domingo, 20 de diciembre de 2015

El rastro del gavilán (Accipiter nisus)


Si hubiera llegado unos minutos antes, seguramente, habría escuchado el canto del zorzal común Turdus philomelos sobre la rama del almendro; bajo la cual ahora, yacen sus restos. Dudo por supuesto, que ante mi presencia, la rapaz viendo clara la escena hubiera desistido del ataque. Sobre todo, si la rapaz es un gavilán hambriento.
Hay dos rapaces desinhibidas capaces de finalizar su cometido, incluso, si un humano se halla cerca del escenario de caza; una es el esmerejón y la otra el gavilán. El gavilán es esa rapaz de ceño fruncido, de áspero carácter e irascible conducta. Sería ésta una breve y acertada definición de un ave de presa tan característica por malhumorada. El gavilán es, tal vez, la rapaz más odiada entre los paseriformes. Allí donde aparece en vuelo prospector, es abucheado y repudiado por todos los pajarillos que en ése momento lo ven pasar.
Cuántas veces lo he visto acosado por aviones comunes y roqueros, mitos, vencejos reales y comunes, en fin, una larga cohorte de enemigos germinando a su paso víctimas posibles de sus ataques impredecibles. También entra con facilidad en las peleas contra aguiluchos, cernícalos y córvidos como el cuervo que osan atravesar su territorio. El gavilán ataca en parques urbanos ante la mirada asombrada de paseantes. Acecha a los excursionistas siguiéndoles de cerca sabiendo que algún pajarillo levantará el vuelo a su paso. Una vez, un gavilán atacó a un escribano montesino que un grupo de tres personas ahuyentamos. La rapaz pasó entre nosotros a la atura de nuestra cintura y, más abajo, con las garras adelantadas se empotró en el rosal silvestre con toda la furia del momento donde el pajarillo se ocultó; no lo capturó.

Sí, así es el gavilán. Atesoro muchas observaciones suyas; si os topáis con él y no lo habéis visto nunca actuar, tomar asiento y esperar, os sorprenderá.



Los sesos de sus presas, un bocado especial que no desdeñan sus predadores



viernes, 27 de noviembre de 2015

Progenitoras de búho real y su punto más delicado


Un ejemplo de tranquilidad en esta hembra de búho real Bubo bubo que reposa fuera de su nido, habitado por dos pollos de tres semanas de edad, a pesar de observarla apartado y al descubierto desde mi ubicación. Evita de este modo, la cargante pesadez de sus pupilos.

El año pasado hice seguimiento de un nido de búho real en el cañón del río Mesa pero, las fotos hechas con telescopio por la escasa luz de aquella rinconada pétrea quedaron tan mal que decidí no publicar entrada. Puedo permitirme añadir fotos malas pero, en ningún caso malísimas.
Sin embargo, pensé que los que ojeáis este blog, tal vez no seáis tanto de fotos buenas y sí de curiosidades, aunque sean imágenes documentales francamente malas.
He decidido retomar el asunto para desvelaros de forma sencilla las pequeñas cosas acaecidas en un nido de búho real para saber cómo reaccionan ante mi presencia, aun siendo lejana, dichos moradores. Es un ejemplo de entre tantos nidos repartidos por toda la península cuyo comportamiento familiar, seguramente, no difiere demasiado. Sin lugar a dudas la hembra, la madre, juega el papel protagonista de la entrada, entendiendo que hay madres de búho real capaces de aguantarlo todo por su descendencia; otras, no tanto.

El macho se encarga de defender el territorio de otros machos competidores y aportar alimento mientras la hembra acomete la exhaustiva labor de proteger a los pollos de cualquier peligro. No hay que olvidar el desgaste que provoca, además, acompañar a las crías pequeñas soportando sus diabluras. He de reconocer que hay madres a prueba de todo. 

Las imágenes están captadas con una cámara acoplada mediante un cilindro a un telescopio Leica (con muy mal resultado). La distancia era bastante grande para no incidir demasiado en su conducta y los 60 aumentos fueron necesarios para captar aceptablemente las escenas; sin embargo, muchas fueron desechadas. El lugar fotografiado era umbrío, apenas había luz y utilicé el máximo de ISO. Por si fuera poco, las fotografías fueron ampliadas en Photoshop.

