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lunes, 10 de abril de 2023

Jabalíes híbridos





 A modo de introducción, os muestro la curiosa coloración de una hembra de jabalí híbrida que guía a su joven descendencia. Como se aprecia, la hembra tiene un pelaje blanquecino tachonado de oscuro. Obviamente se trata de un caso de hibridación con cerdo doméstico. Tras ella va su descendencia, por lo visto, no tan asustadiza. El ejemplar del medio (parece un macho) ha adquirido la tonalidad materna, también, muy vistosa. 



 "En muchos lugares los jabalíes se están cruzando con cerdos domésticos (en realidad son la misma especie), dando crías absolutamente fértiles, pero que tienen un genotipo en el que puede cambiar hasta el número de cromosomas que lo componen. Estos cruces, al principio eran ocasionales y motivados por el encuentro casual de jabalíes y cerdos criados en extensivo. Sin embargo, en los últimos tiempos, y seguramente motivado por el incremento de la demanda de jabalíes para repoblar cotos de caza mayor, han proliferado granjas de jabalíes en donde se mezclan con alguna variedad de cerdo doméstico. El objetivo está claro: conseguir que los jabalíes adquieran un mayor tamaño en menos tiempo y que las hembras incrementen su tamaño de camada (el número de cría en cada parto). Ambos objetivos permiten que los productores de estos jabalí-cerdos obtengan unos beneficios económicos más elevados de lo que conseguirían  criando jabalíes puros". 

      Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC



"La proliferación de jabalíes cruzados con animales caseros y cerdos vietnamitas es cada vez más preocupante en España. La caza, una vez más, es la herramienta de gestión más eficaz en el control de la hibridación de ejemplares".

     Edu Pompa (Blog Jara y Sedal)
     Ingeniero técnico forestal. Máster en gestión y conservación de fauna salvaje       y espacios protegidos. Experto en redes sociales y cazador desde la infancia.


Ahí lo dejo...


                                                                                                                                                                                             

jueves, 29 de enero de 2015

Jabalíes (Sus scrofa scrofa)

Zampullín chico Tachybaptus ruficollis en plumaje de invierno

Grupo de cercetas comunes Anas crecca

Observaba en la laguna un bando de cercetas Anas crecca emborronadas por la niebla apagándose poco a poco al alejarse, después, fijé mi interés en un precioso zampullín chico Tachybaptus ruficollis en plumaje de invierno que nadaba cerca del observatorio. Apenas se escuchaban reclamos de aves y, entre ellos, el silbido tenue de las minúsculas cercetas. El carrizal y la neblina sumaban un conjunto de ocres y grises acaparando todo el humedal. Superando el silencio, un estruendo creciente se abría camino entre el carrizo. Era un sonido continuado, el de  un animal grande. El zampullín desapareció y las cercetas volaron a otro lugar mas alejado. Sospechaba lo que venía pero, quería aguardar la sorpresa con la cámara dispuesta para captar el momento. La luz era muy escasa y la niebla mantenía traslúcido el escenario. Lo suponía, un jabalí tras otro con la madre en cabeza aparecieron en fila atajando esta parte de la laguna a nado. Apunté y disparé. Con la pésima luz logré inmortalizar a tres de ellos, los demás quedarán en el olvido. Ninguno pudo escapar al tiroteo de la cámara; por supuesto, sin sufrir bajas. Lo mejor de la escena fue que los suidos continuaron su viaje en familia.
 



Me viene a la mente, como no, la inmisericordia de ciertos cazadores que no tendrían reparo en matarlos provistos de rifles de repetición, aprovechándose del momento delicado de los jabalíes al nadar lentamente con la dificultad añadida del agua y el fango. El cazador va siempre acompañado del arma letal y el perro que le orienta en busca de las presuntas víctimas. El matador no tiene nada mas que disparar sin importarle la insultante superioridad de todo tipo de ventajas a su favor. Por eso sé, que si la caseta fuese utilizada por estos amantes de la naturaleza, como se hacen llamar, hubiese sido el lugar ideal para acabar con la familia de jabalíes a balazos mientras apuradamente alcanzaban la otra orilla de la laguna. La conducta de esta caza carece de ética, sólo se basa en matar, apretar el gatillo y sentir el caprichoso poder de aniquilar, aunque sea de manera tan patética ante animales vendidos frente a la adversidad. 
El paisaje del amante de la caza es un cementerio, de lo que sea. Creo que allí es donde mas a gusto se encuentra, rodeado de naturaleza para exterminar. Si dejáramos el monte a su entera disposición todo acabaría siendo un erial o una granja de animales marcados y destinados al degüello. Si una becada está escondida, agazapada y, tiene temple de acero, no le sirve de nada, el perro la levanta y el cazador la abate. Con los ciervos lo mismo, una rehala (perros de montería) los intercepta y el valiente matador sólo tiene que disparar, seguramente, querrá uno de los mejores ejemplares que podría aportar una descendencia óptima en generaciones venideras. Sólo vale la foto, la horterada típica y chulesca para la posteridad compartida con otros aficionados de esta mediocridad aniquiladora. Un acto sin mérito alguno.

Se mata al lobo por que ataca al ganado doméstico. Pero, además, se desprecia su labor como mejor regulador de grandes fitófagos, capaz de equilibrar la cabaña salvaje al consumir los ejemplares peor dotados. Ataja la creciente población de jabalíes que tantos destrozos dicen que causan. Ciertamente, eso importa poco con tal de poder ejecutar a todo bicho viviente. Sin el concurso del lobo todo va en detrimento de los ejemplares mas sanos de la caza mayor, futuros trofeos del montero. Las generaciones futuras de ciervos, gamos, cabras etc… irán heredando probablemente enfermedades y anomalías genéticas de los mas débiles, desechados por los susodichos cazadores al carecer de la plasticidad y soberbia del macho mejor armado.
Mucho tienen que cambiar para alegar su “extraño” amor por los animales y la naturaleza; mucho. Cazar, no debiera ser fusilar.
Por cierto, la naturaleza no necesita lecciones de equilibrio ecológico, y menos, de este tipo de “ecologistas" 

Hozando el barro los jabalíes consiguen prepararse baños de barro como el de la imagen, para revolcarse y mitigar el efecto de los parásitos en la piel.

 Huellas de la basta pelambre del jabalí impresas en el barro poco húmedo. 

Debido a la utilización continuada de los ásperos troncos de pino para rascar su filamentosa pelambre y afilar los prominentes incisivos acuchillando la corteza, los jabalíes, consiguen desgastar la corteza y acabar con la vida del árbol.  

Ejemplar de pino carrasco Pinus halepensis seco por la continuada fricción de los jabalíes en su tronco.