jueves, 26 de enero de 2012

Buitres leonados de Calmarza



A principios de este mes estuve frente al desfiladero del cañón rocoso del río Mesa, sin duda, fascinante paisaje. Quedé, como siempre suelo hacer desde la terraza de casa, embelesado, siguiendo el vuelo de los buitres en su vaivén aéreo. Van y vienen llenando el espació con su enorme silueta planeadora. Circulaban con ligero ajetreo, ocupados en la reparación de los nidos sin mucha actividad todavía, eso sí, con los oportunos momentos de copula para adelantar el tajo.
Decía que, me quedé como suele decirse, absorto, y al rato, descubrí como a una velocidad relativa aparecía la luna, ascendía sobre el horizonte pétreo del Solarium, donde los buitres apuraban los últimos rayos de sol antes de tomar rumbo a su farallón dormitorio. Espectacular la luna como complemento ornamental de los buitres en los últimos instantes iluminados del día.



El año pasado vi como iban malográndose varios nidos de esta rapaz después de haber visto a los pequeños pollos recién nacidos, francamente, no sé que pudo ocurrir. Existe un comedero cerca y, la curiosidad hizo que tiempo atrás, acudiera para ver su ubicación y comprobar de éste modo, el formato tan chapucero con el que fue construido y gestionado, capaz de hacer vomitar a los mismísimos buitres. Era un vallado cerrado, había una rampa con unos topes para las ruedas traseras del camión y, desde allí, colocado correctamente para la maniobra, poder volcar el contenido de su carga. Al bascular, se aprecia que todo cae amontonado, sólo vi un repugnante montón de pelo, huesos, cuero y grasa putrefactos. Ni siquiera se molestaron ni se molestaban en extender los animales.



Actualmente, desde la aprobación de la nueva normativa el día 14- 11- 2011 por el Consejo de Ministros, podrán los ganaderos por fin, abandonar las reses muertas en el campo, como se hizo toda la vida en convivencia con la naturaleza, con organización ecológica y gracias a los carroñeros, mejores garantías sanitarias.
Fue en los años noventa cuando la aparición de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET) incluida las más conocida como “enfermedad de las vacas locas”, provocó la alarma y la consiguiente prohibición de abandonar como medida preventiva todo tipo de animales en el monte, obligando a los ganaderos a soportar la tasa de un costoso proceso de eliminación de cadáveres impuesto por la Unión Europea.





Hembra de buitre leonado protegiendo a su pollo de escasos días de edad en 2010.
Hay otro en la parte baja custodiando su destartalado nido, en el que afortunadamente no criaron, pues se deshizo fácilmente por la mala ubicación.



Hembra de buitre leonado incubando en su nido en 2011. A pesar de los atentos cuidados al pollo tras cuatro o cinco semanas de vida, desapareció por causas que desconozco.
Espero que este tercer año consiga alcanzar su propósito reproductor con éxito.

domingo, 22 de enero de 2012

Regresó el proscrito (Bubo bubo)

Hembra de búho real en su posadero, aprovechando la fronda perenne del enorme pino. 

“Reencuentro” podría titularse la línea de paz entre el búho real y el hombre después de la masacre sin justificación contra animales carnívoros que aniquiló a miles de éstas y otras criaturas inocentes durante y después de la dictadura. Una ley propuesta por el franquismo y llevada a cabo por simpatizantes y detractores del régimen. La izquierda y la derecha siempre se han puesto de acuerdo para ignorar el bienestar de los animales y sacar beneficio material y lucrativo de éstos y del medio ambiente sobreexplotándolos. Especulación difícilmente reversible como la destrucción de nuestras costas, basada en el hormigón sin límites fruto de la codicia de ambas orientaciones políticas. Pero no quiero continuar con los devaluados políticos, no merece la pena, ya tienen sus voceros propagandistas particulares y leyes a su favor que les absuelven.

 

El 11 de agosto de 1953 el Boletín Oficial del Estado presentó un decreto del Ministerio de Agricultura, firmado por entonces jefe del Estado Francisco Franco, y el ministro Rafael Cavestany, una irracional condena a muerte de las aves de presa y demás animales carnívoros, enemigos según ellos, del patrimonio cinegético. Decía así:

A propuesta del Ministerio de Agricultura y previa deliberación del Consejo de Ministros, dispongo:

Artículo primero. Se podrá declarar obligatoria la constitución en cada provincia de Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección a la Caza.

Artículo segundo. Son sus competencias procurar el suministro y distribución de venenos, lazos y demás medios de extinción. Premiar a los alimañeros y a cuantos demuestren de modo fehaciente su aportación en la lucha contra los animales dañinos.

