétreos para atenuar el frío ante los cálidos rayos del sol matinal. Ya cuentan con espacios comunitarios e individuales para dicha funcionalidad, y los van llenando paulatinamente cuando su pereza mañanera es vencida por la necesidad de calentarse al sol. Así, vemos desplegar su gran envergadura desde lo alto, con una postura que tanto nos llama la atención cuando miramos perplejos la inmensidad del ave.

Otras funciones por las que abren sus inmensas alas, comentan los científicos, han sido relacionadas con la lucha contra ectoparásitos, la síntesis de la vitamina D, el mantenimiento correcto del estado del plumaje y la termorregulación, sobre todo, en noches tan desapacibles. La frecuencia más común por la que adoptan los buitres leonados esta postura para solearse coincide con la dureza invernal y los periodos de lluvias. Aunque, no resulta extraño observar a estas carroñeras solearse en condiciones nada adversas y con un penetrante sol en días estivales.

En consecuencia, dada la disparidad de motivos variados sobre dicha conducta en estas aves carroñeras, este interrogante queda abierto a futuras investigaciones más precisas de seguimiento científico.

Nota:
El vídeo se ha abreviado para resumir la secuencia. El buitre permanece cerca de tres minutos con las alas abiertas. 

sábado, 16 de abril de 2022

Grito intimidatorio de hembra de búho real



 
"por miles de años el búho ha sido visto como un espíritu maligno que deambulaba en silencio por el cielo nocturno en busca de víctimas humanas, con la intención de hacerles daño.. Sus ominosos chillidos han realzado esta impresión y lo han caracterizado a menudo como el heraldo funesto de la destrucción y la muerte. 

Como sólo aparece de noche y aun así permanece en un extraño silencio, nos recuerda a un criminal fugitivo, un ladrón o un asesino que acecha en la oscuridad. Según hemos comentado ya, para los antiguos romanos el modo de vida del búho significaba ser considerado como un temido mensajero de la muerte".

Búhos, un retrato por Desmond Morris. Editora Adriana Hidalgo.


D. Morris tuvo una mala experiencia en su infancia con un búho que le marcó toda la vida. En memoria de aquél ave, cuenta, decidió homenajearla con esta publicación. 
A su lado, una pluma rectriz central de búho real adulto.


Por desgracia, siguen todavía vigentes estas creencias, dada la ignorancia de mucha gente cuya cultura popular tiene a los búhos como seres abominables. 

"La Biblia está llena de odio al búho". D. Morris, extrae en este interesante libro "dieciséis menciones a búhos en el Antiguo Testamento, la mayoría antipáticas". También va más allá con más variados temas sobre su evolución desde la prehistoria hasta la actualidad. 
Una lectura fluida para conocer a los acérrimos verdugos y defensores de los búhos a lo largo de la historia. Muy interesante.

Como observador de estas aves, sobre todo en referencia al gran búho real Bubo b. hispanus, destacar que son criaturas celosas de su intimidad y temerosas durante el día. La noche hace de ellas grandes liberadas con una enorme capacidad para imperar en la penumbra. Conociendo la variedad de sus voces, se puede adivinar el comportamiento característico en cada momento de su actividad nocturna. 



viernes, 25 de febrero de 2022

Buitre leonado calcula el despegue con fuerte viento (vídeo-trampeo)



Han pasado varios años desde que observé aquel aterrizaje fallido de un buitre leonado Gyps fulvus en lo alto de un cortado calizo. No imaginaba el vuelco que iba a dar la escena.

Era un día de viento tan fuerte, que solamente los milanos hubieran sabido sacarle partido lúdico con sus piruetas aéreas a ese vendaval. Verdaderos artistas de la navegación por este meteoro tan molesto para los humanos y otras tantas especies. Ni siquiera el búho real Bubo b. hispanus se molesta con noches tan ventosas en desgañitarse para marcar su territorio.