9/03/2014
Este recóndito nido  me permitió, siempre desde la misma distancia y ubicación (13 horas en 2 visitas), observar a la hembra incubando tranquilamente en su nido. La inadvertibilidad dependía exclusivamente de ella, al no soportar todavía el trasiego de su descendencia.
Durante este periodo, la hembra de búho real apenas receló de mi presencia.

16/04/2014
Todo cambió cuando los pollos se hacían grandes y controlarlos resultaba más problemático. Los pequeños, como todos los pequeños de todas las especies, tienen en común la curiosidad e inquietud; es eso lo que incomoda a la hembra que ya no depende de su inmovilidad para pasar desapercibida. Ahora, tenía que asumir el movimiento de sus pupilos en la oquedad,  por ello, su mirada apuntaba hacia mi posición temerosa de ser descubierta.

Hasta que no cesan los pollos de curiosear dando paso a una siesta relajante, la madre no dejará de señalarme con su mirada incisiva. Su control sobre mí es férreo.


Los angelitos están profundamente dormidos, y la progenitora aprovecha su quietud para dormitar merecidamente.


17/04/2014
En esta ocasión acudo a las 17´00 h de la tarde cuando la temperatura y la luz son más agradables gracias al sol. Los vástagos duermen, y su progenitora, alerta, termina cayendo en un leve sueño.


18/04/2014
Hoy es sábado y la gente aprovecha para salir al campo a caminar. El ruido y griterío por parte de este grupo inunda todo el barranco. A mi derecha, está la senda de largo recorrido por el que transcurren los senderistas.


La paciente madre pendiente de mi persona, cambia su atención dirigiéndola al grupo vociferante. Anoto que, mi figura conocida por la rapaz, pasa a segundo plano, priorizando como de mayor riesgo la nueva irrupción de enemigos potenciales para su prole.


Pasa la gente y, de nuevo, capto su atención. Mi inmovilidad le permite una pequeña siesta, aceptándome como un riesgo asumible. Cualquier sonido, de donde quiera que proceda, llamará su atención e instantáneamente seré su primer objetivo.


20/04/2014
Los pollos van descubriendo desde su lugar de nacimiento el mundo exterior. En este caso, anoté en mi cuaderno la atención de los pequeños ante una corza campeando y asentada en el lugar. La hembra, por el contrario, vigilaba mi posición atentamente.
No podéis imaginar la pesadez con la que actúan los vástagos contra su madre: le picotean las garras, el plumaje, el pico. A veces, se lanzan sobre sus rectrices y rémiges emulando una secuencia de caza, ésta reacciona cambiando de lugar nerviosa por la actitud de su prole dado el riesgo que provoca el alboroto ante mi presencia.

02/05/2014
Este día me llevo una grata sorpresa. Con el mal que dan los pequeños, veo a la hembra descansando en la oquedad grande pegada al lado derecho y sola. Tendrá un día completamente relajado puesto que su descendencia no está con ella.

Aunque el pollo de la izquierda me vigila, la hembra descansa tranquilamente sola.


Poco más de una hora después, la pesadilla aparece de nuevo en el nido. Los pequeños terremotos desmontan la paz con su presencia. La hembra que estaba pegada en el extremo derecho es empujada al medio...

...uno de los pollos picotea su plumaje abdominal, el otro los penachos, el pico, las alas et. La paciente madre, desalojada de su rincón, aguanta como puede la compostura sin saber cómo pararlos. Tremendo…

10/05/2014
Otro nuevo día y descubro que el pollo del lado izquierdo ha tomado el hueco como habitación individual. Me vigilan atentamente él y la madre, el otro prepara sus trastadas practicando como futuro cazador.

En brazos de Morfeo y, con la tranquilidad garantizada en su espacio particular, nada tiene que temer respecto a posibles molestias del hermano. La hembra y su otro descendiente me observan expectantes.

Ha provocado bastante algarabía el pequeño antes de alcanzar el sueño en la imagen. Con la pesadez empleada por el pollo, la madre ha sido desplazada del lado izquierdo terminando acorralada en el derecho.


24/05/2014
Por fin los pollos se han quedado solos. A las 8´26 horas descubro a uno de los ejemplares acurrucado contra el lado derecho, lugar predilecto de su progenitora. Parece temeroso al estar sólo. A su hermano no lo veo por ningún lugar cercano.