Mucha gente puso manos a la obra, y entre ésa gente, los hubo espabilados pero miserables. Sabían de los nidos y de la extraordinaria capacidad cazadora de esta gran rapaz de la noche, el búho real.
Consistía su cometido en aguantar a los pollos tapándoles el pico para que no comieran el tiempo necesario y que la estancia durara mas, para hacerse de éste modo, con las presas depositadas por los progenitores. Su desarrollo debido a una alimentación deficiente, se alargaba y, por ello, se cobraban más presas. El final de la trama concluía con la muerte de los pollos antes de abandonar el nido y, por consiguiente, se cobraba la cantidad de dinero estipulada al presentar las garras de los mortificados búhos en cualquier ayuntamiento.
No hace falta decir la cantidad de animales que fueron exterminados por aquellos que se dedicaron a tal ocupación. El búho real, entonces, pasó a ser una rapaz muy escasa, recluida a los
lugares más apartados donde rara vez acertaba a pasar el hombre.

 

Cuando veía mis lechuzas y mochuelos, soñaba con la observación del gran coloso de la noche, el búho real. Lo imaginaba en los altos riscos de las sierras más importantes por su altitud, sin embargo, fueron capaces de aguantar en cotas más bajas al abrigo de la lejanía en el olvido.
Todavía en los años ochenta, ver al reservado búho real era un acto tan flamante como el de la citación de cualquier rareza. El hecho de comentarlo ante los demás ornitólogos abría expectación.
Afortunadamente esto ya es pasado, y en el presente, las noticias son al fin más alentadoras, a pesar de que algún exaltado amante de los halcones peregrinos considere ahora al Gran Duque una plaga. El búho real no ha hecho nada más que reconquistar sus antiguos feudos, arrebatados por la ineptitud de aquellos exterminadores que rompieron el pacto de no agresión con la naturaleza, los que en su momento, indirectamente, favorecieron al halcón y a otras especies.

 

De aquí a un tiempo atrás, aparecen citas del búho real en lugares inverosímiles, como el de un ejemplar posado en el alféizar de un bloque de viviendas en un barrio de Madrid; el de una pareja que crió en la jardinera de un chalet de una urbanización también madrileña y, en Zaragoza, su observación también es posible en espacios urbanizados de la ciudad con citas en el extrarradio.
Quiero terminar con unas observaciones curiosas comentadas por Fernando Tallada. Él me acompañó personalmente a este pueblo del que extraje las fotos publicadas. Los datos que expongo a continuación son suyos, de observaciones de la pareja de búho real asentada en este pequeño pueblo aragonés, llano y deforestado.

Me cuenta que, éstas rapaces anidaron en el caserón contiguo a los pinos, y la gente llegó a ver a los pollos volantones cuando salían por una ranura de la vieja puerta de la tapia, caminando por la calle. Por las noches, marca su territorio desde lo alto de la torre de la iglesia posado en la veleta. En su contra está, la manía súperpredadora que afecta a los escasos cernícalos primilla de la zona, y que, según me comenta Fernando, lo hace arañando las tejas de los edificios abandonados, y si es posible, las mueve para atrapar a los pollos y a los adultos.
La recuperación del búho real no es el problema de todo esto, convendría quizá, estudiar en profundidad la falta de conejos, su alimento básico, exterminados por la mala actuación del hombre.


 

El grupo de pinos está ubicado en una zona particular tapiada al lado de la plaza
del pueblo.

 

En lo alto de la torre, suele ulular sobre la veleta.

jueves, 19 de enero de 2012

Gallineta, calamón y rascón.



Bueeeno, bueno, de acuerdo, sé que estaréis pensando: “Javier ya nos está colocando de nuevo los calamones que le sobraron de la anterior visita a la laguna”. Pues no, no es así, pueden ser los mismos pero, de una segunda visita. Reconozco abiertamente que me quedé con las ganas de más calamón (Porphyrio porphyrio), lo encuentro un ave de lo mas interesante y curioso, por lo tanto, no tengo reparo en repetir y compartir con vosotros el reencuentro. Junto a ellos, además, pude deleitarme con la presencia de otras dos rállidas muy comunes; gallineta (Gallinula chloropus) y rascón (Rallus aquaticus), observación interesante y entretenida centrada en la morfología y pautas de unas aves forjadas en el humedal. Ver este tipo de aves desenvolverse y alimentarse fuera de la apretada vegetación lacustre es un buen pasatiempo y una gran oportunidad de estudio para cualquier curioso.



