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domingo, 12 de marzo de 2023

Hembra de búho real acicalándose

 

Las noches frías de invierno, esconden en diferentes posaderos, los momentos íntimos de descanso de la mayor de nuestras rapaces nocturnas. Son noches muy largas. 
Fuera de la actividad del celo y la caza por un momento, esta hembra de búho real Bubo bubo aprovecha en su posadero habitual el ejercicio del cuidado de su plumaje, esencial para su correcta función. Las plumas bien peinadas y engrasadas mediante el pico y las garras, haciendo uso del contenido oleoso de la glándula uropigial, resulta de vital importancia para mantener las habilidades cinegéticas y desplazamientos de este coloso nocturno. 

jueves, 27 de octubre de 2022

Fina lluvia sobre el búho real y el buitre leonado




La cámara de foto-trampeo, ha conseguido unas imágenes sobre un buitre leonado Gyps fulvus y una hembra de búho real Bubo b. hispanus en las que se ve cómo aprovechan la lluvia para mojar su plumaje. Lluvia fina y persistente de principio de año que duró varios días seguidos. 
Las imágenes, aunque no son de buena calidad, son perfectamente idóneas para apreciar esta faceta sobre la conducta de las rapaces nocturnas acicalándose gracias a las gotas de lluvia, sobre todo, si las charcas o distintos puntos de agua están lejos o no existen. Esto supone para ellas una enorme comodidad al no tener que exponerse a lugares de inminente peligro; vamos, un servicio a domicilio.

El inconveniente de esta fantástica herramienta de vídeos trampa es, que no puedes ver en directo lo que ella graba en el transcurso de las 24 horas. Sin embargo, os contaré que hace muchos años, viví este comportamiento en directo. Ahora, os toca disfrutarlo.

RÍO DULCE, GUADALAJARA, 2 de septiembre de 1988

Son las 20´48 horas. Me hallo 
bajo la penumbra entre farallones calizos ribeteados por una abundante vegetación. Son encinas sobre cortados y laderas en el monte, sin apenas calveros que den respiro a la tierra. A sus pies, un sotobosque lineal de hoja caduca acompaña al encajonado río Dulce en la provincia de Guadalajara

Ver al búho real por esta zona sería prácticamente imposible por lo intransitable del monte y sus puntos muertos de visibilidad. La casualidad, muy escasa, sería el único modo natural para conseguirlo, o también, imitar su canto para provocar su presencia.

Esta era una de las primeras ocasiones que lo utilicé para contactar con estas nocturnas, me refiero al hecho de imitar su voz
Apenas unos minutos después contesta. Escucho los primeros reclamos, pero, por este tono áspero, reconozco que se trata de un joven de búho real. Son reclamos similares a una afonía, susurrantes y cortos. 
No tarda en unirse otro ejemplar desde otro punto; otro joven. Me cuesta detectarlos entre tanta maraña de encinas y roca. Siguiendo la trayectoria de sus voces, adivino su recorrido cuando trazan círculos a mi alrededor acaparando ambos lados del río. Uno de los jóvenes lo cruza de nuevo hasta situarse en el farallón frontal, una aguja emergente sobre el encinar. El otro ejemplar lo hace a mi izquierda. 
El cielo está nublado y empieza a gotear suavemente. El joven búho de mi izquierda levanta las alas en horizontal y después en vertical para que las finas gotas penetren en su plumaje. No son estiramientos. Durante la observación, ha estado bastante rato con las alas desplegadas, e incluso, caminaba lentamente llegando a agacharse hacia delante para descubrir otras zonas corporales a la lluvia. 
Efectúa un corto vuelo hacia una repisa superior, tal vez para sacudir algo del agua y, ha realizado otra vez la misma operación en otro punto diferente. 
Cuando imitaba el ulular de adulto, he visto claramente con los prismáticos cómo con las alas extendidas contestaba sin dar importancia a mi presencia, con una tranquilidad y confianza de lo más natural. 
 
Aclaración sobre el vídeo 

La secuencia del buitre y el búho es al atardecer del mismo día. En la de la rapaz nocturna se junta la falta de luz con la conexión del dispositivo de leds para visión nocturna. De ahí que la siguiente toma del búho no sea en color. La escasa duración del vídeo de la hembra con las alas abiertas fue debido al exceso de iluminación en las noches anteriores con la presencia de un grupo de cabras montesas que agotaron las baterías con sus paseos constantes.
 