Diez minutos más tarde aparece, seguramente, después de investigar el terreno cercano.
Me da la impresión de que los machos son más exploradores que las hembras. Quizá forje su comportamiento la herencia genética, encauzándolo como futuro conquistador de un territorio donde asegurar su descendencia.

Curiosamente, el atemorizado y solitario pollo se activa con la llegada de su hermano. Ahora los dos, comparten el mismo interés en controlar al intruso humano. Más tarde, me aceptan como un ser más del paisaje.


07/06/2014
Es el día de abordar el nido vacío para comprobar las sorpresas que depara su interior.

La mayoría de las plumas corresponden a cuatro búho chicos Asio otus (1 adulto, 1 joven y 2 pollos); otras especies son: un cárabo Strix aluco, un cernícalo vulgar Falco tinnunculus y un pico picapinos Dendrocopos major. El resto corresponde a micromamíferos y lagomorfos.


martes, 3 de noviembre de 2015

No es país para árboles viejos

Hoz de Pelegrina

“Medio centenar de vecinos del paseo de María Agustín, en Zaragoza, protestaron en la tarde de ayer ante la Diputación de Zaragoza (DPZ) por la tala "indiscriminada" de 40 árboles en un solar del centro de la ciudad propiedad de la institución provincial.”
Periódico de Aragón 12/04/2003

Este tipo de noticias se repite cada dos por tres en esta ciudad a lo largo de los años. Es demasiado habitual aquí, por desgracia, que los árboles no lleguen a viejos.
Por otro lado, resulta paradójico proponer el tranvía como un transporte supuestamente ecológico cuyas obras masacran los árboles por los que transcurren sus vías. En agosto de 2015, 14 árboles se talaron de madrugada de forma impune marcados como enfermos. Probablemente, les causaron destrozos a sus raíces durante el proceso irracional de las obras. Podríamos empapelar perfectamente la ciudad con la madera de los árboles cortados con tan mala planificación. Cuando un árbol molesta en el curso de cualquier operación, simplemente se le asigna un diagnóstico de enfermedad y se procede con interés de urgencia a “quitar de en medio”.
 
Serán finalmente los ineptos encargados de las obras los que acabarán con este vetusto álamo negro, algo que no han conseguido las riadas más extremas del río Ebro

Estos son algunos de los efectos tras las riadas de los que alientan a limpiar de arbolado las riberas de los ríos. Este tramo se repara demasiadas veces.

No sé qué entienden los responsables medioambientales de Zaragoza por “medio ambiente”. Tal vez, conservar la mitad de nuestro arbolado para la ciudad, denotando así una ineptitud manifiesta en su cargo, o es que con la misma facilidad con que gestionan nuestro arbolado son capaces de ponerse el traje cada día.
Si no tenemos capacidad de mantener nuestro arbolado con el respeto que se merece, sería preferible la colocación de sombrillas o lonas sobre las calles, fáciles de poner y quitar de cara al verano cuando pega bien el sol. La belleza y función de los árboles centenarios bien cuidados  debiera de tener el mismo protagonismo que los edificios históricos, al fin y al cabo todos tienen su historia y su belleza, aunque sólo reconocida  especialmente por gente concienciada.

 
Pero no les va mejor a los árboles centenarios de los pueblos, sujetos a una suerte relativa dependiendo de la benevolencia del horticultor. Es reprobable vaciar el herbicida sobrante en la base de los árboles que se pretende aniquilar, prender fuego al rastrojo amontonado al lado del tronco o descortezarlo alrededor; estas son algunas técnicas empleadas por gente sin escrúpulos. En cuestión de poco tiempo, el árbol "perjudicial" para ellos por la sombra que provoca su fronda sobre la huerta, termina secándose.
 


