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sábado, 28 de marzo de 2020

Así se curte una perdiz roja




Nota de campo 3-8-2013 

El cielo está despejado con algo de viento y un calor notable a primeras horas de la mañana.
La escandalosa voz de alarma de una perdiz roja Alectoris rufa atruena la vaguada del reseco labrantío. Como no puede ser de otro modo, mi mirada la busca entre un mar arbustivo del mosaico campero. Es obvio que la gallinácea tiene descendencia, de ahí su inquietud maternal.


Juvenil de aguilucho cenizo Circus pygargus en campo labrado.



Una hembra de aguilucho cenizo prospecta el perímetro del campo labrado. Ha localizado a la perdiz roja con sus crías ya crecidas pero, vulnerables.
La rapaz presiona con su silueta tratando de incomodar a los pollos para que el mas nervioso rompa su cerco de seguridad y salga huyendo al descubierto. Uno de ellos, cuando el aguilucho se lanza a tientas sobre el arbusto para acelerar el proceso, sale volando para cambiar de lugar. La rapaz lo persigue in extremis pero, la rapidez y destreza del joven la deja sin ninguna posibilidad de captura. La gallinácea joven sella con la hazaña mencionada una gran experiencia de gran valor para el resto de su vida. Así se va curtiendo, poco a poco, un futuro luchador para asegurar la especie.





10´00 horas, la hembra de aguilucho cenizo se posa en el campo yermo a unos cinco metros de la orilla. Utiliza el tiempo para acicalarse. 
Después de un largo rato de espera, decido abandonar cuando son las 11´30 horas. 
La rapaz todavía no se ha movido del mismo sitio. En todo el tiempo transcurrido, la hembra de perdiz no ha cesado su grito de alarma.





Curiosamente, la base del equilibrio ecológico se ciñe a la habilidad de sus componentes para adquirir conocimiento y experiencia, trampolín de la supervivencia. 

Aquel mismo año, sabiendo de la victoria del pollo volantón de perdiz, descubrí en el posadero de una pareja de búho real de Guadalajara las plumas de un joven aguilucho cenizo al que la jugada no le salió nada bien.



Grupo de 24 perdiganas corriendo por la carretera (foto en papel 1989). 

Antes de que se limitara la velocidad a 50 km. hora por este tipo de carreteras frecuentadas por ciclistas, ya lo hacía concienciado para no atropellar a este otro tipo de corredores. 



jueves, 2 de mayo de 2013

ALGUNOS PÁJAROS DE EL VATICANO




Son los pájaros más cercanos a Dios, y también, los que acompañan durante el trayecto silencioso del profundo pasillo hasta la grandiosa Capilla Sixtina al futuro Papa.
Reconozco que dicha “Capilla” es una obra monumental del genial Michelangelo Buonarroti, aunque después de la gran impresión que me causó dicha obra considerada como su mayor logro en pintura, no lo fue menos descubrir por sorpresa en el pasillo de salida, esta peculiar colección de óleos de aves (de inferior calidad, por supuesto) pintados en las puertas de una larga fila de armarios. Me gustó naturalmente, -no podía ser de otra manera debido al lugar presente de su distribución-, contemplar todos los ejemplares expuestos por ser muy conocidos. 


Martín pescador (Alcedo atthis)


  
Treparriscos (Tichodroma muraria)


Macho de gorrión común (Passer domesticus) hostigado por un jilguero (Carduelis carduelis)

Alcaudón común (Lanius senator) sobre avión roquero
 
Pero, dejando al margen la interesante exposición de aves, hay dos secuencias protagonizadas por el alcaudón común que llamaron toda mi atención. Son dos escenas de caza programada gracias al arte de la cetrería. En la caprichosa corte francesa, cuna de las costumbres más refinadas, el rey y su séquito ejercitaban sus habilidades cetreras con alcaudones amaestrados, a los que lanzaban contra los gorriones del jardín o, en el interior de grandes salas donde soltaban víctimas propicias o disponibles para ser capturadas violentamente por alcaudones reales o por alcaudones comunes. Cuando el lance se desarrollaba en interiores se denominaba “Cetrería de salón”; los asistentes se deleitaban con  la destreza del cetrero y la saña del alcaudón.


Alcaudón común (Lanius senator) acosando a un avión común (Delichon urbica)

Estas aves tienen la costumbre de pinchar sus presas en todo tipo de espinos o elementos punzantes apropiados que utilizan como despensas. No sólo las hacen en época de cría, sino a lo largo de todo el año.
Los cetreros en esta modalidad de caza con alcaudón coinciden en afirmar que estas aves “siempre tienen hambre” y parece que su voracidad es una norma instintiva cuya finalidad es complementar sus despensas para guardar alimento en caso de carencia. Dicen además, que hacen gala de una agresividad impresionante, yendo a la presa directamente con el pico, utilizando las patas para apoyarse y equilibrarse, nunca en las capturas.


Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
 

Abejaruco común (Merops apiaster)


Abubilla (Upupa epops)
 

Hembra de pito real (Picus viridis)


Avión común (Delichón urbica) grupo en vuelo
 

Codornices (Coturnix coturnix)
 

Abejaruco papirrojo (Merops supercillosus) y abejaruco común.



Trepador azul (Sitta europaea)
 


Estornino rosado (Sturnus roseus)



 Vuela pero no es un ave: gran pavón (Saturnia pyri)