Tenía recogido todo el material fotográfico y el telescopio, y, saliendo del observatorio me crucé con alguien que amablemente me preguntó si había algo interesante, a lo que respondí que sí con mucho convencimiento. Le dije que estaban los dos calamones, sabiendo ya, que son habituales en este rincón; también, una gallineta y un rascón, con una sonrisa que dejaba asomar el brillo de todos mis dientes por la satisfacción del momento. Su cara no parecía mostrar el interés previsto, y su gesto, lo interpreté ratificándome: - bueno, para mí todo es interesante, normalmente, las citas que usted busca seguramente estarán al final de la laguna, donde están los ánsares, allí, además, se deja ver un buen surtido de anátidas, limícolas y láridas, yo me marcho muy satisfecho, suerte-.



Por el camino, con paso relajado, contemplé el obispillo destellante y luminoso del fugaz martín pescador (Alcedo athis), y mas adelante, un precioso macho de esmerejón (Falco columbarius), que no acababa de encontrar un lugar adecuado para comerse el aláudido que transportaba en sus garras.
El gusanillo de las especies accidentales me atrae, pero, me despisto viendo a todas las demás aves por muy habituales que sean, sobre todo, si dan más juego.



Interesante ¿qué es algo interesante? Depende de la exclusividad o de la curiosidad que despierte en cada uno, evidentemente. Por eso, os daré un dato sobre la frecuente gallineta que podría serlo, por lo menos para mí. Afectaba a una población abundante de un pequeño carrizal formado en un interfluvio del río Huerva. Había establecida una pareja de búho real (Bubo bubo) que, seguramente, las descubría gracias a la prospección en horas de poca luz. Las gallinetas debían ser fáciles de capturar fuera del agua por los búhos mientras campeaban atraídas por el pasto variado y brotes tiernos de la orilla. Según comprobé en las egagrópilas analizadas, las estrígidas, se cebaron con dicha población durante dos temporadas de cría, capturando 14 ejemplares entre adultos y jóvenes.

Para terminar, otro detalle interesante. Estuve con Fernando T. y me comentó que vio personalmente como entre el carrizo de esta laguna anidó hace años una pareja de búho real; su alimentación era en gran medida ornitófaga, apostilló.
Es increíble, me hubiera gustado presenciarlo pero, contado, lo he disfrutado igualmente.

Gallineta acudiendo a picar el pan entre palomas y patos. Se ha convertido en un ave semidoméstica capaz de habitar cualquier lugar húmedo urbano.



Calamón (Porphyrio porphyrio)

Rascón caminando sobre el agua helada.





Rascón (Rallus aquaticus)
Dice el zoólogo y etólogo Desmond Morris: “Para un observador serio, la conducta del despreciado gorrión callejero resulta exactamente tan interesante como la del ave del paraíso”.

martes, 10 de enero de 2012

Desencanto en el río Ebro




Sí, es año nuevo, pero los problemas ecológicos son viejos. Este precioso río, el mas caudaloso del territorio español, tuvo antaño sus aguas transparentes y las riberas limpias de basura.


“El Ebro guarda silencio al pasar por el Pilar.
La Virgen está dormida, no la quiere despertar”.

Así reza la jota zaragozana, quién sabe, desde hace cuánto tiempo caducada. Ahora, guardar silencio por parte del río a su paso por el Pilar es harto difícil, puesto que el tráfico de botellas, garrafas, cajones de todo tipo, carcasas de lavadoras, frigoríficos, alguna carrocería de coche y un largo etcétera de desperdicios humanos arrastrados por sus aguas, hacen imposible el silencio gracias a la nula vergüenza de muchos de los causantes.
En la cuenca del Ebro habitan 2.767.103 personas aproximadamente, y de ellas, hay muchas demasiado sucias y descuidadas, que nunca tuvieron ningún tipo de miramiento por preservar este río inmaculado o, simplemente, les daba igual el insomnio de la Virgen del Pilar.
Otros desperdicios, silenciosos, como las cuerdas de empacar, embalar o sujetar los globos típicos de gas helio, el nylon de pescar o de lo que sea están sujetas como trampas en muchas de las ramas que ocupan las orillas, cualquiera de las aves ribereñas que se enreden con ellas, engrosarán la lista de agónicas víctimas mortales.



Otro tema también sumamente delicado es el de los residuos farmacéuticos, productos de limpieza y metales pesados arrojados por los desagües a los ríos, pero, por hoy, es suficiente.


Garceta grande (Egretta alba)


Garza real (Ardea cinerea)


En realidad, son dos hilos de fino plástico, muy fuertes, trenzados por las vueltas que la garza dio mientras agonizaba estrangulándose.
Logré atrapar la parte baja de los hilos con una alargadera rígida, sin embargo, me fue imposible descolgar al ave de lo alto del álamo blanco.


¿Serán así los árboles de Navidad en la recta final del progreso industrial humano…?