Reconozco que fotografiar a este inquieto pajarillo del
tamaño de un reyezuelo fue un auténtico milagro. El iris dorado de sus ojos
enseguida llamó mi atención. Como cualquier párido o curruca muy activos, si el
escenario fuera el de una mañana soleada de otoño, no paraba este diminuto
pajarillo de perderse entre el abundante ramaje y aparecer de nuevo
intermitentemente. Es un paseriforme arborícola muy animado que levanta y agita
la cola mientras deja sonar su agudo y repetitivo reclamo. No suele integrarse en bandadas
mixtas al finalizar el periodo reproductor por su carácter solitario. Consume
invertebrados que captura entre las hojas y corteza de los árboles y frutos.
También, igual que sus homólogos, se alimenta de insectos que apresa al vuelo
como los papamoscas.
La especie T. poliocephalum fue descrita por primera vez por
el naturalista alemán Maximilian zu Wied-Neuwied en 1831 bajo el nombre
científico Todus poliocephalus; localidad tipo «Río de Janeiro, Brasil»
Con este simpático pájaro forestal cierro este año, interesante y complicado a la vez pero, muy satisfactorio en general para mí como observador de la naturaleza.
Hasta el año que viene. Os deseo lo mejor que pueda ofreceros ese próximo 2015.
Un fuerte abrazo generalizado.
Javier G.