De todos modos, se puede apreciar como la hembra mantiene las alas semiabiertas para humedecer el dorso y, posteriormente, las levanta completamente para hacer la misma operación con los flancos y el interior de las alas.

En este magnífico vídeo de Rachel Nowak podemos apreciar a un búho chico Asio otus aprovechar el aguacero para mojar su plumaje y asearse. La cercanía del ejemplar a la cámara desvela con mayor detalle las maniobras realizadas por la rapaz nocturna para ofrecer todos los rincones de su cuerpo a la lluvia.



sábado, 16 de abril de 2022

Grito intimidatorio de hembra de búho real



 
"por miles de años el búho ha sido visto como un espíritu maligno que deambulaba en silencio por el cielo nocturno en busca de víctimas humanas, con la intención de hacerles daño.. Sus ominosos chillidos han realzado esta impresión y lo han caracterizado a menudo como el heraldo funesto de la destrucción y la muerte. 

Como sólo aparece de noche y aun así permanece en un extraño silencio, nos recuerda a un criminal fugitivo, un ladrón o un asesino que acecha en la oscuridad. Según hemos comentado ya, para los antiguos romanos el modo de vida del búho significaba ser considerado como un temido mensajero de la muerte".

Búhos, un retrato por Desmond Morris. Editora Adriana Hidalgo.


D. Morris tuvo una mala experiencia en su infancia con un búho que le marcó toda la vida. En memoria de aquél ave, cuenta, decidió homenajearla con esta publicación. 
A su lado, una pluma rectriz central de búho real adulto.


Por desgracia, siguen todavía vigentes estas creencias, dada la ignorancia de mucha gente cuya cultura popular tiene a los búhos como seres abominables. 

"La Biblia está llena de odio al búho". D. Morris, extrae en este interesante libro "dieciséis menciones a búhos en el Antiguo Testamento, la mayoría antipáticas". También va más allá con más variados temas sobre su evolución desde la prehistoria hasta la actualidad. 
Una lectura fluida para conocer a los acérrimos verdugos y defensores de los búhos a lo largo de la historia. Muy interesante.

Como observador de estas aves, sobre todo en referencia al gran búho real Bubo b. hispanus, destacar que son criaturas celosas de su intimidad y temerosas durante el día. La noche hace de ellas grandes liberadas con una enorme capacidad para imperar en la penumbra. Conociendo la variedad de sus voces, se puede adivinar el comportamiento característico en cada momento de su actividad nocturna. 



martes, 15 de febrero de 2022

Celo de búho real con ofrenda del macho a la hembra

 


Una de las facetas más interesantes del comportamiento del búho real Bubo b. hispanus es la llamada ofrenda nupcial. Cómo el macho brinda presas a la hembra, y cómo ésta los recibe complacida. Cuanto más frecuentes mejor. Considera la hembra así, la capacidad cazadora del macho como pareja reproductora, aumentando de este modo el éxito de la cría.

En las noches de cópulas durante el celo del búho real, se repiten también las ofrendas de cortejo indistintamente. La hembra receptiva ulula y el macho la cubre. La interpretación por parte del macho no siempre es la acertada, habiendo algún desencuentro. Si la hembra requiere aporte de alimento, su voz es un reclamo áspero (hembra reclamando) que emite también desde el nido cuando incuba o protege a los pequeños pollos.

Aunque la cámara de foto-trampeo es la que trabaja, no resulta fácil acertar cuando se producen estas llamativas escenas, aún colocándolas en lugares estratégicos. Todo es cuestión de suerte, y por esta vez, tengo la fortuna de compartirla con vosotr@s.
Espero que os asombre también.

jueves, 3 de febrero de 2022

Hembra de búho real reclamando a su consorte



No podía olvidarme de la hembra de búho real Bubo b. hispanus, pareja del macho del anterior post cuyo ulular, más agudo, viene acompañado de otras voces ásperas semejantes a gruñidos. También me resulta impresionante. Podría parecernos que está molesta cuando reclama, nada de eso, el tono se hace más suave cuando su consorte está a su lado. Es un tono fuerte de llamada por la distancia entre ambos.

La hembra suele salir cuando el macho marca el territorio. Por eso, en este caso, la exigua luz de la tarde hace que la hembra se vea menos nítida a color en el vídeo. La siguiente toma, en blanco y negro con mejor calidad, se ve en un posadero más abajo, exactamente en el mismo orden que en la secuencia del macho. Hay un momento en el cual, el macho, la sobrevuela cuando lo llama, pero, no se aprecia. Seguidamente, al final, la hembra va a su encuentro.

