miércoles, 25 de mayo de 2011

Comer buitre: con pico o con dientes


No me consta que los buitres consuman su carne entre ellos tras la muerte de algún ejemplar. Pero, después de haberles hecho la puñeta con las leyes europeas para no arrojar animales muertos al campo, pienso ahora en la posibilidad de que este joven buitre de la foto, haya sido en parte, consumido por sus congéneres ante la carencia de alimento.


Las etapas básicas en la biología de cualquier ser vivo son: nacer, crecer, reproducirse y morir. La muerte es la consecuencia de la vida. Todo ser vivo tiene programado el mismo destino; la muerte. Para eliminar los restos de la muerte, hay gran cantidad de especies apropiadas que, por sus características necrófagas, abordan gustosamente esta importante labor; entre ellos y el más conocido es el buitre. Pero desgraciadamente el buitre, comedor de animales muertos, tampoco está exento de estas normas básicas de la vida, y cumple también con el papel encomendado al final de sus días; convertirse en residuo orgánico en descomposición.

Me imagino que no todo el mundo está dispuesto a curiosear estos hallazgos, o simplemente, no tiene estómago para acercarse al cadáver de un animal y analizarlo emulando la labor de un forense. Pero, para descubrir superficialmente qué depredador o necrófago ha consumido la carne del infortunado; buitre en este caso, basta mirar con detenimiento ciertas marcas características provocadas en su cuerpo por el pico de las aves o por los dientes de los mamíferos. Esta entrada de hoy tiene poco misterio pero resulta curiosa, sobre todo, para aquellos que tal vez, se hagan la pregunta oportuna ante el hallazgo de un fiambre durante alguno de sus paseos ornitológicos o rutas de senderismo.

El uso del pico y de los dientes indistintamente, tiene efectos paralelos a la hora de conseguir arrancar la carne (particularmente en carnívoros) del cuerpo muerto de la presa en cuestión (en este caso, de los buitres de las fotografías). El pico de las aves, trabaja como un perfecto sacabocados, además, funciona como unas pinzas capaces de arrancar hasta el más mínimo fragmento de carne incrustado en el lugar más inaccesible del esqueleto de su víctima. Por el contrario, los dientes insertados linealmente en las mandíbulas de los mamíferos, aunque muy poderosos, no tienen la precisión cirujana del pico de las aves; y mientras éstas son capaces de conservar el esqueleto de su presa casi intacto, los mamíferos lo descuartizan y trituran aprovechando así todos los huesos tiernos donde también encuentran la riqueza nutritiva del tuétano.



Si nos fijamos en el esternón, vemos los bocados provocados por el fuerte pico, probablemente, de otro buitre. Otra faceta muy importante para comprobar la autoría de las aves en el consumo de cadáveres, es el rizo en los tendones al tirar de ellos con fuerza mientras arrancan el músculo; los mamíferos los cortan con los molares. La limpieza de los huesos con el esqueleto apenas deteriorado, corresponde a una labor exhaustiva de picos muy precisos y laboriosos: milanos, alimoches, córvidos etc.


Restos consumidos por algún mamífero carnívoro.


Aquí, apreciamos perfectamente la marca característica de los mamíferos. La quilla del esternón ha sido mordisqueada al igual que el perímetro de su cavidad, junto a las costillas que protegen los órganos internos; faltan además, casi todas ellas y parte de la región pélvica, que ha sido igualmente recortada con las mandíbulas dentadas y consumida. Las extremidades posteriores, normalmente en presas grandes, se arrancan y son transportadas por los mamíferos carroñeros u oportunistas (zorros, tejones etc.), a un lugar más seguro para ser devoradas tranquilamente.

sábado, 21 de mayo de 2011

Akis genei. (Solier, 1836)



Tiene la agilidad de un caballero armado de la edad media. Sus pasos, son lentos y desequilibrados debido a la armadura (exoesqueleto), cuya dureza , le protege de posibles enemigos, pero, le limita bastante los movimientos. Cuando acelera la marcha ante una amenaza, a veces por su torpeza, termina rodando por cualquier pendiente, pero su coraza, parece aguantarlo todo protegiendo sus órganos vitales perfectamente.
Este coleóptero de coloración negruzca, es terrestre, no tiene alas (áptero), por ello, sus élitros se han soldado entre si. Son muy ubicuos, encontrándose muy distribuidos por cualquier zona llana o rocosa y a cualquier hora del día. Son excelentes limpiadores de materia orgánica en descomposición (detritívoros), por lo que es fácil hallarlos en zonas donde anidan buitres, rastreando despojos o pequeños cadáveres con que alimentarse. En ocasiones se le ve alrededor de los hormigueros, tratando de arrebatar algún insecto, que por grande, no encaja bien en el orificio de la galería. La defensa agresiva de las hormigas de su trabajo y beneficio, consigue poner en fuga a este oportunista descarado.


Sistemática:

· Clase: Insecta
· Subclase: Holometabola

· Orden: Coleoptera

· Suborden: Polyphaga
· Infraorden: Cucujiformia
· Superfamilia: Tenebrionoidea

· Familia: Tenebrionidae

· Genero: Akis
· Especie: genei


La víctima en este caso es una esfinge del pino (Sphinx pinastri), y en la observación, percibí la prisa del escarabajo tratando de arrancar las alas a la mariposa nocturna, quizá, con la intención de desplazarla con mas comodidad a un lugar más seguro.