Hay que ir a lugares muy concretos para disfrutar de árboles de gran porte. No quedan apenas almeces Celtis australis en los rincones calizos de nuestra geografía que impresionen por su magnitud. Para ello hay que recurrir a espacios particulares donde sobreviven estos viejos colosos; el Parque Natural del Río Piedra es uno de ellos. En este refugio de espectaculares saltos de agua parecen descansar en paz también álamos negros Pupulus nigra, fresnos Fraxinus angustifolia, plátanos Platanus hipanica, castaños de indias, Aesculus hippocastanum, etc. envejeciendo como no les permiten en ningún otro lugar. Para quien quiera contemplarlos lucirán con soberbia y grandeza el paso de los años, siendo testigos por su edad, del devenir humano por las sendas tortuosas entre cascadas y el añoso claustro donde soñaron y padecieron sus devotos moradores.
Es muy placentero desde el pie de estos colosales árboles mirar hacia su denso follaje y contemplar como la luz penetra a través del hueco de sus hojas y ramas movidas por el viento, componiendo un mosaico de brillos intermitentes cual reverberantes estrellas. Este bosque con sus esbeltos y altaneros troncos sujetan como pilastras el techo del parque natural compuesto por su impenetrable follaje. Con la espesura de su fronda el caluroso verano se suaviza notablemente.

 

De este modo lucen las copas de la masa forestal protegida en el recinto pétreo del Parque Natural del Río Piedra y su monasterio

Desde cualquier rincón del cañón del río Piedra, uno puede percibir el magnetismo de la naturaleza, sin prisas, parando el tiempo si es preciso para empaparse de vida y recargar de nuevo ese entusiasmo vital que nos devuelva recuperados a la gran ciudad.
Se entrecortan mi mirada y mi respiración cuando soy testigo de un otoño que ha transformado el verdor de mis preciados álamos negros en destellantes luminarias doradas. Y los ríos, acompañados de tan notable privilegio, no dejan de murmurar entre las piedras hacia su destino.
Por fortuna, estos árboles cercados por enormes muros de roca caliza, en lugar protegido, están a buen recaudo de la inmisericorde motosierra.
 
Las llamaradas áureas de los álamos agitados por el viento va lentamente apagándose, languideciendo su intensa luz, hasta dejar al descubierto la fortaleza de sus incontables brazos ya desnudos que apuntan al cielo



sábado, 17 de octubre de 2015

Sturnus unicolor leucístico

12/10/2015

Estaba plácidamente observando a las denostadas cotorras argentinas una vez abandonada su morada entre las ramas de un gigantesco nido de cigüeña blanca ubicado en una torreta de tendido eléctrico. Se habían posado en uno de los cables para arreglarse el plumaje. Al fondo, visto con el rabillo del ojo, pude contemplar un bando de estorninos negros pero, uno de ellos, no era negro. Que cosas, no era un estornino negro, era un estornino blanco, claro está, perteneciente a la misma especie. Se trataba de un ejemplar leucístico localizado en un polígono industrial de Zaragoza. 

Regurgitando una egagrópila que la cámara no captó

Salta a la vista que el mimetismo en la zona industrial se inclina claramente hacia el ejemplar leucístico.

Enseguida me ocupé de él y fui en su busca. Partía dentro de un bando pequeño que iba y venía de un campo de labor hasta el mismo tejado de una nave industrial cercada y con vigilancia; por lo tanto, el ave, estaba a buen recaudo. Poco más que decir, ya que su comportamiento era exactamente idéntico al de los demás ejemplares. El marcado pájaro me servía para saber los desplazamientos del grupo en los que durante no mucho tiempo, descubrí, gracias al estornino pálido, cuáles eran sus rutas y, la verdad, no excedían de los 500 metros a la redonda aproximadamente.
No voy a ocultar mi ilusión ante esta observación, ya que todo lo que tenga que ver con avistamientos extraordinarios, a pesar de no ser tan raro el leucismo en esta especie, no es menor mi alegría por este hallazgo.

Siento poder ofreceros solamente unas pobres fotos, al natural el ave gana muchísimo. 



Esta zona no la compartía con nadie salvo con el ejemplar de la imagen 


¿Dónde está el estornino blanco?


 Se arreglaba el plumaje sobre la farola y...


 Después se ocultaba detrás para descansar 


 ¿Será este el secreto de su blancura y distinción? 

domingo, 11 de octubre de 2015

Homenaje a ARAGÓN TELEVISIÓN

Otra vez las Fiestas del Pilar y, de nuevo, toros y vaquillas.

Aragón televisión fomenta con mucho interés este tipo de festejos; ¡hala!, alegría, fiesta, cultura, emoción, tradición y, claro, pasa lo que pasa...Cuando pateas a un perro te muerde, cuando maltratas a un gato te araña y, evidentemente, cuando puteas a un toro ocurre lo más lógico, que lo cabreas y, como dicen los vaquilleros: si te ha pillado la vaca ¡jódete!...