Las noches enceladas del búho real son tan activas que invalidan el silencio necesario de otras especies para cazar o no ser cazados.
Llamadas entre la pareja, ruedas de encuentro, ofrendas nupciales y cópulas jalonan esta conducta extraordinaria durante todas las noches de cortejo de esta rapaz nocturna.

Hay dos ubicaciones en las que llevan anidando toda la vida. Y, los dos posaderos presenciales separados ambos por unos 30 metros, distan de los posibles nidos unos 120 metros de distancia. Más seguros para no interferir en ellos con la cámara, que los 60 que les separa de una carretera muy transitada.

Conocer el terreno y cada movimiento de estas nocturnas en un territorio es primordial para evitarles molestias. Sus posaderos diurnos están cerca de las oquedades nido. Una zona muy tupida de vegetación sobre verticales cortados calizos. A veces, el abandono ruidoso de los buitres leonados Gyps fulvus tras pasar la noche en el paredón calizo obliga al búho real a cambiar de refugio.

Como último apunte, dejar constancia de que ésta es una de las tres parejas de búho real internas en un territorio de águila real Aquila chrysaetos.


                                            Hembra de búho real: ver vídeo 



 

lunes, 24 de enero de 2022

Impresionante búho real: canto territorial y reclamo a su consorte

 

Tengo en la memoria, una barranca pétrea de no más de 20 metros de altura muy cerrada a ambos lados del río. Paralelamente al roquedo, un apretado sotobosque de olmos y álamos negros sombreaba las aguas del cauce. Durante los días otoñales, el sol matinal encendía el follaje del bosque galería semejando enormes antorchas. Un espectáculo cromático imposible de olvidar.
Por desgracia, aquellos altivos olmos de la ribera fueron abatidos por la grafiosis. Y, con el paso del tiempo, se fusionaron con la tierra.

Había también, unos hortales olvidados con unos manzanos agónicos. Año tras año, afloraban tan sólo algunas ramas en primavera, emulando al Olmo seco de Machado. Igualmente se acabaron sus primaveras, dejando por otro lado, de ser posaderos predilectos de alcaudones y otros pajarillos.

Era la barranca tan encajonada, que amplificaba el canto de las aves rupícolas con gran claridad. El arrullo de las palomas bravías, la estridencia de las chovas piquirrojas, el roquero solitario, las abejas melíferas en sus panales naturales y, como no, las voces del búho real durante el crepúsculo y la noche sonorizaban este peculiar entorno asilvestrado.
El canto del búho real retumbaba con eco desgarrador entre la calma nocturna. Y la hembra, contestaba con un agudo ulular y otros reclamos ásperos de contacto y alguna situación de alarma.

Desde el saco de dormir, escuchaba prácticamente toda la variedad de tonos emitidos por la familia de estas magnas nocturnas. Se escuchaba todo alto y claro, muy claro. Qué noches tan grandiosas. 
En su oquedad, la paciente hembra, manifestaba con leves gruñidos la llegada del macho con alimento. A su llegada, un caos vociferante imperaba en el nido. La voz apaciguadora de los progenitores se confundía entre los siseos y chasquidos de los pollos. Todos queriendo tirar primero de la presa.

En el vídeo de hoy, quiero mostraros gracias a la oportunidad que nos brinda un voluntario macho de búho real, esa diferencia entre el marcaje territorial y la llamada a su consorte con cierto anhelo. El celo en estos días, se intensifica ante la llegada del momento clave de la puesta. 
Escuchad atentamente.

                                   
                                                Búho real ululando: ver vídeo



domingo, 9 de enero de 2022

Noches de búho real: canto con luna llena, cópula y reclamos




Las noches frías de invierno, escarchadas y a veces ventosas, no disminuyen el ímpetu nupcial de la gran rapaz de la noche. Los cortejos del búho real Bubo b. hispanus consolidarán en estas fechas la unión como pareja reproductora.

Su voz latiente sobrecoge en las agrestes sierras ibéricas. Y el silencio, expande su mensaje desde los promontorios calizos como un monótono recital. Mientras el búho real da voz a la noche serrana, los montes no duermen.

Han sido muchos años de perplejidad observando al búho real. Una rapaz menos conocida de lo que se cree. Todavía guarda en su haber grandes secretos que, espero, sean para siempre. Nunca me he cansado de esta rapaz, veladora de los sueños de todo el manto viviente de los paisajes ibéricos. Todavía hoy, disfruto de su presencia cada vez que acudo al regazo de la naturaleza.