Este lepidóptero tiene una envergadura de 8 centímetros. Aparece de abril a septiembre en bosques de coníferas; la de la imagen, corresponde a un pinar de carrasco (Pinus halepensis). Permanece posada durante el día mimetizándose con la corteza de los troncos del pinar, pasando desapercibida gracias a su coloración discreta. Vive de junio a octubre, y la crisálida en ocasiones hiberna hasta dos veces.

martes, 17 de mayo de 2011

Hipocisto (Cystinus hypocistis)



En los primeros días de abril, una coqueta y llamativa planta emerge con carácter enérgico de las entrañas de la tierra, muchas veces, bajo una gran costra de tierra seca equilibrándose sobre ella. Es una planta perenne carente de órganos verdes. Su tallo, está densamente cubierto de escamas carnosas imbricadas (hojas); amarillas en la parte baja y rojizas en la parte superior que, contrastan notablemente con el amarillo vivo de las flores. A pesar de su pequeño tamaño, y una altura de unos 13 centímetros, su atractiva forma y color, no nos pasan desapercibidos en el monte. Aquí en Aragón, a esta planta de distribución mediterránea, se la conoce como “chupamieles o teticas”, al parecer, los que la han probado, dicen que tiene un cierto sabor a miel. Se la puede encontrar en jarales y romerales. Es parásita de cistáceas (parasita sus raíces): Cistus clusii, Cistus laurifolius, etc. (jaras de flor blanca). Florece de abril a mayo; fructificando de mayo a julio.



Medicinalmente tiene propiedades antidiarreicas y astringentes (seca y contrae los tejidos inflamados o supurantes).
Pius Font i Quer: botánico, farmacéutico y químico catalán, recomendaba la utilización de su zumo como refresco. Los ejemplares jóvenes de C. hypocistis se comen como los espárragos.



Sistemática

Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Orden: Malvales
Familia: Cytinaceae
Género: Cystinus
Especie: C. hypocistis

viernes, 13 de mayo de 2011

Lirios amarillos



En mayo, las márgenes del río Mesa en Calmarza, se visten con el amarillo deslumbrante del lirio de ribera (Iris pseudacorus). Los primeros rayos de sol son absorbidos por sus pétalos bilobulados, que se iluminan con un brillo sorprendente al captar toda la luz recibida.



Es una planta propia de zonas húmedas, riberas, canales, embalses y lagunas, siempre inundadas o en parte, y con suelos ricos en sustancias nutrientes. Evita los tramos de luz solar demasiado directa y se instala en zonas sombreadas o tamizadas. Mide entre 60 y 130 cm; se multiplica por rizoma formando grandes colonias y, semillas dispersas por el agua.




Como dato curioso; la capacidad de esta planta para absorber metales pesados, utilizada óptimamente como apoyo en el tratamiento de aguas. También, sus semillas se utilizan como sustituto del café.



Merece la pena soñar mientras se pasea por la orilla de cualquier masa de agua inundada de vida, inspirándose, con la fuerza visual de los lirios amarillos. Muy sugerente.

Sistemática


Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Liliopsida
Orden: Asparagales
Familia: Iridaceae
Subfamilia: Iridoideae
Tribu: Irideae
Género: Iris
Especie: I. pseudacorus

miércoles, 4 de mayo de 2011

Culebra de escalera: no le tengas miedo...




Esta Semana Santa en El Cañón del Río Mesa apenas salió el sol, y es natural en los animales ectotermos (de sangre fría) aprovechar el calor de cualquier lugar para calentarse y reactivarse. Desgraciadamente, el asfalto es uno de los espacios más fatídicos de concentración del calor, tan necesario para estos reptiles apodos que precisan optimizar su temperatura corporal. Los atropellos son el resultado de una mala costumbre, agravada por la mala conciencia de irracionales conductores sin escrúpulos.

Estos días atrás, una mujer paseaba tranquilamente cuando se detuvo horrorizada al ver un ejemplar de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) en el centro de la carretera; afortunadamente, poco transitada es esos momentos. La vi que gesticulaba, y a pesar de creerse que el ofidio estaba muerto se negaba a pasar por ese tramo de la calzada. También pensé lo mismo, que la culebra por su quietud estaba muerta, hasta que al acercarme reaccionó levemente. Un coche se acercaba a lo lejos y la empujé dirigiéndola hacia la cuneta para capturarla posteriormente y llevarla lejos, sobre la ladera del monte con suficiente protección y cobertura de matorral.
Cuando busqué con la mirada la presencia de la mujer, ésta había desaparecido. No me dio tiempo de comentarle la nula peligrosidad del alargado reptil a pesar de la apariencia agresiva. Mientras la apartaba del asfalto se erguía sobre su tercio anterior, amenazante, llegaba incluso, a morder la pernera del pantalón debido al acoso. Esta culebra tiene bastante “mal genio” pero no es venenosa, por eso sobreactúan; lo digo para aquellos que las temen aunque las respetan profundamente. Conocerlas un poco, ayuda a controlar su temor infundado.

Siempre que me es posible parar el automóvil, aparto, guardando la prudencia oportuna sobre el resto del tráfico, cualquier reptil que reposa vivo en la carretera.



Es uno de los ofidios más confiados, y ello, lo paga caro ante sus múltiples enemigos. Puede alcanzar los 160 cm de longitud. Es una gran trepadora de taludes, roca y arbustos para la búsqueda de pollos en los nidos, que complementa con las presas más habituales, los micromamíferos: ratones, topillos y musarañas. Muy crepuscular y nocturna en gran medida.


Al soltarla se deslizó algo parsimoniosa sobre mi pierna, y seguidamente, buscó refugio entre las piedras de un muro, sin prisa aparente se puso a salvo.


Tutorial de Javier Fernando Robayo Coral.
Año tras año, unos 50 trabajadores de la construcción resultan muertos por caídas de “escaleras”. Más de la mitad de las personas que resultan muertas son personas que estaban trabajando en las “escaleras”.
Por el contrario, ninguna persona ha resultado muerta por una culebra de “escalera”. Protégelas.