No seas capullo y, si no quieres te te muerda el perro, te arañe el gato o te cornee el toro déjalos en paz y, por supuesto, no sigas los estúpidos consejos televisivos de esta cadena paleto ancestral amante del maltrato a los bóvidos. Esta distracción está muy pasada de moda e involuciona el desarrollo mental de quienes la practican.
Las imágenes son duras pero, también es duro animar a la gente a que se juegue el tipo con este tipo de tradiciones para mantener la alegría de la fiesta, aunque a veces, por desgracia, acabe en tragedia.
Chaval, piénsalo detenidamente y pasa de toda esta basura, disfruta de otra manera, tu vida va en ello...


miércoles, 30 de septiembre de 2015

Y… ¿SI DEJAMOS EN PAZ AL ÁGUILA DE BONELLI?


Hay días soleados, tan luminosos, tan agradables que, por extraordinarios, aceleran nuestro mecanismo neurológico alborotándolo, otorgándonos por ello, un plus extra de ganas de vivir. Esa sensación la he vivido muchas veces, precisamente, en días tan señalados como el expuesto. Me ocurrió de nuevo frente al desfiladero calizo hace unas semanas y volví a soñar. Es la entrada a un barranco dominado por grises y rojizos, ribeteado por el verdor perenne de sabinas, enebros, romeros y matorral abundante bajo un inmaculado azul celeste. Pero ya no, ahora no aparecen sus siluetas por más que mi imaginación las recuerde cicleando sobre la entrada, sobre el viejo puente de la rambla y el muladar donde perduran vetustos los huesos de aquellos animales que dejaron su vida trabajando dócilmente las tierras del labrador.  Aquel destello sobre la roca, el vibrante rumor de sonoros picados en el canal del barranco, correspondían a la magia del águila de Bonelli.  Hace muchos años que los pacíficos buitres leonados planean sin recibir sus violentos ataques. Se derrumbaron las poblaciones adyacentes de esta irascible rapaz, cuya descendencia, fortalecía su presencia aportando nuevas generaciones que consolidaban distintas regiones. Y, las parejas aisladas, desconectadas, con pocos recursos cinegéticos y demasiada presión humana, terminaron por sucumbir. Tal vez, fuera lo que ocurrió también con ésta pareja del río Mesa.
Los que tengáis cierta predilección por el águila de Bonelli,  viviendo incluso cerca de ella y orgullosos de compartir territorio, entenderéis lo que trato de transmitiros. En el cañón del río Mesa queda todavía una interesante variedad faunística, sin embargo, uno no se acostumbra al enorme vacío heredado por su ausencia. 


Tradicionalmente conocida como Águila Perdicera, SEO propuso el cambio de nombre por el de  Águila-azor Perdicera, imitando al modelo de nomenclatura británica. Pero, el fuerte arraigo tradicional recuperó el antiguo nombre. Personalmente, prefiero el de Águila de Bonelli que no arrastra el sangrante lastre de comedora de perdices. 

Los primeros datos sobre la población española datan del siglo XIX (Saunders, 1871, De Habsburgo, 1889) aunque, poco clarificadores. Otras estimaciones, más fiables, cifraron la población española del águila de Bonelli alrededor de 500 parejas iniciada la década de 1970 (Garzón, 1975); en 1986, 600-700 parejas (Real, 2003) y en 1990 775 parejas, 679 seguras y 76 probables (Arroyo et al., 1990). En el año 2000 con datos aportados por las Comunidades Autónomas al Ministerio de Medio Ambiente, se alcanzaron valores similares con 658-721 parejas (Real, 2003).
En el censo de 2006 se consiguió un promedio de 776 parejas españolas pero, esta falsa mejora poblacional obedecía más a un intenso y exhaustivo rastreo censal que a una recuperación.
Se confirmó la desaparición de 116 parejas en nuestro territorio en el periodo de 1980-1990 (Arroyo et al., 1995) por lo que, muy al contrario, la tendencia general de la población española parece ser regresiva.