Tomé la decisión de compilar mediante imágenes de vídeo, aquellas escenas que tanta emoción me produjeron: ululares, reclamos, cópulas, etc. Escenas que, mediante las entradas de este blog, he tratado de explicar cómo era la vida cotidiana del búho real con redacciones más o menos comprensibles.

No importa ser en este caso algo monotemático, por que tengo la sensación de que una descripción sobre la especie, bien necesita del respaldo de unas convincentes imágenes. Por ello, he dedicado bastante tiempo a conseguirlas para que dejen en vuestra memoria el recuerdo de estas activas noches de búho real.

                                        NOCHES DE BÚHO REAL: VÍDEO






viernes, 29 de octubre de 2021

Breves secuencias del búho real


Hembra tumbada en su nido al comienzo de la puesta e incubación durante el presente año.

El mismo nido, abandonado tras la cría de tres pollos. Vemos en primer plano las plumas de una desafortunada lechuza.

Estoy totalmente enfrascado, con la sana intención, de poder conseguir unas bellas secuencias del búho real Bubo bubo para vuestro deleite y, el mío. Es como si pretendiera buscar lo mismo que los fotógrafos intentan con la instantánea de su vida; quiero mi escena (sin obsesionarme), todas me valen.

Ya hace días que comenzó el ciclo nupcial de esta magna rapaz de la noche. Y, observarlas en horas de oscuridad es realmente complicado, incluso, con la utilización de cámaras nocturnas. No puedo negar lo estimulante que es para uno, cuando por pura casualidad, se estampan en tu tarjeta las primeras imágenes. 
Hay gente que ha conseguido auténticas secuencias de acción mediante este método.

En la siguiente recopilación de vídeos enlazados, primero
 vemos a una hembra de búho real  descansando en su socorrido posadero. Me explico: utilizo este término al saber que el ave abandonó su escondite diurno por la marcha escandalosa de los buitres leonados Gyps fulvus cuando despegan del borde del cortado. Mi presencia en ese momento, obligó indirectamente a estos carroñeros a dejar de vaguear y emprender el vuelo en busca de alimento. Les gusta alargar el descanso cuando están bien nutridos y no es difícil hallarlos dormitando con la cabeza oculta entre los hombros. 
Señalar, evidentemente, que no es mi intención molestarlos. Mi paso por el camino les impulsa al abandono del lugar.

En la segunda secuencia, vemos a la misma hembra reposando tranquilamente en uno de sus habituales posaderos.

La más llamativa es la tercera, donde de nuevo la rapaz nocturna se posa a las diez de la mañana y ulula desde la misma roca donde repite descanso. Hay un molesto fallo en el encuadre, sin embargo, tampoco le resta mucho a la emocionante acción de esta bella hembra. Si escucháis el ulular, notareis que es bastante agudo, todo lo contrario que la voz del macho, siendo este mucho más grave y retumbante
Precisamente, la última secuencia en blanco y negro corresponde a su consorte. Se posa en una altiva roca desde donde ulula dos veces frente al alba.






domingo, 28 de febrero de 2021

Búho real: eterno perseguido


He visitado un lugar, hace una semana, en el que el que uno de los nidos calizos de búho real Bubo b. hispanus se sitúa sobre un camino rural. De este modo, el búho está más familiarizado con la figura humana y no le genera tanto desasosiego.
La rapaz tiene cerca el camino y anida en un cortado discreto, pero, con abundante vegetación. Este búho real acumula bastante conocimiento sobre la especie humana. Desde la balconada de nidificación y posaderos, asiste con su mirada a los agricultores que cuidan sus tierras, también a caminantes y devotos de romerías
Como dato curioso, un año me dediqué a contar uno a uno los asistentes que pasaron frente al nido de la rapaz nocturna. Fueron exactamente 113 personas con su voces y alegrías. La hembra y sus pollos estaban en la alcoba sombría, situada a un lado del nido. Es un muro que cubre el pasadizo canalizado. No es que se ocultaran por la gente, es que cuando pega el sol allí no se puede estar. A la hembra incubando, con sol, incluso en pleno febrero la he visto jadear cuando en mi posición hacía algo de viento frío y sus penachos cefálicos ni se movían.

El sábado pasado disfruté de un ave que, incubando, apenas se mueve, salvo para comprobar mi posición y la de ambos lados en los que pierde su atenta mirada. Se me escapa el tiempo asimilando sus preciosos detalles, como el plumaje ordenado semejante a un manto de escamas, los penachos cefálicos, y sus ojos sombreados por prominentes cejas bajo las que apenas destella el rojizo anaranjado de la base del iris.