Como decía, el amplio carroñero volaba hacia el cortado calizo. Nada extraño hasta el momento. El cañón calizo del río Mesa era un conductor acelerante del viento, y lo peor de todo, esos cambios racheados que desconcertaron a la magna rapaz velera. 
Así ocurrió cuando fue a posarse en lo alto del cantil. El aterrizaje basado en las maniobras precisas del buitre eran las correctas, manejando mediante movimientos alares y el timón de las rectrices el viento a su antojo. Todo iba bien cuando las garras encaraban la roca para culminar sus alas el final del viaje. Sin embargo, una ráfaga inesperada y bestial fue tumbando la vegetación a su dramático paso, alcanzando también al maniobrero buitre haciéndole perder el equilibrio. Pegado al cortado y aleteando, descendía mientras en caída libre era absorbido por el abismo. 
Por fortuna, una sabina negra aperchada en la roca, logró sujetarlo como si de un abrigo se tratara. Con las alas extendidas quedó abarcando la totalidad del arbusto, por fortuna, a salvo. Parecía sujetarle las alas el ramaje amigo de la desvencijada y centenaria sabina, soporte de tantas aves en su, ahora, yerma copa.
El buitre leonado se tomó su tiempo. Descansó y trató de sujetarse al troco principal, ya que sus garras pendían entre las ramas escamosas. Aleteó para ganar apoyo. Un punto adecuado que le permitiera impulsarse hasta dejarse caer. Parecía una maniobra a la desesperada, pero, lo hizo con una brusquedad elegante. 
Al separarse aparatosamente del arbusto y de la pared caliza con agitados aleteos, todo retumbó entre el cañón rocoso a pesar del ensordecedor viento.

De nuevo, limpio el horizonte, se apropió del espacio.

Os muestro el curioso vídeo de un buitre leonado tomándose su tiempo para despegar con éxito contra el fuerte viento.  



Aterrizaje de buitre leonado.

Flexionado para tomar impulso antes de emprender el vuelo.

Solárium matinal en la pareja de buitres leonados.


martes, 15 de febrero de 2022

Celo de búho real con ofrenda del macho a la hembra

 


Una de las facetas más interesantes del comportamiento del búho real Bubo b. hispanus es la llamada ofrenda nupcial. Cómo el macho brinda presas a la hembra, y cómo ésta los recibe complacida. Cuanto más frecuentes mejor. Considera la hembra así, la capacidad cazadora del macho como pareja reproductora, aumentando de este modo el éxito de la cría.

En las noches de cópulas durante el celo del búho real, se repiten también las ofrendas de cortejo indistintamente. La hembra receptiva ulula y el macho la cubre. La interpretación por parte del macho no siempre es la acertada, habiendo algún desencuentro. Si la hembra requiere aporte de alimento, su voz es un reclamo áspero (hembra reclamando) que emite también desde el nido cuando incuba o protege a los pequeños pollos.

Aunque la cámara de foto-trampeo es la que trabaja, no resulta fácil acertar cuando se producen estas llamativas escenas, aún colocándolas en lugares estratégicos. Todo es cuestión de suerte, y por esta vez, tengo la fortuna de compartirla con vosotr@s.
Espero que os asombre también.

jueves, 3 de febrero de 2022

Hembra de búho real reclamando a su consorte



No podía olvidarme de la hembra de búho real Bubo b. hispanus, pareja del macho del anterior post cuyo ulular, más agudo, viene acompañado de otras voces ásperas semejantes a gruñidos. También me resulta impresionante. Podría parecernos que está molesta cuando reclama, nada de eso, el tono se hace más suave cuando su consorte está a su lado. Es un tono fuerte de llamada por la distancia entre ambos.

La hembra suele salir cuando el macho marca el territorio. Por eso, en este caso, la exigua luz de la tarde hace que la hembra se vea menos nítida a color en el vídeo. La siguiente toma, en blanco y negro con mejor calidad, se ve en un posadero más abajo, exactamente en el mismo orden que en la secuencia del macho. Hay un momento en el cual, el macho, la sobrevuela cuando lo llama, pero, no se aprecia. Seguidamente, al final, la hembra va a su encuentro.

Las noches enceladas del búho real son tan activas que invalidan el silencio necesario de otras especies para cazar o no ser cazados.
Llamadas entre la pareja, ruedas de encuentro, ofrendas nupciales y cópulas jalonan esta conducta extraordinaria durante todas las noches de cortejo de esta rapaz nocturna.

Hay dos ubicaciones en las que llevan anidando toda la vida. Y, los dos posaderos presenciales separados ambos por unos 30 metros, distan de los posibles nidos unos 120 metros de distancia. Más seguros para no interferir en ellos con la cámara, que los 60 que les separa de una carretera muy transitada.

Conocer el terreno y cada movimiento de estas nocturnas en un territorio es primordial para evitarles molestias. Sus posaderos diurnos están cerca de las oquedades nido. Una zona muy tupida de vegetación sobre verticales cortados calizos. A veces, el abandono ruidoso de los buitres leonados Gyps fulvus tras pasar la noche en el paredón calizo obliga al búho real a cambiar de refugio.

Como último apunte, dejar constancia de que ésta es una de las tres parejas de búho real internas en un territorio de águila real Aquila chrysaetos.