Ya se tienen demasiados datos sobre la biología de esta rapaz, habiéndose realizado infinidad de seguimientos tanto de sus desplazamientos como de su comportamiento y capacidad reproductora.
Hemos puesto al día prácticamente todo el problema pasado y presente del águila de Bonelli, llegando incluso, a incomodarla en exceso por molestias continuadas, utilizando métodos y artefactos de estudio que podrían perjudicarla más que beneficiarla. Es posible también, que estas prácticas puedan poner en peligro la estabilidad reproductora de determinadas parejas. Las capturas para el radio marcaje, la desconocida afección del emisor acoplado a su dorso, la posterior recuperación del mismo y la bajada a los nidos para extraer muestras a los pollos, son actividades a olvidar por su riesgo innegable; se debería insistir en la opción más efectiva que es una vigilancia intensiva general para extremar su protección en todos los sentidos.

Para finalizar, os dejo este curioso mensaje de la mano y conciencia del escritor y naturalista Joaquín Araujo, rescatado de la revista La Garcilla nº 107, dando voz a las aves martirizadas por el peso de la “ciencia”.

Estimados extraviados:

¡Basta ya!

Desvelados todos nuestros secretos necesitamos descansar.
No queremos aparatos de radio mochila, ni anilladas las patas, ni ver a tantas de las nuestras encarceladas sin resultados.
Lo vivo, sobre todo lo que está acabándose, como nosotras, no puede depender tanto de tratados, decretos o despilfarradores programas de reproducción artificial.
Habéis gastado en fracasar mucho más de lo que hubiera asegurado libertad y futuro para nuestra especie.
Mata también mucho la burocracia. Como el veneno, de nuevo vasto y cotidiano; como la perdigonada; como la escasez de vida que habéis logrado. Nos ataca que tantos conviertan la ciencia en otra mercancía. Porque eso es la última plaga para las últimas águilas imperiales (y de Bonelli).
No queremos más experimentos. No nos dediquéis más laboratorios, ni jaulas, ni inseminaciones.
¡Dejadnos seguir siendo por el viejo y seguro camino de la libertad!
Si tanto os preocupa nuestro porvenir, dadnos paz y soledad, que son más eficaces y muchísimo más baratas.
Confiando en una pronta y al fin sensata alianza, os envía un fuerte abrazo:


                                        El Águila Imperial (y de Bonelli)

Águila de Bonelli Aquila fasciata con emisor. 
Estos aparatos tecnológicos no han contribuido nada en la recuperación de la especie.

sábado, 29 de agosto de 2015

Cigüeñadespertador

Cigúeña blanca Ciconia ciconia

Que bien sientan las noches de sábado cuando sabes que, por una vez, no madrugarás ni siquiera para ir al campo. Toda la noche libre para que la mente invente lo que quiera y, a ser posible, lo haga a tu favor con sueños dulces bien trabajados y no aberrantes pesadillas.

Va sumando mi cerebro las horas nocturnas en brazos de Morfeo, enroscado como un lirón gris en su caja craneal. Un sonido lejano intenta ser reconocido por mis oídos cerrados a cal y canto, abriéndose lentamente a medida que, dicho sonido, se va haciendo familiar. No era el espeluznante y estridente ruido del camión de la basura ni el perrito cursi de ladrido chirriante ni los cantamañanas recogiéndose tras la jornada nocturna de borrachera. Aquello iba tomando forma acústica, derivando en un concierto semejante a palos golpeados entre sí, como una sesión de danzantes de Huesca pero, con mayor repercusión y agilidad en los impactos.



Al activarse y conectarse mis neuronas ante semejante escándalo mañanero, percibí mientras abandonaba el mundo de los sueños, que se trataba  del crotoreo de las dos preciosas cigüeñas blancas que anidan en la antigua chimenea industrial de la plaza Utrillas de Zaragoza.
Me asomé a la ventana y, allí estaban a dúo con su repertorio sonoro a las seis de la mañana en lo alto de dos antenas de televisión. Entiendo que, un despertar como este no me provoca ningún tipo de estrés ni de ira, otra cosa es la circulación de vehículos o los fenómenos cotidianos mencionados anteriormente; esos, no tienen perdón ni justificación por insoportables.





Nido de cigüeñas sobre chimenea industrial (Plaza Utrillas Zaragoza). Fue respetada en su día gracias a la acción vecinal.