Sólo quería pasar para comprobar su elección de nido. El año pasado, la vi en el cortado de enfrente y, cuando pude ir de nuevo, los pollos ya se habían emancipado. 
La pandemia trastoca bastante las salidas, pero, primero es la prevención.


Hembra de búho real echada. Por los ligeros movimientos de acomodo que realizaba, es posible que los pollos hayan nacido. 


Mayo de 2018, un año bastante seco como se ve en el nido. La hembra dormita junto a sus dos pollos (uno de ellos, a pierna suelta).
Como he comentado arriba, este fue el año en que contabilicé las 113 personas en romería. Algo que ocurre anualmente. 

Es importante ser muy discreto y prudente cuando se observan aves anidando. He utilizado un teleobjetivo Tamron de 600mm y he recortado la imagen. No me importa demasiado la calidad de la fotografía, tan sólo el documento que testifique la escasa incomodidad de las aves cuando se hace todo con mucha precaución. 
En estas fechas, conviene no deambular sobre los cortados ni por su base. 

Por último, esta noticia bastante preocupante. Se trata de los incansables exterminadores de la vida en nuestros montes. Todo que no sea lo suyo, les estorba. 



jueves, 3 de septiembre de 2020

Hembra de gineta: marcas olfativas


Bueno, es la postura de hacer el pino en los humanos y, la realidad del marcaje oloroso de esta hembra de gineta Genetta genetta. Desconozco si puede ser una acción específica o, exclusiva de este ejemplar.


No siempre se consigue lo que uno se propone, pero no por ello, el registro deja de ser menos interesante.
Escogí tres posaderos de los diez mas utilizados por el búho real en esta zona. Incluso, en uno de ellos, pude verlo con los prismáticos descansando en el posadero nº1 cuando inspeccionaba el lugar apropiado donde colocar las cámaras. Al día siguiente, la rapaz no estaba y pude acometer mi propósito. El resultado de su presencia en las tarjetas fue negativo.

El segundo plano viene con la sorpresa de los individuos protagonistas de las escenas. Un mundo de pequeños animales deambula por todos los rincones del roquedo. Hablo de un farallón de 60 metros de altura donde pululan estos animales entre repisas mas o menos amplias.

Vemos en el posadero nº1 del búho real, durante la noche, un ratón de campo Apodemus sylvaticus habitante habitual de tantos biotopos.
A continuación, el lirón careto Eliomys quercinus, también escruta esa zona en busca de alimento. En el mimo plano, a la derecha, muy sigilosa como es ella; asciende la gineta.
Accede al segundo posadero situado a 2 metros de altura del primero y la vemos tratar, con ciertas dificultades debido a la roca saliente, de apoyarse con sus manos en el suelo (boca abajo) y elevando sus cuartos traseros para marcar con su glándula perianal en la zona mas alta y posible de la piedra.
En el mismo escenario vemos de nuevo al lirón careto y al ratón de campo, presas potenciales de la gineta.

Contextualizo este interesante fragmento sobre la comunicación olfativa de la gineta:

   “Otros tipos de marcas olorosas son las ano-urogenitales y las efectuadas por frotamiento de los costados. Las ano-urogenitales son de dos tipos: la orina (muy utilizada por los machos) y la secreción de la glándula perianal (mas usada por las hembras). Normalmente las hembras marcan mas que los machos. Pero esto se invierte durante el celo y en otros momentos de agresión intraespecífica, cuando los machos incrementan el número de marcas de todo tipo (orina, heces, y frotaduras de los flancos), inhibiendo el marcaje en las hembras y en los machos subordinados.
   Las ginetas se reconocen individual y socialmente a través del marcaje olfativo. Éste permite la discriminación entre familiares y extraños y la coordinación entre ambos sexos, pudiendo los machos diferenciar a las hembras preñadas de las receptivas. Posiblemente también se utilice para evitar conflictos entre individuos del mismo sexo.”     

Javier Calzada, Gineta Genetta genetta (Linnaeus, 1758) Mamíferos de España; Galemys 10 (1).

Concluyo con el tercer posadero del búho real donde se aprecia ligeramente un cuenco practicado por la rapaz para descansar. No es de gran calidad la toma de esta cámara, pero, debido a su pequeño tamaño da mejor resultado en lugares ajustados.
De nuevo, la gineta, nos obsequia con su peculiar forma de ganar altura para marcar en una zona mas alta de la roca.
El lirón careto y una rata campestre Rattus rattus cierran el breve reportaje nocturno de este interesante apartado sobre el comportamiento de la gineta que, personalmente, desconocía.
Es sorprendente la de cosas que uno pude presenciar a través de esta fantástica ventana a la naturaleza en la noche.