                                            Hembra de búho real: ver vídeo 



 

lunes, 24 de enero de 2022

Impresionante búho real: canto territorial y reclamo a su consorte

 

Tengo en la memoria, una barranca pétrea de no más de 20 metros de altura muy cerrada a ambos lados del río. Paralelamente al roquedo, un apretado sotobosque de olmos y álamos negros sombreaba las aguas del cauce. Durante los días otoñales, el sol matinal encendía el follaje del bosque galería semejando enormes antorchas. Un espectáculo cromático imposible de olvidar.
Por desgracia, aquellos altivos olmos de la ribera fueron abatidos por la grafiosis. Y, con el paso del tiempo, se fusionaron con la tierra.

Había también, unos hortales olvidados con unos manzanos agónicos. Año tras año, afloraban tan sólo algunas ramas en primavera, emulando al Olmo seco de Machado. Igualmente se acabaron sus primaveras, dejando por otro lado, de ser posaderos predilectos de alcaudones y otros pajarillos.

Era la barranca tan encajonada, que amplificaba el canto de las aves rupícolas con gran claridad. El arrullo de las palomas bravías, la estridencia de las chovas piquirrojas, el roquero solitario, las abejas melíferas en sus panales naturales y, como no, las voces del búho real durante el crepúsculo y la noche sonorizaban este peculiar entorno asilvestrado.
El canto del búho real retumbaba con eco desgarrador entre la calma nocturna. Y la hembra, contestaba con un agudo ulular y otros reclamos ásperos de contacto y alguna situación de alarma.

Desde el saco de dormir, escuchaba prácticamente toda la variedad de tonos emitidos por la familia de estas magnas nocturnas. Se escuchaba todo alto y claro, muy claro. Qué noches tan grandiosas. 
En su oquedad, la paciente hembra, manifestaba con leves gruñidos la llegada del macho con alimento. A su llegada, un caos vociferante imperaba en el nido. La voz apaciguadora de los progenitores se confundía entre los siseos y chasquidos de los pollos. Todos queriendo tirar primero de la presa.

En el vídeo de hoy, quiero mostraros gracias a la oportunidad que nos brinda un voluntario macho de búho real, esa diferencia entre el marcaje territorial y la llamada a su consorte con cierto anhelo. El celo en estos días, se intensifica ante la llegada del momento clave de la puesta. 
Escuchad atentamente.

                                   
                                                Búho real ululando: ver vídeo



jueves, 20 de enero de 2022

Macho montés vídeo-trampeo nocturno



Tengo lugares selectos a los que me gusta acudir a menudo. Zonas en las que encuentro la típica fauna que me apasiona. Lugares perdidos en poblaciones pequeñas con gente amable. Nada que ver con esos espacios naturales turísticos saturados de gente y vehículos. Uno echa siempre de menos cierto equilibrio, sin grandes molestias que mejore la habitabilidad de la población. Por fortuna, quedan muchos parajes naturales para ofrecer ese encuentro especial que colme nuestros días de observación o de campo sin necesidad de distanciarse tanto.

Cuando abandono la carretera, alcanzado mi destino, me introduzco por un angosto camino hasta unos viñedos, allí estaciono al lado de una derruida paridera. A veces, antes de llegar al aparcamiento, circulando por la estrecha galería de lomas rocosas, cruzan a pocos metros grupos de cabras montesas Capra p hipanica a toda prisa delante del coche. Lo hacen mediante saltos vertiginosos a la carrera, que pierde intensidad cuando ascienden por la falda pedregosa del monte limítrofe. 
Esta última vez, pensé que el grupo caprino rodearía el paredón calizo al no sentirse amenazado por mi presencia, dada la distancia que nos separaba. Sin embargo, haciendo gala de sus facultades escaladoras, ascendieron precisamente por el bloque calizo central. Tal vez, haciéndome ver lo sobradas que iban por su terreno.
Me imagino el mensaje -ni lo intentes humano-.

Prospecto terrenos de campeo, habiéndome eternizado con una especie, lo reconozco. El búho real Bubo b. hispanus. Me llena tanto, que lo comparto con las demás del mismo biotopo. Consigo así un círculo asequible partiendo originariamente de su presencia local.

A partir precisamente, de una atalaya del búho real he conseguido capturar con cámara trampa a unos machos monteses que comparten dicha localización. Me parecen unas secuencias nocturnas atrayentes por destacar las cualidades físicas de estos ágiles trepadores.
La lluvia no los amedrenta. 

                                                  
                                                       CABRA MONTÉS: VER VÍDEO