Dos días después, de nuevo, la gineta marca en el mismo lugar y del mismo modo en el posadero nº 3 del búho real.
El audible ronroneo de alarma que se escucha en los vídeos de mala calidad, puede ser provocado por los lirones caretos ante la presencia del vivérrido.





martes, 4 de agosto de 2020

Jóvenes búhos reales



Este es el resto de la familia de búhos reales; parece que son sólo tres hermanos. Falta la hembra, que no he tenido la fortuna de captar. 

La noche guarda en sus entrañas la actividad desmesurada de sus criaturas nocturnas. La vida no para ni un segundo durante la penumbra, pero, gracias a una avanzada tecnología tenemos el privilegio de curiosear esas secuencias que no pueden percibir nuestros ojos. 
Una noche mas para estos jóvenes, atareados en ejercitarse y desarrollarse en territorio paterno, prestos a convertirse en avezados cazadores antes de ocupar un territorio propio.

Espero que os haya gustado. Es ilusionante cada vez que consigo escenas tan entrañables como la de estos hermanos nocturnos y, sobre todo, admirarlas con vosotr@s en este blog.


lunes, 27 de julio de 2020

Búho real sujetando un conejo



El tiempo escasea cuando uno está inmerso en tanto trabajo. Ya se sabe, primero el trabajo y después la devoción. Evidentemente, devoción a la naturaleza, la que nos une en este y tantos otros blogs de fauna de todo tipo.

Sin mas preámbulos, os entrego esta secuencia algo "parada" de un macho de búho real Bubo b. hispanus sujetando sobre el terreno un joven conejo Oryctolagus cuniculus recién cazado. Supongo que, trata de hallar a su descendencia para aportarles el rico manjar. Esta soledad del macho podría explicarse al estar la hembra con ellos después de haberles ofrecido otra presa. El conejo abunda en esta zona, por ello, esta pareja tiene un gran éxito reproductor.

En fin, por hoy, eso es todo. En cuanto pueda, os presento al resto de la familia.


La lectura de restos tan característicos aparecidos en el campo dejan constancia de muchos datos para confirmar, por ejemplo, el de obtener una aproximación del número de individuos de una familia de búhos reales.


En una zona de cría de búho real no faltan plumones de los jóvenes sujetos en plantas y arbustos. Es la evidencia mas rentable para saber de un territorio ocupado por esta especie.


No sólo es agradable ver a las rapaces de la  noche en directo al atardecer o al amanecer, durante el resto del día, uno puede leer el terreno descubriendo detalles que concretan ciertas historias de sus andanzas nocturnas. En el centro una huella de búho real.


Tenemos plumón, huella y, ahora, excremento. Las heces de búho real son blancas y pastosas; bastante espesas.


Este detalle lo encuentro de lo mas curioso. Es una repisa donde hay excrementos de la rapaz nocturna pero, observamos un bocado arrancado de la presa por un ejemplar de búho real al alimentarse. Ahora, perdido sobre la tierra y custodiado por la laboriosas hormigas.

domingo, 19 de abril de 2020

Muestras óseas de presas lisiadas capturadas por el búho real



Mandíbula inferior de Rattus norvegicus con una infección grave.


Hablar de la alimentación del búho real sería demasiado recurrente si no se contara con alguna novedad que rompiera esa tendencia tan explotada gracias a los grandes trabajos de estudio de la dieta de esta rapaz nocturna. No voy a incidir en ello, puesto que hay una larga lista bibliográfica de excelentes trabajos al respecto, interesantes y muy detallados. 
Ahora, sí os ofreceré unas imágenes elocuentes de cierto tipo de presas con limitaciones físicas capturadas por el búho real y descubiertas en los análisis de egagrópilas que realicé hace unos años. Son pocas, pero muy curiosas.

Al final os dejo el enlace sobre un estudio de Pedro Fernández Llario y Sebastián J. Hidalgo referido al tema tratado: “Importancia de presas con limitaciones físicas en la dieta del búho real Bubo bubo”, explicando la importancia del búho real como controlador selectivo de presas transmisoras de enfermedades.

Por lo demás, entender la dura existencia de esas especies que estoicamente superaron periodos de vida más o menos largos sufriendo una enfermedad, heridas infecciosas o fracturas óseas. 
Gracias al análisis de Adérito Calzón Ayerza (veterinario) realizado con la única disponibilidad de las fotografías para sacar un complicado diagnóstico, podemos saber con cierta probabilidad, las causas que afectaron a estas malogradas víctimas.
Uno puede imaginar el suplicio de la rata gris Rattus norvegicus en el transcurso de su infección. Capturada por el búho real, tal vez fuera el alivio a una agonía dolorosa. Qué decir del ratón de campo y la fractura soldada de su tibia. Sospechamos del dolor en la recuperación, pero, descubrimos que el roedor se dio cierta vida antes de morir en las garras de la rapaz nocturna.
Los análisis de egagrópilas nos descubren verdaderas historias sobre las presas, al margen de la identificación de las especies depredadas. Un mundo lleno de sorpresas.

Nº1
Mandíbula inferior izquierda de rata gris o de alcantarilla Rattus norvegicus (arriba), y de rata negra o campestre Rattus rattus (abajo).

Lo más probable es que se trate de una infección ósea, bien sea primaria por acción de una bacteria y aquí las más habituales por el tipo de lesión que se ve pudieran ser un Mycobacterium, Fusobacterium y más difícil Yersinia o bien  secundaria a una lesión por mordedura en peleas, depredadores, etc y posterior contaminación. Se ve como una línea de fractura semicircular. Obviamente, con ese grado de lesión y sus consecuencias, la vulnerabilidad ante un búho aumentan, de ahí que en las egagrópilas haya un sesgo hacia animales con  “déficits”(Dejémoslo entre comillas). Tampoco sería una malformación congénita por el tipo de lesión.

Fractura ósea soldada en tibia de ratón de campo.

Nº2 
Tibias y peroné (izquierda), fémures (derecha) de ratón de campo Apodemus sylvaticus

En esta no hay duda. Se trata de una fractura no consolidada correctamente por falta de reducción lógicamente y por tanto callo óseo defectuoso. 
Los fémures más que alargarse para compensar lo que si ocurre es que si un hueso está sometido a una mayor carga se suele producir un aumento de crecimiento y alargamiento por tanto. Los trocánteres cerca de la cabeza están algo desprendidos e igualmente las partes distales.


Nº3
Fémures y tibias de rata campestre Rattus rattus. 


Nº4 
Metatarsos y falanges de conejo Oryctolagus cuniculus.

(Nº3 y Nº4) Engrosamiento por antigua osteomielitis ya curada que produce aumento del diámetro del hueso por aumento de grosor de la cortical.


Nº4 
Metatarsos de conejo Oryctolagus cuniculus.


Exostosis por traumatismo o infecciones en el periostio en zona probable de inserción de músculos que facilitan una mayor respuesta ósea celular reactiva en esos puntos concretos.   
                                                                                                                    
Búho real Bubo bubo.

Conejo Oryctolagus cuniculus. 
Prácticamente todos autores de estudios de alimentación del búho real coinciden en catalogar al conejo como su presa potencial y básica.

Restos de conejo abandonados por el búho real, no muy bien escondidos. Observad los mechones pegados a la pared donde se alimentó.

Después de acudir de nuevo, gracias a su gran memoria, la rapaz nocturna termina con la presa (si no le es arrebatada).

Egagrópila en posadero dentro de una oquedad.

Posadero en repisa donde se aprecia una egagrópila, deyecciones y tres plumones de la rapaz nocturna.


(Pedro Fernández Llario y Sebastián J. Hidalgo de Trucios)



martes, 14 de abril de 2020

Demasiado sueño para un búho real



He rescatado una observación muy curiosa que recuerdo como un especial apunte de campo. Se trata del sueño demasiado profundo de un macho de búho real Bubo bubo que me dejó perplejo.

Nos desplazaremos al río Dulce en Guadalajara. El mismo que atraviesa el paisaje de quebradas donde voló el Buitre Sabio, el águila real prendiendo al recental o la Bella Matadora entre la galería de álamos negros; me refiero a la hoz de Pelegrina. Un paraje que abrumó los sentidos de Félix Rodríguez de la Fuente; no es de extrañar.

Cada vez que hago escala en este paraje, tengo la misma admiración hacia sus cortaduras calizas y paisaje diáfano. Todo es, como si me sorprendiera de nuevo una vez más. Este recogido roquedo, sigue albergando al Gran Duque que en estos momentos se halla aposentado en su alcoba arbustiva. Confieso que no me canso de observarlo y admirarlo. Cada vez, es como la primera.

La rapaz está ubicada sobre la rama horizontal de su lentisco. Hay otros arbustos mas, pero este es el suyo. Entre el entramado ramaje distingo su cuerpo bastante difuso, mimetizado. Las afiladas uñas de sus dedos anteriores descansan sobre la áspera corteza que lo soporta. Al principio, como siempre, no me ha quitado la vista de encima, pero, a medida que el tiempo pasa, todo juega a mi favor si continúo estático en el lugar elegido. Anoto que ahora, su atención la atraen los pajarillos que pululan por el espeso enramado del arbusto, y por su cercanía, le causan mayor inquietud. No logro verle los penachos cefálicos, pero, sí destaco su blanca pechera y el vermiculado de su plumaje.
Si se alarma, abre totalmente los ojos o uno de ellos, girando su cabeza a la fuente sonora provocada por currucas y fringílidos habitualmente. Tras comprobar que todo va bien, controla mi posición y seguidamente cierra los ojos lentamente dormitando de nuevo.

Lentisco sujeto al piso de la quebrada caliza. Entre el hueco de la grieta rocosa y la base del ramaje descansa la rapaz.

11´00 horas. Continúo en el mismo lugar y detrás del telescopio. Las siestas del búho real son cada vez mas prolongadas, el silencio relaja. Mi inmovilidad parece que ya no le incomoda.
En este particular momento, al observarlo con los 60 aumentos veo su ojo derecho mirándome fijamente, impresiona bastante su amenazadora expresión facial. Al hallarse todo en orden, de nuevo lo cierra.

11´06 horas. Acicala la garra derecha, después, sujetándose con la mencionada extremidad repite la operación con la izquierda. Está tan somnoliento, que su garra cae lentamente, parece como si no le diera tiempo de aguantar el sueño antes de apoyarla en el tronco. Al hacerlo, los dedos quedan cerrados sobre la corteza. Me sorprende ¿Qué noche de actividad tan desenfrenada habrá tenido esta rapaz? Poco después, descansa sobre las dos extremidades y dormita de nuevo.
Hasta las 11´15 horas el búho real reposa plácidamente. Aprovecho para mirar los posaderos más alejados. Entre los restos de presas hallados durante el paréntesis de observación, figura un joven aguilucho cenizo Circus pygargus.
 
Búho real dormitando profundamente entre el ramaje y los frutos del Lentisco.

12´00 horas. Ocupo de nuevo el observatorio. Esta es una zona muy tranquila, aunque esté situada al lado de un camino agrícola. Supongo que en época festiva será bastante visitada por gente que la conozca.
La rapaz apenas se inmuta ya por mi presencia. Está mas pendiente de la parte superior y alrededores de su descansadero que de mi punto de observación.
Cada corto espacio de tiempo, variable, atusa ligeramente su plumaje y las garras. Después, realiza otro barrido de control con sus anaranjados ojos; sosegado, los cierra lentamente y dormita. Sus penachos se mantienen enhiestos y los párpados inferiores cubren más porción ocular que los superiores. Este detalle solo lo he visto en búhos reales que descansan plenamente (pocas veces).

13´18 horas. No me movería si no fuera por que he de visitar mas zonas y el tiempo es limitado. Estas observaciones aparentemente tediosas, me aportan una información interesante. No todo ha de ser acción. La mayor parte del tiempo el búho real lo ocupa en descansar, por lo tanto, no desdeño sus horas de inactividad para comprender mejor a este gran cazador de la noche entregado a su recuperación.

13´28 horas. De nuevo picotea una de sus garras, concretamente la izquierda y, antes de terminar, cae dormido plácidamente con la extremidad levantada. A los pocos segundos un espasmo le hace reaccionar y la apoya, me mira temeroso, como asustado y, seguidamente, vuelve al leve sopor. Todo en orden.
Los búhos reales observados toleraban mi quietud al cabo de unos veinte minutos, con éste, apenas pasaron cinco.

La cámara Nikon Coolpix 4500 y el telescopio (digiscoping) con que hice la foto del búho real, se estropeó aquel día. Comenzó a enloquecer el enfoque y, salvo la foto expuesta de la rapaz, no pude recuperar ninguna mas en condiciones aceptables. 
De todos modos, enfocar con aquella minúscula pantalla era todo un desafío.

Paisaje de paramera cerealista con peñascales calizos.

Cortadura rocosa inaccesible donde anida el búho real.